OPINIÓN| Cuentos de la bóveda del BCV

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Foto: Archivo/Cortesía Panorama

Fuentes nacionales e internacionales aseguran que el gobierno de Nicolás Maduro se sostiene con el oro, riqueza de todos los venezolanos, extraído con un alto costo ecológico y de vidas humanas, que sirve para obtener euros frescos que se convierten en instrumentos para pagar favores políticos, como lo denunció en su momento el diputado larense Teodoro Campos.

Desde que el ministro de Industria y Comercio, Tareck El Aissami, ejecutó la Operación Manos de Metal, por la cual quitaron el control a comerciantes acusados de contrabandistas de oro en Ciudad Guayana y Santa Elena de Uairén, quienes actuaban al amparo de miembros de la jerarquía militar y política oficialista, el gobierno de Maduro -léase bien, digo el gobierno, no el Estado- recuperó terreno en la explotación del oro. Claro está, para ello fue necesario también darle participación al ELN, que se encargó de reprimir a fuego y sangre a los pranes que manejaban las minas.

Ahora, insisto que fue el gobierno de Maduro el que tomó el control, no para el Estado, no para el disfrute de todos los venezolanos, sino para negocios del entorno oficialista, como lo denunció en sus primeras declaraciones públicas el exdirector del Sebin, el general Christopher Figuera, quien acusó a Nicolás Maduro Guerra (Nicolasito) de manejar ese negocio junto a otras personas muy allegadas a él.

Reportajes como Fuga del oro venezolano: la ruta de un saqueo oficial, de las colegas Lisseth Boon y Lorena Meléndez, periodistas de Runrunres; y la crónica El secreto acuerdo del oro que mantiene a flote a Venezuela, de Patricia Laya y Mike Smith, miembros del equipo de Bloomberg, dan detalles muy concretos de la explotación y contrabando, así como de los acuerdos con Turquía para aprovechar esta riqueza que es de todos los venezolanos.

Sin embargo, no se ha profundizado en indagar acerca de lo que ocurre en el Banco Central de Venezuela (BCV) cada vez que a los trabajadores de esa institución los envían a un descanso forzoso, con pago de salarios y bono de alimentación.

Un trabajador del BCV contó que el 4 de julio de este año los enviaron durante nueve días de descanso. El mismo hecho ocurrió hace un mes y medio, aproximadamente. En esa ocasión fueron 15 días de obligatorio asueto. La fuente indica que en ambas ocasiones, sobre todo en la segunda, en la bóveda del BCV quedaron menos lingotes de oro.

A ello debemos agregar que los custodios, los funcionarios de seguridad, dicen que en las madrugadas ingresan vehículos con los vidrios oscuros a la sede del BCV. Ni los vigilantes saben qué hacen allá dentro.

¿Quién puede investigar? La respuesta no es clara debido a la desinstitucionalización del país, pero los venezolanos necesitamos que nos aclaren qué ocurre en el BCV cuando mandan al personal de descanso o con esos vehículos que llegan de madrugada. 

¿Tendrá esto alguna relación con el contrabando de oro? ¿Guardará relación con la captura en Florida de dos venezolanos con 5 millones de dólares en oro? ¿Era esto a lo que se refería el exdirector del Sebin al denunciar mafias del oro en el gobierno de Maduro? Son preguntas que merecen ser respondidas.


César Batiz, director de El Pitazo

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