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OPINIÓN · 13 DICIEMBRE, 2022 05:30

¿Se viola la Constitución con el contrato con Chevron?

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Rafael Quiroz Serrano

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QUÉ CHÉVERE
QUÉ INDIGNANTE
QUÉ CHIMBO

Un aspecto interesante del regreso de Chevron a la actividad de producción en Venezuela es ceder a las otras empresas socias el control operacional, gerencial y de contratación de servicios. Para ello, el gobierno a través de su ministro de Petróleo anunció nuevos contratos con Chevron, sin que se conozcan sus detalles.

Para muchos versados en la materia petrolera, esto no es posible llevarlo a cabo en el marco de la vigente Ley Orgánica de Hidrocarburos, y seguramente podrían pedir una aclaratoria ante las instancias judiciales respectivas. Existe la duda si este contrato sería uno de asistencia técnica; o sea, un contrato por el cual Pdvsa, directa o indirectamente, traslada a Chevron el derecho a producir y exportar petróleo. Según el exprocurador del gobierno interino, José Ignacio Hernández, este contrato haría posible la aplicación de la licencia general M°41, pues sería Chevron quien asumiría la responsabilidad de producir y exportar petróleo en nombre de las Empresas Mixtas (EE.MM), asegurando con ello el cumplimiento de la licencia. Esto daría a Chevron control para asegurar el pago de la deuda que mantiene con Pvdsa. De esta manera, este contrato sería la pieza que falta para poder entender cómo funcionará en la práctica la licencia.

Esto pone en evidencia la falta de transparencia de la nueva licencia, que solo saca a la luz una parte de las operaciones que realizaría Chevron. Sin conocer si existe un nuevo contrato y cuáles son sus términos y condiciones, no puede analizarse debidamente la nueva licencia. Pero en todo caso, debe recordarse que un contrato como el descrito violaría flagrantemente la Constitución de la República (Artículos 12, 302, 303 y 311) y la Ley Orgánica de Hidrocarburos, pues Pvdsa no puede delegar, directa ni indirectamente, la producción de petróleo en empresas privadas.

El papel de Chevron

Pdvsa es el accionista mayoritario de las cuatro empresas mixtas donde participa Chevron. A la fecha, de estas cuatro empresas, solo PetroPiar, en la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO), y PetroBoscan, en el estado Zulia, están activas. En la segunda empresa, la producción está paralizada al acumularse una cantidad importante de crudo, que deberá descongestionarse antes de ser activada. Petropiar sí ha estado produciendo, específicamente, crudo Hamaca Blend para alimentar las refinerías nacionales y contribuir a las exportaciones. Las otras dos empresas donde participa Chevron son PetroIndependencia en la FPO y PetroIndependiente, en el estado Zulia. Adicionalmente, en la frontera marítima con Trinidad y Tobago tiene el 60% del campo de gas natural Loran.

Chevron tendría que importar diluente de EE UU para trasladar la producción de los pozos de la Faja hasta el mejorador, ya que la licencia no permite que emplee condensado iraní, el cual –hasta ahora- ha sido el soporte de la producción de extrapesado y que Pdvsa negocia intercambiándolo por crudo venezolano. La producción de las cuatro empresas mixtas donde participa Chevron se ubica actualmente en 50 MB/D, habiendo alcanzado un pico de 160 MB/D en 2018. Según Francisco Monaldi, investigador de Rice University, podría esperarse un moderado incremento a 100 MB/D en 2023 y a partir de allí se requeriría inversión; para ello, se supone que Chevron querrá ver ampliada su licencia o definitivamente suspendida, y tomaría dos años más subir la producción hasta alcanzar entre 200 y 220 MB/D en 2024/2025. Sin embargo, el presidente de la petrolera estadounidense Michel Wirth ha descartado una inversión importante hasta tanto no se liberen o amplíen los términos de la licencia.


