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Maturín.- Al menos 600 trabajadores de Maderas del Orinoco se quedaron sin transporte para llegar hasta la empresa, ubicada en la zona sur del estado Monagas, en los límites con el estado Bolívar. La denuncia fue hecha este miércoles, 17 de junio, por el vocero de los empleados, Alexander Jiménez, quien aseguró en rueda de prensa que se trata de una decisión de la directiva, a quien además acusa de querer forzar la renuncia de esa cantidad de personas.
Los afectados residen en los municipios Libertador y Sotillo; se trata de un beneficio que les fue retirado cuando comenzó la cuarentena por la pandemia del coronavirus. “Estamos viendo como la directiva sigue empeñada en acabar con la masa laboral y eso se ve reflejado en la prohibición del transporte a los empleados de la empresa que viven en Monagas, ahora únicamente irán a trabajar los compañeros que son de San Félix y de Puerto Ordaz, en el estado Bolívar", indicó.
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Jiménez explicó que la situación de la empresa y el reenganche de los 1.200 trabajadores despedidos, sin ningún tipo de justificativo, se venía conversando en una mesa de diálogo junto a la gobernadora Yelitza Santaella y una comisión de diputados del Consejo Legislativo del estado Monagas, pero el coronavirus frenó las discusiones. Ahora, con la decisión de la directiva, los empleados quieren que se vuelva a instalar porque se siguen violando su derecho al trabajo.
La masa laboral aún espera que se les cancelen las deudas pendientes, se restituya el seguro de hospitalización, cirugía y maternidad, y que se investigue lo que ocurre dentro de Maderas del Orinoco, pues a su juicio es objeto de un desmantelamiento. “La producción está afectada y no hay reforestación. Están sacando la madera de forma clandestina. El 10 de junio debieron comenzar la replantación y no lo han hecho porque no tienen ni vehículos ni maquinarias para hacerlo", advirtió Jiménez.
Maderas del Orinoco es la empresa nacional encargada de la explotación de Uverito, considerado como el bosque artificial de pino caribe más grande del mundo sembrado por el hombre. Este 2020, se cumplen cuatro años desde la última vez que la compañía, antes CGV Proforca, plantó árboles, cuyas reservas no solo se han acabado por la explotación sino también por los incendios forestales, que para finales de 2019 habían consumido unas 200.000 hectáreas de las 600.000 que las componen.
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