Mientras la inmensa mayoría de salvadoreños celebra los resultados de la estrategia impulsada por el presidente Nayib Bukele para recuperar la seguridad, más de 100.000 niños, niñas y adolescentes habrían sido separados abruptamente de sus papás, detenidos por sospecha de pertenecer a las pandillas. El Estado no da muestras de tener programas para mitigar el impacto físico, emocional y económico en los menores y sus familias