Foto: National Geographic

En los últimos 20 años, los océanos del planeta Tierra se han “enverdecido” por alteraciones en los ecosistemas marinos impulsadas por el cambio climático antropogénico (el producido por el ser humano).

Así lo sugieren científicos del Centro Nacional de Oceanografía del Reino Unido y el Instituto tecnológico de Massachussets (MIT) de Estados Unidos, apoyados por la NASA, en un artículo publicado en la revista Nature a mediados de julio de 2023.

Hasta la fecha, más de 56 % de la superficie de los océanos ha cambiado de color, una tendencia que, para los expertos, no puede explicarse solo con la variabilidad natural de un año a otro.

Océanos de azul a verde

Los científicos detectaron que algunas regiones de los océanos tropicales cerca del ecuador terrestre se han vuelto más verdes, lo que indica que los ecosistemas superficiales del océano deben estar presentando cambios porque el color del océano “es un reflejo de los organismos y componentes de sus aguas”.

En general, el color azul profundo representa la presencia de poca vida; en cambio, el color verde refleja la presencia de fitoplancton, diminutos organismos que flotan en la superficie y —al igual que las plantas terrestres— contienen clorofila y se valen de la fotosíntesis para absorber luz solar más dióxido de carbono y producir azúcares llenos de carbono.

Esto último hace que el fitoplancton sea el centro de la red alimentaria del océano, por lo que los expertos están interesados en monitorearlo para observar cómo podrían responder al cambio climático.

Así, para apoyar sus hallazgos, usaron la data recolectada durante 21 años por el Espectrorradiómetro de Imágenes de Resolución Moderada (MODIS) a bordo del satélite Aqua de la NASA, con el que detectaron tendencias de cambio a largo plazo —por encima de la variabilidad interanual normal— en el color del océano, particularmente en la clorofila.

Eso es “consistente con el cambio climático antropogénico”, afirman.

Y si bien no pueden explicar las razones exactas del cambio de color en los océanos “podemos decir que reflejan cambios en las comunidades de plancton, lo que tendrá un impacto en toda la cadena alimenticia y también modificará la cantidad de carbono que absorbe el océano, ya que los diferentes tipos de plancton cuentan con una capacidad diferente de asimilar carbono”, explica B.B. Cael, uno de los coautores del estudio Global climate-change trends detected in indicators of ocean ecology.

La NASA quiere estudiar el fitoplancton desde el espacio

A principios de agosto de este año, la NASA, desde su observatorio terrestre, anunció que en 2024 prevén lanzar un nuevo satélite llamado PACE: Plancton, Aerosol, Nube y Ecosistema Oceánico (por sus siglas en inglés).

Los instrumentos del nuevo satélite, sucesor de otros como Terra, Aqua y Landsat, observarán el océano y “recopilarán datos sobre los colores de la luz que se refleja en él, indicando los lugares donde prosperan los diferentes tipos de fitoplancton”.

Además, podrá observar en más de 100 longitudes de onda diferentes y será el primer satélite científico en hacer diariamente el monitoreo a escala global, lo que permitirá, por primera vez, identificar el fitoplancton por especies desde el espacio, incluso las especies nocivas.

“No todo el fitoplancton es beneficioso para los ecosistemas. Algunas especies pueden producir toxinas que son peligrosas para los seres humanos u otras especies marinas. Estas proliferaciones de algas nocivas pueden alterar los ecosistemas, así como la vida cotidiana de las personas que están cerca de las costas, los lagos y los ríos. Las proliferaciones de cianobacterias, por ejemplo, pueden arruinar el agua potable y el uso recreativo del agua con las toxinas que generan”.

Observatorio Terrestre de la NASA

Por ello, el satélite PACE debería ayudar a descifrar especies de fitoplancton para desarrollar formas de mitigar impactos y prevenir proliferaciones.

“No todo el fitoplancton produce proliferaciones de algas nocivas, por lo que, si podemos usar los datos satelitales para separar mejor las proliferaciones dañinas de las no dañinas, eso sería útil para los administradores del agua y los científicos que están tratando de comprender las comunidades de fitoplancton en una región”, explica Bridget Seegers, oceanógrafa del Centro Goddard de la NASA.