Caracas.- Elida Meinhardt y Henry González habitan en la UD7 de la parroquia Caricuao, con tres hijos que mantener. Ambos quedaron desempleados en esta pandemia, por lo que decidieron probar a vender helados en su pasillo. Al ver que la idea tuvo buena acogida, hoy confiesan a El Pitazo que gracias a esta experiencia están apostando por hacer un emprendimiento con todos los papeles después de que pase la cuarentena.
«De verdad no fue fácil vernos los dos desempleados y con tres niños que alimentar. Henry es Chef y me propuso vender helados tipo tetas, ya que es una opción que no reviste muchas pérdidas, y la verdad fue así; gracias a Dios tenemos hasta vendedores en otras zonas de Caracas», relató orgullosa Elida Meinhardt.
Meinhardt comentó que cuando trabajaban una buena parte del dinero se les iba en pasajes. Ahora son sus propios jefes y pueden ver a sus hijos porque se la pasan en la casa haciendo los helados. «Mi esposo creó sabores combinados y una línea para adultos llamada cocteles, con sabor a ponche crema, mojito y piña colada», detalló la vecina.
A esta familia la pandemia le ha servido para comprobar que sí se puede emprender desde el hogar; explicaron que no ha sido fácil, pero tampoco imposible. Destacaron que la constancia es primordial cuando se emprende desde el hogar. «No se puede dejar de intentarlo porque al primer día solo se vendieron cuatro helados; hay que seguir apostando, usar las redes sociales para dar a conocer el producto, tener fe en el producto que se vende», agregó Meinhardt.
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Abierto hasta las 10 pm
Julio Casanova vive en la planta baja de su edificio, ubicado en el sector Ruiz Pineda de Caricuao. Con la llegada de la pandemia, le comentó a su padre que muchas personas después de llegar del trabajo se quedaban sin comprar porque muchos comercios estaban cerrados: «Le dije a mi papá: ‘¿Y si colocamos un espacio tipo bodega para que los vecinos puedan comprar parte de las cosas que necesitan?’. La idea le pareció buena, así que hasta las 10:00 pm atendemos tanto en casa como en nuestras redes los pedidos».
Casanova dijo que le gusta esta idea porque ayuda a muchos vecinos y comentó que los precios de sus productos los da conocer por los grupos de Whatsapp que tiene en el bloque 13 de la UD7 donde habita. «Estamos organizados; allí tenemos la condición de no hablar de política. Es un grupo para que los vecinos vean lo que se oferta».
Julio agregó que tiene varios amigos en Catia que están vendiendo productos alimenticios, cigarrillos y refrescos en sus casas. Considera que todo tiene solución, solo que hay que buscarle la «vuelta y ponerse a trabajar«. «Pasa trabajo aquel al que solo le gusta que le regalen las cosas. No podemos paralizarnos, dejar de producir por el coronavirus», sostuvo.
Ana Elisa Martínez vive en el sector de Puerta Verde de la parroquia Macarao. Comentó que gracias a que su esposo le dio por invertir en la compra de panes y así logra conseguir efectivo para los pasajes de todos. Igual lo hace Jannet Rocca, habitante de la terraza B central de la UD2 de Caricuao, quien al llegar la pandemia se puso a vender helados en su casa.
«Me gusta que con los helados puedo tener efectivo y resolver muchas cosas. A la gente le gustan los helados; con la cuarentena están consumiendo más. Me compran más, ya que se la pasan en sus casas», comentó Rocca a El Pitazo en la Calle.
Masajes y tratamiento para el cabello
A lo largo de esta pandemia, en hogares ubicados en casas o apartamentos de zonas populares de Caracas, existen familias que se organizan para ofrecer servicios de belleza y relajación corporal, como es el caso de Marlene Hidalgo, habitante de la UD2 de la populosa parroquia de Caricuao.
La vecina explicó que el paso de colocar un mini spa de relajación y atención para personas con pie diabético lo dio después de renunciar a su trabajo con la llegada del coronavirus. «Con mi esposo, que es fisioterapeuta, decidimos en nuestra casa acondicionar un espacio para ayudar a nuestros vecinos con masajes anti-estrés, reductores; contamos hasta con una silla de relajación. Yo atiendo casos de vecinos con pies enfermos; cuidamos las medidas sanitarias», dijo.
Marlene Hidalgo recomendó a las personas que están desempleadas en sus hogares apostar a sus conocimientos. Dijo que es necesario identificar en qué son buenos para ofrecer sus servicios a la comunidad desde sus casas. «Creo que el impulso mayor lo hace la necesidad; por ello, podemos ver en Caricuao ventas de todo tipo de tortas, pizzas, hamburguesas, vecinos creando por las redes sociales… Creo que este revuelo de sobrevivir causado por esta pandemia nos está enseñando a todos».
«Animarnos con una buena presencia»
La joven Gabriela Salvatierra sueña con tener después de la cuarentena su propia peluquería, en donde pueda aplicar todos sus conocimientos sobre tintes y tratamientos de belleza para el cabello. Con todos sus instrumentos de trabajo realiza, a sus vecinas y nuevas clientas, cirugía capilar, así como peinados y colocación de tintes.
Se confiesa una enamorada de esta profesión y no la ve como un trabajo sino como un hobby que le deja dinero. Celebra que gracias a sus conocimientos puede ayudar a que muchas chicas y mujeres se puedan ver y sentir bellas y presentables aún con la pandemia.
«Creo siempre que la buena presencia ayuda mucho y sobre todo nos anima a hacer las cosas con una actitud positiva. Es ilógico pensar que porque estamos en cuarentena tenemos que estar despeinadas, abandonadas; tenemos que rescatar la actitud de estar bellas y presentables para desenvolvernos mejor en todo lo que hacemos. Por eso ofrezco ofertas y promociones a todas mis clientas», relató.
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