Las víctimas mortales tienen en común que son hombres y murieron por heridas de arma de fuego durante represión en los estados Distrito Capital, Bolívar, Lara, Zulia,Táchira, Yaracuy, Aragua, Carabobo y Miranda. Unos manifestaban, algunos esperaban el escrutinio y otros, solo estaban en la calle. Sus familiares piden justicia y que sus muertes no queden impunes

Por: Venezuela Vota / La Hora Venezuela

Con balas asesinaron a Julio, Jesús, Jhon, Isaías, Olinyer, Antoni, Jeison, Jesús, Rancés, José, Gustavo, Anthony, Euris, Yeison, Edgar, Aníbal, Dorian, Carlos, Víctor, Yorgenis, Luis, Gabriel, Walter y Andrés, durante los días siguientes al 28 de julio y en el contexto de las manifestaciones postelectorales en el país. Estos son los nombres de los 24 venezolanos, entre 15 y 56 años de edad, que murieron por la represión y que a diferencia de los años 2014 y 2017 durante las protestas antigubernamentales contra Nicolás Maduro, esta vez no los mataron con bombas lacrimógenas, sino balas. 

Los escenarios fueron diferentes, pero su historia terminó igual: ninguno regresó a su casa. Un grupo esperaba las actas en las afueras de su centro, otros salieron a rechazar los resultados que anunció el Consejo Nacional Electoral (CNE), en los que dieron como ganador a Nicolás Maduro y algunos solo caminaban cerca de algún punto de movilización. Su punto en común es que todos eran hombres y tenían heridas de bala en su cuerpo.

Las muertes se atribuyen a colectivos, militares y desconocidos armados que dispararon, persiguieron y arremetieron contra civiles con armas de fuego en los estados Zulia, Lara, Táchira, Aragua, Miranda, Bolívar, Carabobo y Distrito Capital. El contexto postelectoral suma al menos 1.674 detenidos, entre ellos 107 adolescentes, 12 indígenas de 8 pueblos originarios y 200 mujeres, según la ONG Foro Penal.

Pese a los videos que circulan en las redes, los testimonios y las denuncias de familiares no hay imputados por sus muertes. El fiscal general designado por la Asamblea Nacional, Tarek William Saab, afirmó que las muertes registradas en las protestas postelectorales no son atribuibles a los cuerpos de seguridad del Estado. Sin embargo, la ONG Provea documentó que en al menos dos de esos asesinatos están vinculados funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), mientras que en otros nueve señalan a colectivos, agrupaciones de civiles armadas pro-oficialistas.

Cada una de las víctimas mortales de la represión postelectoral tenía una ocupación, estudios, descendencia y una familia. Con miedo, siguen exigiendo justicia y piden que sus muertes no queden impunes. Estas son algunas de las historias de las víctimas: 

Isaías, la víctima más joven de la violencia postelectoral en Zulia 

Isaías Jacob Fuenmayor González tenía 15 años, la víctima mortal más joven de la represión en Venezuela. Su rutina era ir al liceo, donde iba a cursar cuarto año de bachillerato;  jugar fútbol con sus amigos, en cuyos partidos emulaba al astro argentino Leonel Messi; y trabajar, ocasionalmente, limpiando monte y botando basura para llevar comida a su casa o comprarse ropa.

No tenía edad para votar, no tenía interés por la política y no conoció un gobierno distinto al de Nicolás Maduro, quien asumió el poder cuándo él apenas tenía cuatro años. Civiles armados mataron a Isaías el 29 de julio en medio de una protesta contra los resultados electorales emitidos por el CNE en el municipio San Francisco, estado Zulia.

No estaba protestando cuando fue asesinado, denunció su madre Liseth González, en su funeral. “Él no estaba en esa marcha, él venía de unos 15 años, ensayando unos 15 años", gritó el 31 de julio en medio del llanto y el dolor por la pérdida de su hijo menor mientras caminaba detrás del ataúd camino al cementerio.


Él no estaba en esa marcha, él venía de unos 15 años, ensayando unos 15 años

Mamá de Isaías, adolescente de 15 años asesinado en Zulia

El adolescente estaba con unos amigos en el ensayo del baile en el barrio Negro Primero, y de regreso a su casa, en el sector Valle Encantado, se toparon con la protesta en las inmediaciones del Liceo Nacional Eduardo Mathías Lossada y de la sede del PSUV.

Civiles armados dispararon contra la manifestación y el joven recibió un balazo en el cuello que le perforó la vena aorta, por lo que murió desangrado antes de llegar al Hospital Dr. Manuel Noriega Trigo, informaron los familiares.

“Él era muy respetuoso y cariñoso. A todas las señoras del barrio le pedía la bendición. Para llegar a su casa ese día, él tenía que pasar por la calle 40, donde estaba la protesta", contó un familiar.

