El "verdín" desde el Parque La Marina, una de las orillas del Lago de Maracaibo, Venezuela. Foto: Rosmina Suárez Piña

En 2004, el sobrecrecimiento de la Lemna en el Lago de Maracaibo, estado Zulia, fue una señal de alerta para los expertos: había que controlar el crecimiento de nutrientes en el estuario, pues “sin acciones podían iniciar floraciones de algas o cianobacterias”.

Veinte años después, el resultado de no atender la alerta tiene consecuencias: el lago más grande de Sudamérica está cubierto por una floración algal nociva generada por el crecimiento de Microcystis, una cianobacteria que podría producir cianotoxinas peligrosas para animales y humanos.

Pero, ¿cómo fue detectada y por qué debe atenderse de forma urgente la situación?

Para saber algunas de las respuestas, el equipo de Efecto Cocuyo visitó el Laboratorio de Microbiología Agrícola de la Facultad de Agronomía de la Universidad del Zulia (LUZ), una de las pocas áreas activas de la principal casa de estudios zuliana, donde un equipo de profesionales lidera actualmente el análisis de Microcystis en el Lago de Maracaibo.

Una “capa verde” en el lago, la razón del análisis

Para junio de 2023, el satélite Sentinel-2, perteneciente al programa europeo Copernicus que monitorea las floraciones de algas y niveles de cianobacterias en el mundo, mostró desde el espacio un Lago de Maracaibo cubierto con un verde muy intenso, resultado de una “rápida proliferación de algas por altos niveles de nutrientes”.

No es Lemna, pero a la vista de las costas se observaba una suerte de masa verde entremezclada además con petróleo y basura existente en las aguas. Ese verde, popularmente conocido como “verdín”, también emana un olor fétido muy fuerte y fue precisamente la razón para empezar a averiguar qué estaba pasando en el ya contaminado Lago de Maracaibo.

“En junio, se comunicó conmigo el profesor Lenín Parra (biólogo, coordinador de Fundación X Lago de Maracaibo) preocupado por la situación de la capa verde. Fue a raíz de esa solicitud que el día 28 del mismo mes se hizo una toma de muestra puntual en las orillas del lago y yo hice el análisis en el microscopio. Y en su programa de radio ‘En Pleno Marullo’ mencionamos por primera vez la floración”, explica el profesor Beltrán Briceño, jefe del Laboratorio de Microbiología Agrícola de la Facultad de Agronomía de LUZ, a Efecto Cocuyo.

El primer resultado de los análisis mostró en 95 % que se trata de Microcystis, un género de cianobacterias que frecuentemente forma floraciones cianobacterianas en todo el globo, pero que tienen la capacidad de producir unas cianotoxinas llamadas Microcistinas (MCs), nocivas para la fauna y los seres humanos, ya que pueden causar desde vómitos, diarrea y dolor de cabeza, hasta hemorragias hepáticas.

Es conocido en la microbiología que en una floración encabezada por Microcystis conviven poblaciones tóxicas y no tóxicas, por lo que aún faltan otros análisis para determinar su grado de toxicidad y determinar la mejor manera de estudiarla.

“Ya sabemos el género, que es Microcystis, pero aún no sabemos si produce toxinas (Microcistinas). Entonces lo primero que hay que ver es si hay producción de toxinas, porque la microcistina que produce Microcystis es intracelular, es decir, que está dentro de la célula de la cianobacteria, prácticamente en 90 %”, especifica el profesor Briceño.

Por eso, contrario a la Lemna de 2004, una planta acuática que podía ser recolectada (y en ocasiones reutilizada como alimento), la recolección del “verdín” debe hacerse con mucho cuidado, porque si se rompe la célula y en ella hay toxinas, éstas entrarían en el agua, y “el remedio sería peor que la enfermedad”, dice.

Más evaluaciones

En una segunda muestra analizada, los expertos encontraron Microcystis y Anabaena flos-aquae, otra especie de cianobacteria que también podría producir toxinas y requiere más análisis.

