México y Colombia han sido los dos países, que tras la destitución y encarcelamiento de Pedro Castillo en Perú, han mostrado su respaldo al ahora exmandatario.
El presidente colombiano Gustavo Petro dijo que desde que asistió a la reunión de la Comunidad Andina de Naciones en Lima, constató un «golpe parlamentario en proceso» en contra del maestro rural y líder sindical.
Aunque cuestionó que Castillo optara por disolver el Congreso, al considerar que la «antidemocracia no se combate con más antidemocracia«, insistió en la necesidad de protección a través de la Convención Americana de Derechos Humanos.
Este jueves, Petro pidió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) medidas cautelares a favor del exmandatario.
Dijo que en Perú «se ha conculcado el derecho a elegir y ser elegido y el tener un tribunal independiente de juzgamiento».
Su par mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha sido más crítico con la situación del país andino.
Este miércoles, Castillo anunció la disolución del Congreso, la convocatoria de un proceso constituyente para escribir una nueva Constitución, declaró un toque de queda y llamó a un gobierno de emergencia nacional.
Sin embargo, su propuesta fue considera como un golpe de Estado por las instituciones peruanas. No tuvo eco ni el apoyo de militares o la policía.
En pocas horas el Congreso lo destituyó, la Policía lo detuvo, la Fiscalía inició un proceso en su contra y lo llevaron esposado a una cárcel en Lima.
López Obrador lamentó la inestabilidad política en Perú, donde han gobernador, incluso por días, seis presidentes en los últimos cuatro años.
“Lo lamento mucho por el pueblo de Perú, mucha inestabilidad, 5 presidentes en 6 años, ¿quien sufre? el pueblo, y todo por los intereses de las élites”, manifestó en una de sus últimas ruedas de prensa diarias.
Aseguró que desde el triunfo de Castillo y su juramentación en 2021 fue «víctima de acoso y confrontación». Señaló que no lo dejaron gobernar.
«No aceptaron sus adversarios, sobre todo las élites económicas, políticas de ese país, el que él gobernara», sostuvo el presidente mexicano.
El expresidente, preso en la misma cárcel donde Alberto Fujimori paga una condena de 25 años, habló este jueves con el embajador de México en Perú, país al que pidió asilo político.
Este anuncio lo hizo en Twitter el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, quien confirmó que comenzaron consultas con el gobierno peruano para que puedan brindarle la medida a Castillo.
Ebrard mostró una carta del abogado defensor del exmandatario, quien dice que teme por su vida y seguridad.
López Obrador también pidió que haya respeto a los derechos humanos en el país y se pueda brindar la protección a Castillo.
“Ojalá se respeten los derechos humanos y haya estabilidad democrática en beneficio del pueblo”, abogó.
Con información de La República de Perú
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México y Colombia han sido los dos países, que tras la destitución y encarcelamiento de Pedro Castillo en Perú, han mostrado su respaldo al ahora exmandatario.
El presidente colombiano Gustavo Petro dijo que desde que asistió a la reunión de la Comunidad Andina de Naciones en Lima, constató un «golpe parlamentario en proceso» en contra del maestro rural y líder sindical.
Aunque cuestionó que Castillo optara por disolver el Congreso, al considerar que la «antidemocracia no se combate con más antidemocracia«, insistió en la necesidad de protección a través de la Convención Americana de Derechos Humanos.
Este jueves, Petro pidió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) medidas cautelares a favor del exmandatario.
Dijo que en Perú «se ha conculcado el derecho a elegir y ser elegido y el tener un tribunal independiente de juzgamiento».
Su par mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha sido más crítico con la situación del país andino.
Este miércoles, Castillo anunció la disolución del Congreso, la convocatoria de un proceso constituyente para escribir una nueva Constitución, declaró un toque de queda y llamó a un gobierno de emergencia nacional.
Sin embargo, su propuesta fue considera como un golpe de Estado por las instituciones peruanas. No tuvo eco ni el apoyo de militares o la policía.
En pocas horas el Congreso lo destituyó, la Policía lo detuvo, la Fiscalía inició un proceso en su contra y lo llevaron esposado a una cárcel en Lima.
López Obrador lamentó la inestabilidad política en Perú, donde han gobernador, incluso por días, seis presidentes en los últimos cuatro años.
“Lo lamento mucho por el pueblo de Perú, mucha inestabilidad, 5 presidentes en 6 años, ¿quien sufre? el pueblo, y todo por los intereses de las élites”, manifestó en una de sus últimas ruedas de prensa diarias.
Aseguró que desde el triunfo de Castillo y su juramentación en 2021 fue «víctima de acoso y confrontación». Señaló que no lo dejaron gobernar.
«No aceptaron sus adversarios, sobre todo las élites económicas, políticas de ese país, el que él gobernara», sostuvo el presidente mexicano.
El expresidente, preso en la misma cárcel donde Alberto Fujimori paga una condena de 25 años, habló este jueves con el embajador de México en Perú, país al que pidió asilo político.
Este anuncio lo hizo en Twitter el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, quien confirmó que comenzaron consultas con el gobierno peruano para que puedan brindarle la medida a Castillo.
Ebrard mostró una carta del abogado defensor del exmandatario, quien dice que teme por su vida y seguridad.
López Obrador también pidió que haya respeto a los derechos humanos en el país y se pueda brindar la protección a Castillo.
“Ojalá se respeten los derechos humanos y haya estabilidad democrática en beneficio del pueblo”, abogó.
Con información de La República de Perú