La condena internacional a la coalición de Maduro por el desconocimiento de la voluntad popular mediante un fraude electoral, así como el exilio del presidente electo, Edmundo González Urrutia, marcan dos meses de crisis política en Venezuela

El panorama político en Venezuela, 60 días después de la elección presidencial del 28 de julio, está lejos de la estabilidad a la que aspira el gobernante Nicolás Maduro, tras la derrota electoral que reflejan las actas de escrutinio recopiladas por testigos opositores y que el oficialismo trata de ignorar con un fraude.

60 días después del 28 de julio no hay resultados electorales oficializados, desagregados por mesas y centros de votación a cargo del Consejo Nacional Electoral (CNE). 

De hecho, desde el anuncio del segundo boletín de resultados electorales, el 2 de agosto, el directorio del ente comicial desapareció de la escena pública. Sus miembros solo se dejaron ver el 5 de agosto, cuando la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) recibió del Poder Electoral «instrumentos relacionados con la elección presidencial» y un documento con datos del proceso, luego de que Maduro introdujo un recurso para certificar los resultados del CNE. 


Hemos entrado en una nueva etapa que luce más complicada y con más riesgos porque hay un gobierno muy atemorizado

Carmen Beatriz Fernández, consultora política y especialista en estrategia política

La opacidad persiste sobre lo sucedido durante la jornada electoral y las irregularidades que el propio rector y presidente del CNE, Elvis Amoroso, denunció la madrugada del 29 de julio, cuando aseguró que el sistema de transmisión de datos del ente comicial había sufrido una «agresión terrorista» de la que aún no hay evidencias ni detalles.

En los últimos dos meses, Maduro y su coalición de gobierno optaron por la estrategia de la represión para, según la consultora política Carmen Beatriz Fernández, «recuperar la normalidad y pasar la página rápidamente». Las dudas y el rechazo sobre lo que Maduro sostiene fue una victoria no desaparecen como quisiera el oficialismo, sino que aumentan.

Los resultados que reflejan las actas recolectadas por la oposición mayoritaria que lidera María Corina Machado muestran una diferencia de casi 4.000.000 de votos favorable al hoy presidente electo, Edmundo González Urrutia. A su vez, el CNE no ha demostrado que Maduro obtuvo 6.408.844 votos, como lo divulgó en su segundo boletín.

«Hemos entrado en una nueva etapa que luce más complicada y con más riesgos porque hay un gobierno muy atemorizado, que expresa ese temor aterrando con todas las herramientas que tiene a su alcance para reprimir y actuar con gran fiereza», agregó Fernández consultada por El Pitazo vía telefónica.

En una sucesión vertiginosa de hechos políticos transcurridos los últimos 60 días, quien fue el sorpresivo e inesperado candidato presidencial de la oposición mayoritaria respaldado por Machado y que reclama el reconocimiento de su triunfo hoy se encuentra en el exilio, en España. 

Los intentos del oficialismo para «pasar la página» de los sucesos del 29, 30 y 31 de julio, cuando se registraron 915 protestas en todo el país, según reporte de la Misión de Determinación de Hechos de la ONU, fueron una combinación de diversos métodos de represión denunciados por un grupo de ONG en Venezuela, así como el uso de los cinco poderes públicos que controla Maduro.  

Dinámica interna y externa

Con la sentencia de la Sala Electoral del TSJ, presentada el 22 de agosto, que convalidó los resultados anunciados por el CNE, el oficialismo aspiraba a cerrar de manera jurídica, dentro y fuera de Venezuela, el complejo capítulo de su derrota electoral.

Sin embargo, para Maduro todo se complicó más. Cuando se cumplió un mes de la elección presidencial, el 28 de agosto, en medio de una ola represiva, Machado desafió al oficialismo al reaparecer en una manifestación pública en Caracas, en la que llamó a «mantener viva» la fuerza expresada en votos el 28 de julio. «Acta mata sentencia», exclamó Machado.


Creo que esta dualidad de perspectiva, con María Corina Machado en el país y Edmundo González en el exterior, le dará cierto espacio a la oposición

Luis Peche, consultor político e internacionalista

Dos meses después del 28 de julio, la jugada judicial del oficialismo no convenció a la comunidad internacional, mucho menos en Venezuela. Parlamentos y senados de España, Colombia, República Dominicana, Costa Rica, así como la Eurocámara, reconocen a González Urrutia presidente electo el 28 de julio.

«Pareciera que estamos en una especie de punto muerto, pero se mueven cosas: apoyos internacionales, condenas, el tema de derechos humanos. El chavismo también se mueve, planteando políticas, mostrando una suerte de estabilidad, pero no hay grandes cambios con relación a la demanda posterior al 28 de julio ni esclarecimiento sobre lo sucedido», apuntó vía telefónica el consultor político Luis Peche. 

