Por: César Batiz
Estamos a una semana del lunes siguiente de nuestra historia. El 29 de julio será distinto, no solo porque el tiempo, ese que hay que romper para analizar, como dice el artista Miguel Genova con sus collages de Collected Times, es distinto en 1999 al de 2024, sino porque los venezolanos, en 25 años, cambiamos.
Ocurrió una metamorfosis que se expresa, entre tantas otras señales, en el deseo de los ciudadanos por poner en otras manos la conducción del país, pero sobre todo en la demostración de que los venezolanos superaron el umbral del miedo.
Hace dos semanas una amiga y compañera de trabajo me contó que la detuvo un policía porque no llevaba el cinturón de seguridad. En un país donde no se respeta ninguna señal de tránsito era evidente que la intención no era precisamente advertirle del cumplimiento de las obligaciones como conductora. El funcionario quería plata.
Claro que logró su cometido, pero en unos pocos segundos la historia tomó otro rumbo, uno que llevó a mi amiga incluso a pensar que le había dado poco al policía.
-¿Dónde trabaja usted?
-Soy periodista y trabajo en El Pitazo
-Yo lo leo y me gusta. Hacen buen trabajo… Señora, esto va a cambiar. Vamos a ganar.
-¿Quién va a ganar?, preguntó mi amiga tan sorprendida como una gata cuando es descubierta arañando los muebles de la sala.
-Nosotros. María Corina y Edmundo. Esto no puede seguir. Los policías ganamos 30 dólares. Yo soy de otro estado y me trasladaron aquí sin pagarme mucho más. Ellos tienen que irse y no valdrán las trampas que intenten hacernos.
Mi amiga lo bendijo. Le dijo que tenía ganas de abrazarlo. A esta altura entenderás el porqué quería darle más dinero. Comprenderán que los ojos se le alborotaron de lágrimas. Lloró por la esperanza y anhelo de ese policía, por el de ella y de otros millones de venezolanos.
El oficialismo sabe que los venezolanos superaron el umbral del miedo. Lo ven en cada gira de María Corina Machado. En los mítines de Edmundo González. Queda claro en la acción de cada dueño de restaurante, hotel, vehículo o sonido que apoya la campaña a pesar del cierre de negocios, confiscaciones de propiedades y detenciones arbitrarias.El madurismo sabe que ya perdió la calle, el respeto y no mete suficiente miedo.
Por eso la operación miedo que hemos visto en estos días. Vandalización de los vehículos que trasladan a María Corina, invocación a una guerra de clases, advertencias del derramamiento de sangre si ocurre un resultado adverso al oficialismo y más detenciones, muchas más detenciones: iban 71 en el periodo de campaña hasta la semana pasada.
La peor señal para el oficialismo. Las amenazas de quitar la caja CLAP y los bonos tiene algún efecto en aquellos que decidieron votar en contra de Maduro en nombre de ellos mismos y de los cerca de tres millones que estamos fuera de Venezuela sin poder ejercer el sufragio. Ya sus amenazas dejaron de funcionar.
El lunes 29 amaneceremos con un país distinto. De esto estoy seguro. Incluso si tardan en anunciar los resultados o emiten un boletín irreversible que evidencie la trampa a favor de Maduro, pues ese día sigue un proceso que comenzó cuando la oposición tomó la decisión de realizar la primaria en abril de 2022, una línea de tiempo que no concluirá hasta lograr la transición a la democracia.
Por ahora, pidamos paz en las negociaciones y en las decisiones, paz para Venezuela.
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