“Ante cualquier circunstancia o invento imperialista oligárquico calma y cordura, máximo unión y movilización cívico militar que el equipo gana y vamos a ganar, por las buenas o por las malas, vamos a ganar (…) está dicho, no digo más, a buen entendedor…”, exclamó el gobernante, Nicolás Maduro, ante simpatizantes que marcharon en Caracas para conmemorar el intento de golpe de Estado del 4 de febrero de 1992.
La advertencia del gobernante complementa los movimientos del poder político en Venezuela, a través del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), la Asamblea Nacional (AN) de 2020 y el Ministerio Público, con la inhabilitación contra la ganadora de las primarias opositoras, María Corina Machado, la convocatoria a una consulta para proponer un cronograma de las presidenciales al Consejo Nacional Electoral (CNE) e investigaciones penales contra disidentes políticos.
Esto último en respuesta a la decisión de Estados Unidos de reimponer sanciones que había flexibilizado en las áreas petroleras y gasíferas a partir del 18 de abril, debido a la medida contra la dirigente de Vente Venezuela.
También, el lanzamiento previo del plan cívico militar y policial “Furia Bolivariana” para “combatir” todo aquello que se considere es un intento conspirativo para derrocar el gobierno, contra la “oligarquía apátrida”. El 15 de enero, Maduro denunció ante la AN de 2020 cinco supuestos planes para desplazarlo del poder por la vía violenta, detectados, según relató, entre mayo y diciembre de 2023.
«(Maduro) Sabe que su base de apoyo es cada vez más pequeña e ir a elecciones libres implica la posibilidad de perder el poder, por eso rompe con la vía electoral al negar a María Corina Machado poder competir. No se siente seguro para ir a elecciones libres, dice que ganará por las buenas o por las malas y esas palabras, las malas, borran lo bueno y omite que las elecciones se ganan con votos», sostuvo la analista político e investigadora social, Mirla Pérez.
En declaraciones a Efecto Cocuyo, la integrante del Centro de Investigaciones Populares prevé que el discurso plagado de amenazas no solo de Maduro sino en general de los voceros del chavismo, se profundizará a medida que se acerquen las elecciones presidenciales, cuya fecha no ha fijado en el CNE.
Pérez estima que será lo que prive por encima de promesas sociales que el gobierno nacional está consciente de no poder cumplir, como la de mejores salarios. El objetivo, subrayó, es generar la sensación de que son invencibles, sembrar miedo y generar abstención en el electorado opositor.
“El discurso cada vez será más violento pero eso no mueve votos a favor, los pocos votos que van a sacar vendrán de sus estructuras de base, comunales, pero pudiera revertirse porque en las primarias se observó un desafío de las comunidades a esas estructuras, hubo gente que dijo: quítame el bono pero yo voy a salir a votar porque quiero un cambio”, advirtió.
Del dicho al hecho
“En este país, quien decide es el pueblo. Ellos se presentan después de pedir sanciones, bloqueo e inclusive invasiones contra su propio pueblo. Les voy a decir algo que tengo tiempo diciendo: ni por las buenas, ni por las malas nos vamos de acá nosotros”, ha declarado el primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv). Diosdado Cabello, incontables veces, palabras que Maduro ha hecho suyas.
El consultor político, Luis Peche Arteaga, coincidió en que la intención principal del gobierno de Maduro es desmotivar la expectativa de cambio que generaron las primarias del 22 de octubre y que a su juicio, sigue creciendo y encarna la figura de María Corina Machado.
Para el también experto en marketing político, lo que preocupa es hasta qué punto está dispuesto a llegar el poder político en Miraflores y convertir las “amenazas” en acciones.
Parte de esto fueron las agresiones físicas que sufrieron miembros de Vente Venezuela durante un acto de Machado en Charallave, estado Miranda, este miércoles 7 de febrero y la posible decisión de convocar las presidenciales de manera apresurada y sin garantías democráticas.
«Es fundamental entender todo esto en varias dimensiones. En términos de acciones como lo publicado por el TSJ con una sentencia contra María Corina Machado, inhabilitándola, acompañado de actos de represión contra su entorno, episodios de violencia como el de Charallave y esa promesa de la furia bolivariana como una amenaza de decir: nosotros no nos vamos por las buenas. Hay que ver hasta qué punto va a llegar Maduro con esta estrategia, por los momentos apunta a desmotivar al electorado”, señaló.
¿El miedo consigue votos?
“Es tiempo que vayan a aprendiendo, que respeten y si no respetan nosotros tenemos que estar listos para hacer que nos respeten, en la calle, con el pueblo, en unión cívico militar”, dijo también Maduro el pasado domingo 4 de febrero, cuando aludió directamente a los (Leopoldo) López, los (Henrique) Capriles, los (Antonio) Ledezma y los (María Corina) Machado como esos «apellidos» que quieren tomar el poder en Venezuela y a los que hay que combatir.
Acto seguido aseguró que las condiciones de vida de la gente mejorarán con la continuación de la política de grandes misiones, como la recién lanzada Venezuela Joven para atender a poco más de 5 millones de jóvenes, que a su juicio, son los «más golpeados» por las sanciones internacionales, con programas para adquirir viviendas construidas por el gobierno, entre otros planes.
Además, la misión Venezuela Mujer dirigida principalmente, según dijo, a madres solteras que no cuentan con un techo propio para sus hijos. Le sumará próximamente (5 de marzo) la “misión justicia social e igualdad” para incluir a la población más necesitada como la de los adultos mayores.
El anuncio de un mejor salario para los trabajadores de la administración pública, así como el monto que perciben jubilados y pensionados, aún no se concreta. El Ejecutivo se escuda en la falta de recursos debido a las sanciones internacionales, mientras sigue con su política de bonos a través del Sistema Patria sin incidencia salarial.
«El malestar social es tan grande que ya la gente no compra el discurso del miedo, de la amenaza, eso no la moverá a votar por ellos. Incluso si el gobierno logra mejorar algunos incentivos sociales como el Clap. No importa si llega carne, igual no hay seguridad alimentaria, no aumentan salarios y la familia está fragmentada por la migración. Ellos saben que no tienen posibilidad de mover más votos porque esa conexión social se rompió, por eso les queda la amenaza y la coacción a través de la furia bolivariana y los colectivos que están otra vez más activos», añadió Pérez.
Ambos analistas afirmaron que el chavism depende más de la abstención que del voto de sus partidarios, es por ello que se concentra en “maniobras” institucionales vía TSJ, AN de 2020 y CNE para organizar elecciones sin garantías democráticas e impedir competir a la aspirante a la Presidencia con mayor apoyo popular en la actualidad como lo es Machado para luego bajar líneas de movilización electoral a las bases rojas.
Aún se esperan efectos del acuerdo de Barbados, la negociación con Estados Unidos y de la presión de otros bloques como la Unión Europea.