Entre los movimientos políticos más llamativos de agosto a cargo del oficialismo, en medio del conflicto postelectoral, figura el retorno al Ejecutivo del primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, como ministro de Interior, Justicia y Paz.

La designación de Cabello se produce cuando un conjunto de ONG alertan sobre el «terror» como la palabra clave para comprender el «clima impuesto por las autoridades luego del 28 de julio».

Persecución política y exilio

Luego del primer mes en el que organizaciones no gubernamentales defensoras de derechos humanos advirtieron sobre la combinación de métodos de represión para inhibir la indignación ciudadana, el oficialismo puso en marcha un esquema de represión “quirúrgica y selectiva".

En la mira del aparato represivo del Estado estaban los dirigentes políticos de la oposición mayoritaria, como lo destacó el 20 de septiembre la Misión de Determinación de Hechos designada por la ONU.

“En el último mes y medio, la Misión alcanzó a documentar 143 detenciones, incluidos 66 militantes o dirigentes de 7 partidos de oposición", detalló la Misión de la ONU en la presentación de su informe ante el Consejo de DD. HH. de la ONU.

Sumado al esquema de persecución política y detenciones masivas, el hecho que representó un cambio en la dinámica del conflicto postelectoral en Venezuela fue la operación que cristalizó el exilio de González Urrutia, de 75 años, la noche del 7 de septiembre. 

Sobre el excandidato presidencial de la oposición mayoritaria pesaba una orden de captura, emitida el 2 de septiembre, luego de que el Ministerio Público lo acusó por supuesta usurpación de funciones, forjamiento de documento público, instigación a la desobediencia de las leyes, conspiración, sabotaje de sistemas y asociación.


Los planes que tenía la nomenclatura de Maduro con la salida de González Urrutia no se han cumplido

Carmen Beatriz Fernández, consultora política y especialista en estrategia política

La Fiscalía citó en tres ocasiones a González Urrutia y lo responsabilizó por la publicación de las actas de escrutinio que divulgó en una página web la oposición mayoritaria.

Ya en el exilio en España, el 8 de septiembre, González Urrutia resaltó que su salida de Venezuela estuvo rodeada de presiones y coacciones gubernamentales.     

“González Urrutia sale presionado por el Gobierno. Su salida es ambicionada por Maduro y su nomenclatura porque creían que con eso el país se iba a desanimar y eso les permitiría pasar la página del 28 de julio", añadió Fernández.

El exilio de González Urrutia fue una operación que lideraron los dos principales operadores políticos del oficialismo, Jorge y Delcy Rodríguez. La acción del gobierno de Maduro se convirtió en un asunto internacional por la vinculación del expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero y por el lugar en el que, en parte, se fraguó la salida de González Urrutia: la residencia del embajador de España en Caracas.

Sobre ese aspecto, Machado resaltó esta semana que “no tiene precedente" el hecho de “amenazar en una sede diplomática a un presidente electo".

Por su parte, Jorge Rodríguez mostró en dos ruedas de prensa extractos de audios de su conversación con González Urrutia, fotos y una carta firmada por el excandidato presidencial opositor, quien desde España reiteró que tuvo que ceder por presiones y amenazas. “Firmaba o me atenía a las consecuencias".

“Los planes que tenía la nomenclatura de Maduro con la salida de González Urrutia, que es positiva por su reconocimiento como presidente electo, no se han cumplido y lo que ocurre es que se trata de desviar la atención en otros objetivos, que se ponga la vista fuera de la pelota", agregó Fernández.

Para Peche, con el exilio de González Urrutia, la oposición liderada por Machado pierde la presencia en Venezuela de un “importante activo", pero gana elementos para una etapa de lucha que ya involucra a la comunidad internacional. 

“Fuera del país se ganan otras cosas: la posibilidad de reunirse con Gobiernos, denunciar la situación que se vive en Venezuela; ser la cara de la etapa de esta lucha mientras María Corina Machado, quien ha ejercido el liderazgo, se mantiene en el terreno. Creo que esta dualidad de perspectiva le dará cierto espacio a la oposición en los meses por venir", añadió el también internacionalista.  

Nuevos sancionados 

Tras el exilio de González Urrutia, Estados Unidos sancionó a 16 funcionarios “alineados con Maduro que obstruyeron un proceso electoral presidencial competitivo e inclusivo en Venezuela y violaron los derechos civiles y humanos del pueblo", precisó el 12 de septiembre la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro (OFAC, por sus siglas en inglés). 