Licencia 41

Chevron tiene que reparar equipos averiados, detener cortes de energía y solucionar problemas con oleoductos, volver a contratar a cientos de trabajadores y lidiar con amenazas a la seguridad física, incluidos los robos de gasolina. Operar con la nueva licencia de Chevron conlleva un riesgo considerable para la propia empresa, ya que está sujeta al cumplimiento de los compromisos adquiridos en México por el gobierno venezolano para que se realicen elecciones libres en Venezuela de cara a 2024 o antes. Todo ello genera pasos comedidos antes de aventurarse a movimientos más decididos que permitan levantar su incursión en los campos venezolanos.

Nadie invierte significativamente cuando está condicionado al cumplimiento de compromisos adquiridos por otros. Ha pasado antes, y muchas veces, que el gobierno no le importa desconocer lo acordado, retroceder y darle una patada a la mesa, antes que avanzar en la democratización cierta del país, y esto lo sabe Chevron.

La Licencia General de Venezuela (41) fue concedida por solo seis meses, y está sujeta a un escrutinio mensual vigilante del cumplimiento (monitoreo) de los compromisos políticos acordados en la mesa de negociaciones entre el gobierno de Maduro y la plataforma opositora. Y en el formato de tal cumplimiento no participa para nada la empresa Chevron. El gobierno sabe hasta la saciedad, que el día que garantice unas elecciones libres, democráticas, universales, directas y secretas, y donde participen todos los venezolanos, está totalmente perdido y no tendrá público ni para imponer la reina de Carnaval de Sabaneta (Barinas).


Chevron es lo que queda

Chevron queda –para algunos analistas- como la “gran” empresa que pueda ayudar a levantar a Pdvsa, ya que tanto China y Rusia han hecho mutis, y las otras empresas grandes como TotalEnergies, Equinor y hasta Rosneft, prefirieron ceder sus participaciones en las empresas mixtas, y algunas de ellas ya han demandado a la estatal petrolera venezolana en el exterior. Tan solo se mantienen activas ENI y Repsol, pero solo en la parte de Gas. 

Esta reactivación de Chevron pudiera convertirse en un punto de inflexión para la producción petrolera en Venezuela, y así detener, parcialmente, el deterioro imparable de Pdvsa hasta el punto que su producción, estancada desde hace meses entre 600 y 750 MB/D, se ha hecho cada vez más dependiente de la llegada de condensado iraní para medio sostener la producción de crudo extrapesado en la FPO. La producción nacional está hoy a niveles de hace 80 años y llegó en octubre a 717 MB/D, o a 679 MB/D, según fuentes secundarias.


La fiesta por la fantasía de la licencia a Chevron

La reanudación condicionada de lazos productivos con Chevron, y la expectativa que otras empresas, como Repsol y ENI, gocen de las mismas prerrogativas concedidas a la petrolera estadounidense ha llevado a que algunos analistas, incluyendo a economistas (no petroleros, por cierto), maximicen, glorifiquen y hagan especulaciones derivadas de meras lucubraciones o fantasías, en torno a expectativas de grandes inversiones y al aumento destacado de la producción petrolera venezolana.

En sus elogios paroxísticos dieron a entender que la Licencia 41 otorgada a Chevron representaba el relanzamiento de Pdvsa y el renacimiento petrolero de Venezuela, y que también alentaría –casi de inmediato- la reactivación económica de la industria petrolera nacional; y además se esperaría que más adelante atraiga inversiones suficientes para llevar la producción de manera sostenida por encima del millón, o dos millones, de barriles diarios. En fin, dejaron entrever que Chevron se convertiría en algo así como una especie de estrella polar del desarrollo petrolero venezolano; pero nada dijeron sobre las 30 empresas transnacionales que, de brazos cruzados, ya cohabitan en la FPO, y las otras 10 que se encuentran fuera de la misma Faja. Alguno de estos analistas se habrá preguntado, acaso, ¿por qué estas 40 empresas transnacionales petroleras (que ya están aquí) no acuden al clamor que constantemente hace el presidente desde Miraflores para que inviertan en los múltiples proyectos que reposan en los archivos de Pdvsa? O alguno de ellos sabrá qué pasó con “los 15 motores de la economía” que Maduro lanzó hace años con bombos y platillos desde su despacho, y que nos iban “a convertir en un país potencia del primer mundo”. Definitivamente que soñar no cuesta nada y la fantasía palaciega raya en fabulas y mitos que solo creen mentes ingenuas e incautas del ideal bolivariano.


