Turquía va a elecciones este domingo en un clima político, económico y social bastante complejo. Si a eso le añadimos su ubicación estratégica y el rol que ha cumplido en el conflicto en Ucrania, tendremos un verdadero cocktail que atrae el interés del mundo entero a propósito de la geopolítica y geoestrategia global. Este país se extiende desde la Europa oriental hasta el Asia occidental constituyéndose en una especia de pivot o bisagra de enorme importancia para las relaciones políticas del orden mundial.
Estas elecciones han sido catalogadas como las «más trascendentales» en las últimas décadas y marcan la posibilidad que el presidente en funciones, Recep Tayyip Erdogan, pueda ser derrotado luego de 20 años en el poder. Temas como la gestión de los terremotos que sufriera el país, la elevada inflación y la propia salud del mandatario han sido elementos que han facilitado el crecimiento del candidato rival que es respaldado por las diferentes organizaciones de oposición que hacen vida activa en territorio turco. Kemal Kilicdaroglu ha logrado aglutinar fuerzas en distintos ámbitos que lo han perfilado muy bien en las encuestas de opinión pública previas a los comicios.
Si ninguno de los candidatos obtiene el 50 por ciento de los votos en primera vuelta, el día 28 de mayo se celebraría una segunda vuelta. Los sondeos indicaban al principio una diferencia importante en favor del candidato de oposición, pero en las últimas semanas las diferencias se han achicado y todo hace suponer que el resultado en todo caso, será cerrado. Ante este panorama, las alarmas están encendidas particularmente en Europa, ante la posible inestabilidad política que pueda generarse en caso de un resultado que sea desconocido por alguno de los contrincantes.
En juego está también la cercanía geopolítica con Putin o con Europa. Erdogan, aun siendo Turquía miembro de la OTAN, se ha movido con mucha cautela en el conflicto y ha mantenido un relacionamiento permanente con Rusia que ha permitido, incluso, gestionar difíciles acuerdos para la comercialización del trigo ucraniano en medio del conflicto bélico. Su posición ha sido vista como ambigua por Occidente mientras que una eventual victoria de Kemal pudiera ser vista como un alineamiento más hacia Europa. Semejante situación hace demasiado crucial para los intereses geopolíticos el resultado de esta elección.
La dependencia del gas ruso también sigue siendo un factor extremadamente importante en la combinación de elementos que se mueven en esta elección. Y adicionalmente, la adhesión de Suecia a la alianza atlántica pasa por la aprobación de Turquía que bajo el mandato actual de Erdogan ha impedido su concreción. Se juega demasiado en esta elección. Hasta el nombre de Venezuela figura en la misma por las estrechas relaciones económicas y comerciales que se han gestado entre Nicolás Maduro y Tayyip Erdogan en los últimos años. Definitivamente Turquía, desde donde se gestó el imperio Otomano que tuvo gran incidencia hasta la Primera Guerra Mundial, es un pivot de la geopolítica global de estos días. El resultado de sus elecciones este 12 de mayo va a ser crucial en el proceso de cambio que está viviendo el equilibrio mundial.
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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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Si ninguno de los candidatos obtiene el 50 por ciento de los votos en primera vuelta, el día 28 de mayo se celebraría una segunda vuelta. Los sondeos indicaban al principio una diferencia importante en favor del candidato de oposición, pero en las últimas semanas las diferencias se han achicado y todo hace suponer que el resultado en todo caso, será cerrado. Ante este panorama, las alarmas están encendidas particularmente en Europa, ante la posible inestabilidad política que pueda generarse en caso de un resultado que sea desconocido por alguno de los contrincantes.
En juego está también la cercanía geopolítica con Putin o con Europa. Erdogan, aun siendo Turquía miembro de la OTAN, se ha movido con mucha cautela en el conflicto y ha mantenido un relacionamiento permanente con Rusia que ha permitido, incluso, gestionar difíciles acuerdos para la comercialización del trigo ucraniano en medio del conflicto bélico. Su posición ha sido vista como ambigua por Occidente mientras que una eventual victoria de Kemal pudiera ser vista como un alineamiento más hacia Europa. Semejante situación hace demasiado crucial para los intereses geopolíticos el resultado de esta elección.
La dependencia del gas ruso también sigue siendo un factor extremadamente importante en la combinación de elementos que se mueven en esta elección. Y adicionalmente, la adhesión de Suecia a la alianza atlántica pasa por la aprobación de Turquía que bajo el mandato actual de Erdogan ha impedido su concreción. Se juega demasiado en esta elección. Hasta el nombre de Venezuela figura en la misma por las estrechas relaciones económicas y comerciales que se han gestado entre Nicolás Maduro y Tayyip Erdogan en los últimos años. Definitivamente Turquía, desde donde se gestó el imperio Otomano que tuvo gran incidencia hasta la Primera Guerra Mundial, es un pivot de la geopolítica global de estos días. El resultado de sus elecciones este 12 de mayo va a ser crucial en el proceso de cambio que está viviendo el equilibrio mundial.
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