Horas antes de la muerte de Isaías, el 28 de julio en la noche, otra persona fue asesinada en el municipio Cabimas, en el estado Zulia. Gustavo Enrique Rojas Medina, de 29 años, al que llamaban Bety, fue tiroteado en la calle Unión del sector Ambrosio.

Se conoció que el joven estaba ayudando a una vecina a conectar una bomba de agua cuando hombres a bordo de una moto le dispararon presuntamente después de acercarse al Pedro J. Hernández, centro de votación de la zona, durante el proceso de escrutinio de actas. En la madrugada del 30 de julio falleció, según confirmaron fuentes a Foro Penal en la zona. 

Bigote, el entrenador de fútbol que asesinaron en Miranda 

El entrenador de fútbol Carlos Porras, de 26 años, murió al recibir una herida por arma de fuego en la urbanización La Vaquera de Guarenas, municipio Plaza, estado Miranda. El hecho ocurrió en medio de una manifestación que se realizaba en el lugar, luego de los resultados anunciados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) que dieron ganador de la presidencial a Nicolás Maduro.

Porras, quien era conocido cariñosamente como “Bigote", recibió el tiro en el pecho. Gravemente herido fue llevado a un hospital, la noche del 29 de julio, donde murió.

“Con profundo dolor informamos el fallecimiento de Carlos Porras, quien en vida fue buen amigo, padre y esposo. Hoy te vas, pero dejas un bonito recuerdo de tu personalidad plasmado en todos los que te conocimos", se lee en un escrito compartido tras el incidente. En otro texto publicado por sus amigos: “Nuestro amigo no lo merecía, murió como un héroe, luchando por un país libre para sus dos hijos".

La indignación es la otra cara de la moneda. A pesar de la tormenta emocional que azota a Paola Vezga por su sobrino Carlos, la venezolana siente una fuerza interior que la impulsa a seguir adelante y, desde Vigo, en España, hacerse eco de las protestas en su país en contra de los resultados de las presidenciales emitidos por el Consejo Nacional Electoral (CNE), que declaró ganador a Nicolás Maduro. 


Nuestro amigo no lo merecía, murió como un héroe, luchando por un país libre para sus dos hijos

Amigos de Carlos Porras, asesinado en una protesta de Miranda 

“Él no era de estar en guarimbas", afirma Vezga a El Pitazo sobre su sobrino, padre de dos hijos, de siete y cuatro años, y vecino muy querido en la comunidad La Vaquita, donde residía, a juzgar por los innumerables mensajes que pueden leerse sobre él en las redes sociales. 

15 días antes del  asesinato, Carlos Porras conversó con su tía mediante una videollamada. Necesitaba algo de dinero para ayudar a su papá, convaleciente por un accidente cerebrovascular (ACV), con algunas medicinas costosas.

En el estado Miranda se registraron dos asesinatos en el contexto postelectoral, la otra víctima fue Yorgenis Emiliano Leyva Méndez, de 35 años de edad. Era conocido como “Chino" y falleció después de ser herido de bala en la espalda en la plaza Bolívar de Guarenas, la tarde del 30 de julio. 

Luis Roberto, un aficionado de las motopiruetas que mataron colectivos en Bolívar 

Luis Roberto Hernández, un joven de 19 años, fue asesinado el 30 de julio durante disturbios en Upata, estado Bolívar. “La información que tengo es que fue un colectivo que me lo mató", dijo a El Pitazo Ricardo Roberto, padre de la víctima. Aunque no se logró inscribir en el CNE y no pudo votar. 

Su hijo recibió un disparo en la cabeza. “Él fue herido por una bala, no como están diciendo, que fue una piedra, y tengo base para decirlo. A él se le hizo una tomografía en la Clínica Humana y (los médicos) se dieron cuenta que es una bala lo que tiene adentro en la cabeza. Me dijeron que mi muchacho no iba a sobrevivir, prácticamente", contó consternado. 

Como todos los días, Luis Roberto se preparó para salir a trabajar en un negocio de venta de oro en Guasipati, a unos 100 kilómetros de su casa. El padre del joven, quien trabaja como mototaxista, dice que lo vio especialmente alegre y emocionado, una característica que sus amigos resaltan también.


Me mataron a mi hijo y siento que me mataron a mí también

Padre de Luis Roberto, un joven de 19 años que mataron colectivos en Bolívar

“No pudo llegar a su trabajo porque había una tranca en Santa María, entonces se devolvió. Cuando fue a guardar la moto se fue con un primo al centro del pueblo para estar en la manifestación. Yo estaba resguardado en la casa, cuando me llamaron y me dijeron que él estaba gravemente herido", dijo el papá.