Pdvsa en abandono

El estado de abandono de Pdvsa se mide por la cantidad que llegó a producir por encima de 3.6 MMB/D, a un cascarón totalmente dependiente de tecnología, crudos y derivados importados. Incluso no puede garantizar un flujo continuo de exportaciones debido a su inestable producción, amén de reclamos de compradores externos por cargamento con agua y otros componentes.

Según algunos analistas serios, Pdvsa requiere alrededor de 36% de dilución fraccional para producir crudos de la FPO, lo que ha llevado a una caída de la producción propia. Y esto, ha sido más grave aún en el derrumbe de la producción de crudo convencional en Occidente y Oriente. La porción importada es creciente acercándose a 35% de la producción, incluyendo condensados, crudos pesados, gasolinas y diésel. Un reciente cargamento de 2 MMB de condensado iraní permitirá que siga sosteniéndose la producción de crudo extrapesado pero al no ser constante este flujo de diluente, vuelven los altibajos.

Según Argus en la FPO la producción de noviembre fue de 445 MB/D, seguida por 172 MB/D en Oriente, 93,1 MB/D en Occidente y 5.34 MB/D en otros. Se espera que en Occidente la producción suba después de meses de declinación al reactivar Chevron a Petroboscan y en la Faja lo correspondiente a Petropiar.

Venezuela exportó el mes pasado 619.3 MB/D de crudo y combustible, 16% más versus octubre, promediando 620 MB/D en los meses transcurridos en 2022, por debajo de una medida equivalente en 2021. El reinicio de los mejoradores Petropiar y Sinovensa impulsó las ventas externas. El concurso de Chevron debería ayudar a subir un tanto las exportaciones del próximo mes de enero.

Quizás uno de los pocos atractivos para Venezuela de reanudar la relación productiva con Chevron pudiera esperarse en la parte fiscal, aunque la modificación de la licencia restringe, temporalmente, el flujo de ingresos que se percibe por pago de impuestos, dividendos y regalías, la cuantiosa deuda que se tiene con Chevron se reduciría, tal como se viene haciendo con ENI y Repsol. Además, los cargamentos que se pongan en EE UU a través de Chevron serían a valor de mercado, sin los ominosos descuentos que ha significado negociar con China, y hacerlo de manera furtiva. Más adelante, pudiera restablecerse las exportaciones a India, al aliviarse más las restricciones hasta ahora existentes por las sanciones; en su momento, India fue el principal comprador de petróleo de Venezuela.

Según Francisco Rodríguez, investigador venezolano de la Universidad de Denver, aunque Chevron tiene prohibido pagar impuestos o regalías al tesoro venezolano bajo la nueva licencia, las empresas conjuntas controladas por Pdvsa son las que realizarán dichos pagos, y de esa manera ingresarían al fisco nacional una cantidad de recursos, dependiendo del nivel de producción que se alcance, y de lo que se acuerde destinar para pago de las acreencias que se tienen con Chevron. Según Rodríguez, el gobierno estadounidense no tiene la autoridad ni el poder para impedir que los directorios de las empresas mixtas realicen los pagos de impuestos y regalías que están obligados a hacer de acuerdo con la ley venezolana.

La algarabía y fiesta que exageradamente algunos han pretendido hacer en torno a la licencia otorgada  a Chevron demuestra que aún no hemos remediado las patologías de la renta petrolera, que seguimos esperando más riquezas venidas del petróleo y que una nueva “bonanza” está a la vuelta de la esquina, y así nos convencemos que cada día más dependemos del petróleo, y de cuán dependientes y vulnerables somos aun de esta principal materia prima.

