China-EEUU: la clave del orden mundial

📧 ¿Quieres suscribirte a todos nuestros newsletters?

El multilateralismo ha venido perdiendo efectividad en las últimas décadas en la medida que el orden mundial ha sido impactado por cambios geopolíticos muy pronunciados. En una época, desde el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y otros organismos internacionales existía un nivel de influencia determinante para atender situaciones particulares donde se producían desajustes políticos de carácter nacional. Hoy en día no es así y los casos de Siria, Venezuela, Irán, Corea del Sur, Nicaragua, Cuba, entre muchos otros en diversos continentes, son prueba fehaciente de ello.

No obstante, estamos viendo un reacomodo geopolítico demasiado importante en los últimos años. Con el crecimiento sustancial de la economía china, desde la década de los ochenta, este país comienza a tener una influencia política de gran calado. Tanto que ya comienzan a perfilarse alianzas transcontinentales que impactarán en la ONU y en múltiples organizaciones de carácter político, diplomático, económico y hasta de intercambios culturales para las decisiones de orden mundial.

Aunque no ha sido fácil este proceso de reacomodo por las posiciones respecto a Ucrania, algunos países africanos, América Latina y el Caribe, entre otros focos de perturbación internacional, el horizonte comienza a ser dibujado.

Las relaciones entre EEUU y China habían venido sufriendo altibajos importantes en el escenario global. Taiwán y Ucrania han sido dos de los desencadenantes más sonoros entre muchos otros. Pero a diferencia del formato de la guerra fría del siglo pasado, estas naciones que ostentan el estatus de superpotencias tienen unos niveles de complementariedad económica que no tienen precedentes en las relaciones internacionales.

Este factor de complementariedad económica, las obliga a entenderse en diversas circunstancias. Es lo que estamos viendo en vivo y directo estas últimas semanas ante el deterioro acentuado. Diversas personalidades del mundo empresarial, cultural, político, y de otras ramas totalmente diferentes a éstas, se han estado contactando en Beijing y Washington para “dosificar” los desencuentros y encontrar rápidamente un centro de gravedad que viabilice una relación difícil por el cúmulo de intereses contrastantes pero interdependientes.

Esta interdependencia es la señal más clara del nuevo orden mundial. Son muchos más los aspectos que unen a China y Estados Unidos que los que los desunen. Rusia, Inglaterra, India, la Unión Europea y Brasil, entre otros, aunque tienen un perfil propio en la geopolítica y geoestrategia global estarían supeditados a la nueva estructuración que se ha venido fraguando en torno a una nueva bipolaridad mundial.

El nuevo camino no será fácil. Son muchos los problemas internacionales y escasa la voluntad de resolverlos. Pero estas dos superpotencias tienen la enorme responsabilidad de ordenar un planeta en caos más allá de los intereses económicos.

El cambio climático, por ejemplo, es una realidad, pero también, al propio tiempo, es una oportunidad en tanto y cuanto, éste se convierta en un desafío para potenciar la investigación científica que permita acumular fórmulas para atender éste y otras graves amenazas. La guerra fría promovió la llegada a la Luna y el desarrollo de armas nucleares letales. La nueva bipolaridad chino-estadounidense podría adelantar soluciones tecnológicas sin parangón histórico.

***

Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

Del mismo autor: Implosionar las primarias, una estrategia mortífera

Politólogo con especialización en gerencia social. Actualmente es el coordinador general del Centro Gumilla en el Estado Lara. Profesor universitario de pre y postgrado. Analista político y de tendencias...