A Luis Roberto le gustaba el fútbol, pero recientemente su pasión estaba enfocada en las motopiruetas, lo apodaban ‘Luis Pirueta’.  “Le gustaba montar motos y hacer piruetas. Le encantaba. Yo le vendí dos motos y las dos veces se volvió a comprar otra moto. En la venta de oro trabajaba con amigos de la motopiruetas. Hasta viajó a Caracas, pagado por el gobierno para participar en un evento", añadió su progenitor. 

Lo van a recordar sonriendo, haciendo rugir su moto al acelerarla y feliz, se niegan a recordarlo como agonizaba en un centro de salud. “Mi hijo era una alegría todo el tiempo. Peleábamos en la mañana o a mediodía, pero en la noche estábamos juntos comiendo y riéndonos. Imagínate ahora, ¿con quién me voy a reír en esta casa tan grande?", se lamenta.

“Me mataron a mi hijo y siento que me mataron a mí también. Tengo un hijo pequeño que tiene 12 años de edad. Los dos nacieron el mismo día, el 28 de enero. Uno en 2005 y otro en el 2012", dijo, aunque ahora tiene una responsabilidad y es velar por su nieto, el hijo de Luis Roberto, de apenas 3 años.

Víctor Alfonzo, salió a protestar por un mejor futuro para sus hijos en Carabobo

Víctor Alfonso Bustos, tenía 34 años y 3 hijos, murió el pasado 30 de julio en Naguanagua, estado Carabobo. Allí fueron reprimidos por funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y de PoliCarabobo. Un disparo lo alcanzó, aunque fue trasladado a un centro asistencial, falleció. 

Su primo, Manuel Bustos, contó a El Pitazo que su familia es de origen mexicano y que sus abuelos llegaron a Venezuela para buscar otro porvenir y se quedaron. “Víctor salió a defender a su derecho sus votos por el país donde sus abuelos decidieron empezar una nueva vida que con el tiempo obviamente cambió a todos los que estamos viviendo ahora pasó esta tragedia que vive nuestra familia", dijo. 

En la familia Bustos por cariño todos tienen un apodo o diminutivo, el de Víctor era “Tico". El deseo del hombre era la libertad y un mejor futuro para sus hijos, por lo que salía todos los días a la calle. 

“Él siempre trabajó y echó para adelante, cuando tuvo su primer hijo y se empeñó buscando el sustento para su familia, sobre todo sus hijos que era lo más sagrado que tenía. No era un delincuente", añadió Manuel. Vìctor tenía era el menor de dos hermanos. 


Víctor salió a defender a su derecho sus votos por el país donde sus abuelos decidieron empezar una nueva vida

Primo de la víctima mortal de Carabobo

Manuel lo describe como un hombre trabajador y pacífico, que evitaba las peleas y problemas para ser un ejemplo para sus hijos: un adolescente de 16 años, un niño de 10 años y una bebé de dos años. 

“Siempre pasábamos los fines de semana celebraciones familiares, juntas familiar siempre fue en agua en agua, que es el punto de encuentro de la familia y de toda nuestra familia. Gracias a Dios siempre hemos estado unidos", precisa. 

Su familia ha alzado su voz para clamar justicia, e incluso participado en manifestaciones. Su tía, Rosa Bustos, acudió a la manifestación en México. “Víctor es un joven venezolano, de padres mexicanos, que salió el 30 de julio a defender los votos de los venezolanos. Un joven que quería manifestar su inconformidad, un futuro para sus hijos y los venezolanos. Estoy aquí y no solo pido justicia para mi sobrino, sino para todos los muertos del régimen". 

Vìctor fue un luchador y su hijo mayor le dedicó un mensaje en redes sociales que se hizo viral. “Papá no lo puedo creer, te quitaron la vida como si fueras un perro. Fuiste el mejor papá del mundo, me dejas un dolor muy grande en el alma te voy amar por el resto de mi vida y siempre te voy a recordar como el hombre ejemplar que fuiste. Te juro que no estaba preparado para esto", finaliza el mensaje del adolescente. 

Un fanático de Canserbero, la primera de las siete víctimas mortales en Aragua

Rancés Daniel Yzarra Bolívar, de 30 años de edad, fue la primera de las seis víctimas mortales que se registraron en Aragua en las protestas postelectorales.

Era un ingeniero civil graduado de la Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Unefa) y trabajaba en un establecimiento de comida rápida en el sector San Jacinto, municipio Girardot, cerca de donde fue asesinado la tarde del 29 de julio.

Rancés residía con su familia en la Ciudad Socialista Guasimal, un urbanismo creado por el Gobierno nacional. Evitaba participar en eventos políticos y protestas, pero el 29 de julio decidió manifestarse en rechazo a los resultados electorales emitidos por el CNE.


