Acarigua.- Las vías de acceso al municipio Turén, donde se residencian los tres primeros casos de COVID-19 y el cuarto paciente de Portuguesa, están tomadas por la fuerza pública, como fue decretado el martes 21 de abril por el gobernador del estado, Rafael Calles.
Los habitantes están totalmente confinados y solo se les permite la salida de sus hogares para comprar alimentos o medicinas. La policía municipal hace varias rondas al día para corroborar que no haya aglomeraciones ni personas circulando o en las esquinas de las barriadas. Al menos así se cumple en la población de Villa Bruzual, capital de esta jurisdicción.
Tres anillos de seguridad refuerzan la medida en las vías de acceso. Uno se ubica en la Aldea Universitaria, vía a la población de la Misión, lugar de residencias de la familia contagiada (madre, padre e hijo).
Otro anillo se ha dispuesto dentro de este sector, entrada y salida, en la parroquia Canelones; y un último en la entrada de Villa Bruzual, desde donde, además, se han hecho jornadas de desinfección.
Funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y del Estado, así como de la Guardia Nacional y de la Milicia Bolivariana, están a cargo de estos anillos. También se mantienen puntos de controles en la vía hacia el municipio Santa Rosalía, lo cual limita el acceso de miembros de la población de El Playón que viajan hasta Villa Bruzual para comprar alimentos.
Según la presidenta de la Cámara de Comercio de los municipios Turén y Esteller, Cristina González, a los expendios de alimentos y a las farmacias de Villa Bruzual asisten habitantes de las zonas rurales de estos tres municipios del eje agrícola de Portuguesa.
Por otra parte, el gremio de comerciantes le propuso a la Alcaldía distintas medidas para promover los protocolos sanitarios y evitar que se siga propagando el nuevo coronavirus en la localidad. Entre las acciones que plantea el gremio está que las personas puedan realizar las compras según los terminales de cédula.
«A Turén no hay despacho de otros productos que no sean alimentos y medicinas. La circulación de personas aquí dentro de la jurisdicción está restringida y ya a partir del mediodía las calles se observan solas» detalló González.
El transporte público para la población de El Playón, en el municipio Santa Rosalía, es nulo por la escasez de gasolina, debido a lo cual muchos llegan y se van de Turén en cola; sin embargo, todo ha cambiado a partir del cierre de las vías de acceso.
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«Tampoco hay transporte para que las personas del campo lleguen a hacer sus compras, así que la afluencia ha bajado un poco», comentó González, quien aseguró que antes de la pandemia y la cuarentena obligatoria decretada en el territorio nacional, la actividad comercial en el municipio Santa Rosalía había descendido a un 20%.
Las restricciones de circulación hacia Turén no solo ha afectado a quienes acuden de otros municipios a abastecerse en su capital, sino también a los productores agrícolas y pecuarios, pues gran parte de las unidades de producción se ubican en este municipio y para llegar a ellas hay que atravesarlo.
Desde el miércoles 22 de abril, en la entrada de Villa Bruzual los agricultores difunden a través de redes sociales videos en los que muestran que son devueltos en las alcabalas impuestas en Turén.
Respecto a la situación, el presidente de Fedecámaras en Portuguesa y dirigente agrícola de la zona, Osman Quero Pérez, precisó que no permitir a los productores llegar a sus fincas agravará más la situación que enfrenta la agricultura regional y nacional.
«Por la escasez de combustible, que ya es traumático todo lo que ha generado, los productores estamos yendo a las fincas una vez a la semana, en el mejor de los casos. Si se nos restringe aún más la situación y solo se nos permite circular hasta cierta hora, no nos dará tiempo de hacer todo lo que no hemos hecho en una semana», expresó el dirigente.
Quero manifestó que a menos de 15 días del inicio formal de la siembra de invierno, en este caso de maíz, los agricultores deben supervisar todas las labores, y los primeros 60 días son fundamentales para que la cosecha llegue a feliz término.
«No se trata solo de preparar el terreno, viajar a llevar a los obreros, resolver el tema de conseguir los repuestos, sino que también se trata del control de la plaga, que puede acabar en un par de días con la siembra, y eso es una actividad que siempre ha estado supervisada por los propios agricultores», explicó el líder gremial.
En este caso, los agricultores han solicitado a las autoridades regionales establecer mecanismos para que se les permita operar sin restricciones, pero no se ha conseguido una respuesta.
Para conocer la versión oficial, El Pitazo intentó contactar al alcalde de esta jurisdicción, Onofrio Cavallo, pero se negó a dar declaraciones.
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