“Estamos en la fase de aislamiento y cultivo axénico (solo una especie, libre de otras), de Microcystis y Anabaena; las estoy viendo y cultivando para luego realizar ensayos de toxicidad porque son especies que están en nuestro lago; vamos a ver cuál es su toxicidad en alevines de peces”, comenta Briceño.

En el Laboratorio de Microbiología de LUZ, el profesor Briceño ha hecho un seguimiento de forma independiente a muestras originales (de orillas del lago) tomadas el 12 de julio de 2023 y ha observado que a medida que se desintegra la Microcystis “aparecen otras especies de microalgas y cianobacterias que estaban opacadas”.

“Eso también está reportado en la literatura que, cuando hay medidas de control y desaparece la gran cantidad de Microcystis, afloran las especies beneficiosas y es lo que estamos viendo. Hemos encontrado especies de Chlorella, Scenedesmus, algunas cianobacterias filamentosas, diatomeas, que no veíamos al principio”, agrega el científico.

Produce un daño ecológico aunque no haya toxinas

El profesor Beltrán Briceño resalta que, sobre el verde del Lago de Maracaibo, debe hablarse de floración algal nociva porque “aunque no se encuentren toxinas, igual produce un daño ecológico”, pues los microorganismos que no producen toxinas forman una capa gruesa en la superficie del lago, donde llega la luz solar.

“Entonces, en esa capa verde hay una colonia de Microcystis que impide que penetre la luz solar e incide en los otros organismos fotosintéticos que están en el lago y que son beneficiosos (como Chlorella o Scenedesmus), que pueden ser utilizados como alimentos para invertebrados”, profundiza el microbiólogo.

Entre las causas de las floraciones algales nocivas pueden enumerarse las condiciones ambientales (luz abundante, altas temperaturas, exceso de nutrientes por agricultura, industria y vida urbana) y el cambio climático, que incrementa la frecuencia y severidad de las floraciones por el aumento de temperatura en agua y aire, cambios en la salinidad y aumento del nivel del mar y del dióxido de carbono (CO2).

Briceño indica que en el Lago de Maracaibo hay sedimentación y un exceso de materia orgánica, en cuya descomposición hay consumo de oxígeno que no se está reponiendo por la misma incidencia del verdín en los organismos fotosintéticos. “Esto produce una zona anóxica (sin oxígeno) que también va a influir sobre peces y otros organismos marinos“, agrega.

“Desde el punto de vista turístico, también hay daños, mal olor. Se han reportado casos en la literatura de bañistas que se han adentrado en aguas que tienen afloramientos de Microcystis y después de estar en contacto con esas actividades han presentado vómitos, náuseas, diarrea… Esos efectos son sin toxinas, ahora imagina si produce toxinas”, reflexiona el profesor.

El daño es mayor, advierte, porque las cianotoxinas producen daño a nivel del hígado.

En el manual Toxic Cyanobacteria in Water, la Organización Mundial de la Salud (OMS) distingue dos categorías de efectos en la salud:

  1. Síntomas asociados con irritación de la piel y reacciones alérgicas, resultantes de la exposición a sustancias cianobacteriales no conocidas
  2. Efectos potencialmente más severos por la exposición a altas concentraciones de cianotoxinas ya conocidas, particularmente microcistinas, que son las de mayor ocurrencia y las más estudiadas

Si llegara a comprobarse la presencia de toxinas en las muestras del Lago de Maracaibo, estas pueden pasar y acumularse en la cadena alimenticia, empezando por los peces hasta llegar a los seres humanos, debido a las vías de exposición ya descritas por la OMS: oral, ingerir el agua contaminada; inhalatoria, por aspiración de aerosoles que contienen toxinas, en actividades recreativas; y la dérmica, por contacto directo de la piel con el agua y/o floración.

“Cuando se produce este tipo de eventos, hay que decretar emergencia, descartar la presencia de toxinas y después ver cuáles son los mejores métodos para recolectarla o eliminarla”, enfatiza Briceño.

El Estado debe tomar medidas

Durante 2023, los ambientalistas zulianos han pedido que se decrete un estado de emergencia para el Lago de Maracaibo. 