***

Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

Rafael Quiroz Serrano
Economista especializado en el área de petróleo, ensayista, profesor de Petróleo en pregrado y postgrado en FaCES/UCV (Jefe de Cátedra de Economía y Política Petroleras).

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Para muchos versados en la materia petrolera, esto no es posible llevarlo a cabo en el marco de la vigente Ley Orgánica de Hidrocarburos, y seguramente podrían pedir una aclaratoria ante las instancias judiciales respectivas. Existe la duda si este contrato sería uno de asistencia técnica; o sea, un contrato por el cual Pdvsa, directa o indirectamente, traslada a Chevron el derecho a producir y exportar petróleo. Según el exprocurador del gobierno interino, José Ignacio Hernández, este contrato haría posible la aplicación de la licencia general M°41, pues sería Chevron quien asumiría la responsabilidad de producir y exportar petróleo en nombre de las Empresas Mixtas (EE.MM), asegurando con ello el cumplimiento de la licencia. Esto daría a Chevron control para asegurar el pago de la deuda que mantiene con Pvdsa. De esta manera, este contrato sería la pieza que falta para poder entender cómo funcionará en la práctica la licencia.

Esto pone en evidencia la falta de transparencia de la nueva licencia, que solo saca a la luz una parte de las operaciones que realizaría Chevron. Sin conocer si existe un nuevo contrato y cuáles son sus términos y condiciones, no puede analizarse debidamente la nueva licencia. Pero en todo caso, debe recordarse que un contrato como el descrito violaría flagrantemente la Constitución de la República (Artículos 12, 302, 303 y 311) y la Ley Orgánica de Hidrocarburos, pues Pvdsa no puede delegar, directa ni indirectamente, la producción de petróleo en empresas privadas.

El papel de Chevron

Pdvsa es el accionista mayoritario de las cuatro empresas mixtas donde participa Chevron. A la fecha, de estas cuatro empresas, solo PetroPiar, en la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO), y PetroBoscan, en el estado Zulia, están activas. En la segunda empresa, la producción está paralizada al acumularse una cantidad importante de crudo, que deberá descongestionarse antes de ser activada. Petropiar sí ha estado produciendo, específicamente, crudo Hamaca Blend para alimentar las refinerías nacionales y contribuir a las exportaciones. Las otras dos empresas donde participa Chevron son PetroIndependencia en la FPO y PetroIndependiente, en el estado Zulia. Adicionalmente, en la frontera marítima con Trinidad y Tobago tiene el 60% del campo de gas natural Loran.

Chevron tendría que importar diluente de EE UU para trasladar la producción de los pozos de la Faja hasta el mejorador, ya que la licencia no permite que emplee condensado iraní, el cual –hasta ahora- ha sido el soporte de la producción de extrapesado y que Pdvsa negocia intercambiándolo por crudo venezolano. La producción de las cuatro empresas mixtas donde participa Chevron se ubica actualmente en 50 MB/D, habiendo alcanzado un pico de 160 MB/D en 2018. Según Francisco Monaldi, investigador de Rice University, podría esperarse un moderado incremento a 100 MB/D en 2023 y a partir de allí se requeriría inversión; para ello, se supone que Chevron querrá ver ampliada su licencia o definitivamente suspendida, y tomaría dos años más subir la producción hasta alcanzar entre 200 y 220 MB/D en 2024/2025. Sin embargo, el presidente de la petrolera estadounidense Michel Wirth ha descartado una inversión importante hasta tanto no se liberen o amplíen los términos de la licencia.


Licencia 41

Chevron tiene que reparar equipos averiados, detener cortes de energía y solucionar problemas con oleoductos, volver a contratar a cientos de trabajadores y lidiar con amenazas a la seguridad física, incluidos los robos de gasolina. Operar con la nueva licencia de Chevron conlleva un riesgo considerable para la propia empresa, ya que está sujeta al cumplimiento de los compromisos adquiridos en México por el gobierno venezolano para que se realicen elecciones libres en Venezuela de cara a 2024 o antes. Todo ello genera pasos comedidos antes de aventurarse a movimientos más decididos que permitan levantar su incursión en los campos venezolanos.