En la lista de nuevos sancionados figura la magistrada y presidenta del TSJ y de la propia Sala Electoral, Caryslia Rodríguez; la rectora del CNE Rosalba Gil Pacheco; el secretario del ente comicial, Antonio Meneses; el primer vicepresidente de la Asamblea Nacional de mayoría chavista, Pedro Infante; miembros de la Fuerza Armada Nacional (FAN) entre los que destaca el comandante estratégico operacional de la FAN, Domingo Hernández Lárez. 

El presente en Venezuela

Después del 28 de julio, resalta Fernández, la presión sobre Maduro dentro y fuera de Venezuela y su desconocimiento se acrecentaron frente a la estrategia electoral que le permitió a la oposición probar la victoria de González Urrutia y demostrar el fraude del oficialismo. 

“Hay una convicción en la sociedad venezolana que es un conocimiento de la verdad, que no solo existe, sino que todos la conocen: testigos, miembros de mesa, integrantes de la FAN, oficiales, suboficiales. Eso es un poder muy sólido y una convicción de la que no se puede pasar la página rápidamente", apuntó. 

La coalición de gobierno oficialista apuesta por un proceso de autoengaño y de normalización ante denuncias como las del excandidato presidencial y exvicepresidente del CNE, Enrique Márquez, quien sostiene que los rectores del CNE deben ser investigados y que la sentencia de la Sala Electoral que convalidó los resultados anunciados por el CNE es nula, pues evidencia un fraude procesal. 

Márquez sostiene que la conmoción nacional postelectoral es responsabilidad absoluta de un CNE que conspiró con otros poderes en contra de los venezolanos. 

En ese contexto, la crisis política y de derechos humanos en Venezuela tras el 28 de julio se transformó en un asunto global por su incidencia y consecuencias en la región y el mundo, como lo reflejó la reciente Asamblea general de la ONU, donde hubo pronunciamientos de Argentina, Chile, EE. UU., Uruguay, Paraguay, Guatemala, República Dominicana, Panamá, entre otros países.


El principal reto que tiene ahora la oposición es plantear una teoría de cambio realista para el país

Luis Peche, consultor político e internacionalista

En una declaración conjunta histórica, impulsada por Argentina y EE. UU., 32 naciones llaman a que en Venezuela los factores políticos en conflicto comiencen discusiones de cara a una transición con garantías para ambas partes.

Una nueva fecha figura en el calendario de los venezolanos en medio del conflicto político: el 10 de enero, cuando se juramente, como lo establece la Constitución, el presidente electo el 28 de julio. 

La coalición oficialista está convencida de que será Maduro quien se juramente ese día. “Creen que el mundo nos va a presionar a nosotros", dijo Cabello en la rueda de prensa semanal del partido de gobierno.

“Desde ese momento, se plantea otro tablero internacional en relación con la situación de Venezuela porque una buena cantidad de países no están dispuestos a acompañar un reconocimiento de Maduro bajo estas condiciones. El principal reto que tiene ahora la oposición es plantear una teoría de cambio realista para el país, que sea visible", explicó Peche.

Mientras tanto, en Venezuela, la líder opositora plantea una nueva fase de movilización y de presión ciudadana que busca desafiar el aparato represivo estatal del oficialismo. 

“Luego de reconectar a la ciudadanía con la política, defender el voto y el resultado que sigue reclamando, el desafío de la oposición es cómo ejercer ese poder frente a un núcleo del chavismo cerrado en su posición", añadió Peche. 


En la medida en que tienes cero legitimidad, los costos de permanencia son más altos

Carmen Beatriz Fernández, consultora política y especialista en estrategia política

Maduro buscaba reconocimiento internacional y normalización política, económica y social con la elección del 28 de julio. Apostó por su victoria en medio de artimañas y lo perdió todo. 

“La situación ahora es la de un dictador que convocó a elecciones y las perdió. El principal reto de la oposición es mantenerse a salvo y mantener el ánimo social que permita confiar en que habrá una salida a la democracia antes del 10 de enero; esa posibilidad existe, que haya un acuerdo o que entremos en un proceso caótico en el que puede haber un final próximo, pero mucho menos institucional y menos predecible", añadió Fernández.

La experta en estrategia política cree que, transcurridos 2 meses del 28 de julio, el gran desafío del oficialismo se resume en mantener el poder, por primera vez, sin legitimidad alguna de origen a partir del 10 de enero.

“Sostener ese gobierno solamente sobre el terror y la represión es costoso. En la medida en que tienes cero legitimidad, los costos de permanencia son más altos. Eso es lo que está viviendo en estos momentos Maduro", concluyó Fernandez.

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