Es muy doloroso perder a un hijo que solamente quería vivir una vida libre

Madre de Rances Yzarra, la primera víctima mortal de Aragua 

“Hijo fuiste el ser más noble, nunca le hiciste daño a nadie. Excelente hermano, nunca salías de tu cuarto, siempre del trabajo a tu cuarto a escuchar tu música de Canserbero. Saliste ese día y te lo arrebataron. Hijo me dejaste con un vacío y mi corazón partido", escribió la madre del joven en su cuenta de X.

Rancés recibió un disparo en medio de la manifestación. Las personas que estaban en el lugar lo trasladaron al Hospital Central de Maracay, pero llegó sin signos vitales.

La madre de Rancés agradeció en sus redes sociales las palabras de apoyo de sus seguidores y aseguró: “Es muy doloroso perder a un hijo que solamente quería vivir una vida libre".

En el mismo sector donde murió Rancés, fueron asesinados el militar José Antonio Torrents Blanca (26), el peluquero Jesús Gregorio Tovar Perdomo (21), el empleado público Jesús Medina Perdomo (56) y el estudiante Anthony David Moya Mantia (20); y fue baleado en la cabeza el comerciante Gabriel Ramos (33), quien murió el 3 de agosto en el Hospital Central de Maracay y Andrés Alfonso Ramírez Castillo, de 36 años, falleció después de recibir un disparo en el abdomen, piernas y cuello.

Todas las víctimas recibieron impactos de bala mientras se desarrollaba la manifestación contra los resultados del CNE en la Redoma de San Jacinto en la ciudad de Maracay, en las adyacencias de la 42° Brigada de Infantería de Paracaidistas del Ejército Bolivariano.

Testigos afirman que los manifestantes fueron atacados a tiros por presuntos miembros de este componente militar. 

Ocho caraqueños asesinados, la región con más víctimas de represión postelectoral

Jeison Gabriel España Guillén, de 18 años, votó por primera vez el 28 de julio. Quería conocer un Gobierno diferente y vivir en la Venezuela de la que hablan familiares. El 29 de julio se sumó a una protesta en la avenida San Martín, donde resultó herido, por hombres armados. En esta arremetida también fue asesinado por balas Edgar Aristiguieta, de 42 años, quien regresaba de su trabajo en una construcción de El Guarataro y se detuvo a ver pasar la movilización. Tenía 4 hijos. 

Los jóvenes Anthony Cañizalez, de 19 años, y Olinyer Montaño, de 23 años, aunque ni se conocían, fallecieron en la misma protesta de El Valle que fue dispersada con balas. Montaño era barbero, y antes de salir de casa le dijo a su familia que estaba cansado y saldría a protestar. 

Antony solo le llevaba a su primo, que estaba en el Materno Infantil de El Valle, la cena, pero recibió un disparo en la espalda. Quería estudiar idiomas. Su familia tiene un altar con el tricolor y flores en el que rezaron su novenario.  

En la carretera Caracas-La Guaira salieron a protestar el 29 de julio, ese día Jeison Javier Bracho Martínez, de 23 años, se sumó a cacerolear. Aunque los callaron con balas, y el joven le alcanzó una en la cabeza. 

El 29 de julio, día después del anuncio de resultados de las presidenciales, también perdieron la vida Euris José Mendoza, de 24 años de edad, que emigró a Chile y después se regresó a Venezuela, fue una de las víctimas de Antímano al sumarse a las protestas cuando salió de trabajar en una lonchería. 

Pimpina, identificado como Aníbal José Romero Salazar, de 26 años, también murió en Antímano. Su muerte se difundió en redes sociales. Era un joven obrero nacido en Sucre que desde hace algunos años había salido de Caripito, estado Monagas, en donde se crió. El fiscal Saab dijo que simularon su muerte con salsa de tomate en la cabeza. 

Otro de los fallecidos en Caracas fue Dorian Rair Rondón Machado, quien se quedó a dormir en la casa de su abuela en la carretera Caracas-Los Teques y después apareció muerto con un disparo en el cuello. El cadáver lo hallaron a un lado de la vía, después que lo reportaron como desaparecido. Distrito Capital es la región con más fallecidos en protestas y se registran ocho decesos. 

En otros tres estados sólo se reportó una víctima mortal en este contexto postelectoral: Walter Páez Lucena, de 29 años murió cinco días después de recibir una bala en el abdomen en Barquisimeto, estado Lara; Julio Valerio García Joaquín, de 42 años, fue asesinado en Guásimos, estado Táchira, cuando esperaba el escrutinio de las actas en su centro de votación y en Yaracuy se reportó la muerte de John Graterol, de 19 años, cuando protestaba en Yaritagua. 

Los fallecidos tienen un punto en común y es que su muerte se produjo por heridas de arma de fuego. Aunque, hasta ahora, sus victimarios siguen siendo desconocidos y 24 familias tienen un miembro menos. 

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