Nadie invierte significativamente cuando está condicionado al cumplimiento de compromisos adquiridos por otros. Ha pasado antes, y muchas veces, que el gobierno no le importa desconocer lo acordado, retroceder y darle una patada a la mesa, antes que avanzar en la democratización cierta del país, y esto lo sabe Chevron.

La Licencia General de Venezuela (41) fue concedida por solo seis meses, y está sujeta a un escrutinio mensual vigilante del cumplimiento (monitoreo) de los compromisos políticos acordados en la mesa de negociaciones entre el gobierno de Maduro y la plataforma opositora. Y en el formato de tal cumplimiento no participa para nada la empresa Chevron. El gobierno sabe hasta la saciedad, que el día que garantice unas elecciones libres, democráticas, universales, directas y secretas, y donde participen todos los venezolanos, está totalmente perdido y no tendrá público ni para imponer la reina de Carnaval de Sabaneta (Barinas).


Chevron es lo que queda

Chevron queda –para algunos analistas- como la “gran” empresa que pueda ayudar a levantar a Pdvsa, ya que tanto China y Rusia han hecho mutis, y las otras empresas grandes como TotalEnergies, Equinor y hasta Rosneft, prefirieron ceder sus participaciones en las empresas mixtas, y algunas de ellas ya han demandado a la estatal petrolera venezolana en el exterior. Tan solo se mantienen activas ENI y Repsol, pero solo en la parte de Gas. 

Esta reactivación de Chevron pudiera convertirse en un punto de inflexión para la producción petrolera en Venezuela, y así detener, parcialmente, el deterioro imparable de Pdvsa hasta el punto que su producción, estancada desde hace meses entre 600 y 750 MB/D, se ha hecho cada vez más dependiente de la llegada de condensado iraní para medio sostener la producción de crudo extrapesado en la FPO. La producción nacional está hoy a niveles de hace 80 años y llegó en octubre a 717 MB/D, o a 679 MB/D, según fuentes secundarias.


La fiesta por la fantasía de la licencia a Chevron

La reanudación condicionada de lazos productivos con Chevron, y la expectativa que otras empresas, como Repsol y ENI, gocen de las mismas prerrogativas concedidas a la petrolera estadounidense ha llevado a que algunos analistas, incluyendo a economistas (no petroleros, por cierto), maximicen, glorifiquen y hagan especulaciones derivadas de meras lucubraciones o fantasías, en torno a expectativas de grandes inversiones y al aumento destacado de la producción petrolera venezolana.

En sus elogios paroxísticos dieron a entender que la Licencia 41 otorgada a Chevron representaba el relanzamiento de Pdvsa y el renacimiento petrolero de Venezuela, y que también alentaría –casi de inmediato- la reactivación económica de la industria petrolera nacional; y además se esperaría que más adelante atraiga inversiones suficientes para llevar la producción de manera sostenida por encima del millón, o dos millones, de barriles diarios. En fin, dejaron entrever que Chevron se convertiría en algo así como una especie de estrella polar del desarrollo petrolero venezolano; pero nada dijeron sobre las 30 empresas transnacionales que, de brazos cruzados, ya cohabitan en la FPO, y las otras 10 que se encuentran fuera de la misma Faja. Alguno de estos analistas se habrá preguntado, acaso, ¿por qué estas 40 empresas transnacionales petroleras (que ya están aquí) no acuden al clamor que constantemente hace el presidente desde Miraflores para que inviertan en los múltiples proyectos que reposan en los archivos de Pdvsa? O alguno de ellos sabrá qué pasó con “los 15 motores de la economía” que Maduro lanzó hace años con bombos y platillos desde su despacho, y que nos iban “a convertir en un país potencia del primer mundo”. Definitivamente que soñar no cuesta nada y la fantasía palaciega raya en fabulas y mitos que solo creen mentes ingenuas e incautas del ideal bolivariano.