Pero a la fecha, el gobierno venezolano ha anunciado “medidas de descontaminación” que, a juicio de los mismos ambientalistas, no son suficientes o no atienden la situación como una emergencia, ya que no incluyen otros problemas como los derrames petroleros, de los cuales no hay data actualizada, al menos, desde 2016.

Aunque la floración algal sí es un evento temporal, es importante tomar medidas para futuras apariciones de mayor impacto ecológico.

“Cuando comiencen las lluvias, va a haber una disminución en la capa de afloramiento, pero tenemos que evitar futuras apariciones. ¿Cómo? Implementando medidas de previsión: poner a funcionar las 27 plantas de tratamiento (del estado Zulia), fiscalizar industrias… Tenemos un enfermo, el lago de Maracaibo. Y cuando hay un enfermo, aparecen síntomas. Uno de los primeros síntomas fue la Lemna; no se tomaron las medidas correspondientes después, entonces aparecen otros síntomas más graves que es el afloramiento algal”, destaca Briceño.

Sin embargo, “una de las propuestas que se está trabajando es amplificar el proceso de monitoreo en la cuenca del lago, donde se integran el Instituto para el Control y Conservación de la Cuenca del Lago de Maracaibo (Iclam), el Centro de Investigación del Agua de la Universidad del Zulia (CIA) y el Instituto Zuliano de Investigaciones Tecnológicas (Izit)”, informa a Efecto Cocuyo la Dra. Suher Yabroudi, directora del CIA, una de las instituciones que integra las mesas científico-técnicas para el rescate y conservación del estuario zuliano promovidas por el Ministerio de Ecosocialismo venezolano.

Yabroudi indica que ya se han monitoreado dos puntos de la cuenca y que, al mismo tiempo, están llevando a cabo inspecciones para la reactivación de sistemas de tratamiento y una pronta revisión de normativas de disposición de aguas residuales.

Las medidas de solución y los resultados no van a ser inmediatos. Tenemos situaciones puntuales como la recolección de residuos, la situación de derrames que se debe solventar, pero es algo que va a llevar tiempo y tal vez no lo vamos a evidenciar inmediatamente mientras ocurre la instalación de sistemas de tratamiento incluso en empresas que no lo tengan. Pero hay que trabajar para poder ver esos resultados a mediano y largo plazo”, explica la ingeniera química.

Un lago eutrofizado

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) define la eutrofización como el enriquecimiento de las aguas con nutrientes para las plantas que, si bien se produce de forma natural, normalmente está asociada a fuentes antropogénicas de nutrientes.

El “estado trófico” de los lagos es un concepto fundamental que significa la relación entre el estado de nutrientes en un lago y el crecimiento de materia orgánica en el mismo, expone la FAO.

Eutrofización es el proceso de cambio de un estado trófico a otro de nivel superior por adición de nutrientes.

Según la Agencia Europea de Medioambiente (EEA), en los casos graves de eutrofización hay una proliferación masiva de algas, algunas de ellas tóxicas, cuya descomposición consume el oxígeno del agua haciendo que los animales que habitan en el fondo mueran asfixiados.

Actualmente, el Lago de Maracaibo se encamina a la hipereutrofización, el siguiente nivel (y último conocido) de eutrofización antropogénica, esto es, el aporte en exceso de nutrientes inorgánicos (nitrógeno y fósforo) provenientes de actividades humanas, por lo que también es necesario seguir estudiando el grado de contaminación del estuario, constituido también por derrames petroleros, falta de tratamiento de aguas residuales y hasta plástico.

—¿En cuánto tiempo podríamos ver los impactos de la hipereutrofización si no se toman las medidas?

—Si ocurriera de forma natural, puede llevar miles de años. Pero si seguimos con esta eutrofización cultural o antropogénica, en décadas podemos llegar a verlos—puntualiza el profesor Beltrán Briceño.

Periodista. Atraída por contar historias de ciencia y ambiente. Miembro de la tercera cohorte de la Red de Periodistas Climáticos de la Universidad de Oxford y el Reuters Institute.