Pdvsa en abandono

El estado de abandono de Pdvsa se mide por la cantidad que llegó a producir por encima de 3.6 MMB/D, a un cascarón totalmente dependiente de tecnología, crudos y derivados importados. Incluso no puede garantizar un flujo continuo de exportaciones debido a su inestable producción, amén de reclamos de compradores externos por cargamento con agua y otros componentes.

Según algunos analistas serios, Pdvsa requiere alrededor de 36% de dilución fraccional para producir crudos de la FPO, lo que ha llevado a una caída de la producción propia. Y esto, ha sido más grave aún en el derrumbe de la producción de crudo convencional en Occidente y Oriente. La porción importada es creciente acercándose a 35% de la producción, incluyendo condensados, crudos pesados, gasolinas y diésel. Un reciente cargamento de 2 MMB de condensado iraní permitirá que siga sosteniéndose la producción de crudo extrapesado pero al no ser constante este flujo de diluente, vuelven los altibajos.

Según Argus en la FPO la producción de noviembre fue de 445 MB/D, seguida por 172 MB/D en Oriente, 93,1 MB/D en Occidente y 5.34 MB/D en otros. Se espera que en Occidente la producción suba después de meses de declinación al reactivar Chevron a Petroboscan y en la Faja lo correspondiente a Petropiar.

Venezuela exportó el mes pasado 619.3 MB/D de crudo y combustible, 16% más versus octubre, promediando 620 MB/D en los meses transcurridos en 2022, por debajo de una medida equivalente en 2021. El reinicio de los mejoradores Petropiar y Sinovensa impulsó las ventas externas. El concurso de Chevron debería ayudar a subir un tanto las exportaciones del próximo mes de enero.

Quizás uno de los pocos atractivos para Venezuela de reanudar la relación productiva con Chevron pudiera esperarse en la parte fiscal, aunque la modificación de la licencia restringe, temporalmente, el flujo de ingresos que se percibe por pago de impuestos, dividendos y regalías, la cuantiosa deuda que se tiene con Chevron se reduciría, tal como se viene haciendo con ENI y Repsol. Además, los cargamentos que se pongan en EE UU a través de Chevron serían a valor de mercado, sin los ominosos descuentos que ha significado negociar con China, y hacerlo de manera furtiva. Más adelante, pudiera restablecerse las exportaciones a India, al aliviarse más las restricciones hasta ahora existentes por las sanciones; en su momento, India fue el principal comprador de petróleo de Venezuela.

Según Francisco Rodríguez, investigador venezolano de la Universidad de Denver, aunque Chevron tiene prohibido pagar impuestos o regalías al tesoro venezolano bajo la nueva licencia, las empresas conjuntas controladas por Pdvsa son las que realizarán dichos pagos, y de esa manera ingresarían al fisco nacional una cantidad de recursos, dependiendo del nivel de producción que se alcance, y de lo que se acuerde destinar para pago de las acreencias que se tienen con Chevron. Según Rodríguez, el gobierno estadounidense no tiene la autoridad ni el poder para impedir que los directorios de las empresas mixtas realicen los pagos de impuestos y regalías que están obligados a hacer de acuerdo con la ley venezolana.

La algarabía y fiesta que exageradamente algunos han pretendido hacer en torno a la licencia otorgada  a Chevron demuestra que aún no hemos remediado las patologías de la renta petrolera, que seguimos esperando más riquezas venidas del petróleo y que una nueva “bonanza” está a la vuelta de la esquina, y así nos convencemos que cada día más dependemos del petróleo, y de cuán dependientes y vulnerables somos aun de esta principal materia prima.

***

Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

Rafael Quiroz Serrano
Economista especializado en el área de petróleo, ensayista, profesor de Petróleo en pregrado y postgrado en FaCES/UCV (Jefe de Cátedra de Economía y Política Petroleras).

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QUÉ CHÉVERE

QUÉ INDIGNANTE

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OPINIÓN · 11 DICIEMBRE, 2022 06:30

El país de las señales