2023, 2024 y 2025 serán años con una enorme impronta electoral en Venezuela. Y aunque actualmente sigue existiendo una importante desconexión entre la gente y la política, en un porcentaje sin precedentes en nuestra historia, esa brecha debe ser recuperada para potenciar los cambios necesarios que requiere el país de cara a las próximas décadas.
En tal sentido, las diferentes opciones candidateables y las alianzas partidistas y multipartidistas deben incorporar en sus narrativas, temas concretos, que realmente sean del interés público para afianzar un proceso de repolitización de la sociedad.
La desconexión actual de los venezolanos con la política obedece fundamentalmente a una razón: las temáticas promovidas en la agenda pública por los actores políticos no son del interés general de la población. Algunas de ellas han estado vinculadas a un pasado heroico que se siente muy lejano en el tiempo. Estas abusivas reiteraciones han causado cansancio y hastío en la opinión pública y, por ende, ninguna apelación al pasado está emocionando y movilizando a la gente hacia la participación política. El pasado ya no enamora como antes, más bien aburre y, en muchos casos, genera rechazo por las manipulaciones sesgadas en las interpretaciones que se han utilizado.
El presente es aún más complejo. La gente se resiente de una crisis bárbara que se estrella contra su cotidianidad mientras escucha argumentos sobre la “multipolaridad”, “el nuevo orden mundial”, “una nueva civilización está naciendo por el oriente”, o las “sanciones” como responsables exclusivas de la crisis. Esto ha provocado una mayor desafección con el liderazgo y la búsqueda de alternativas de solución.
Nos queda el futuro. ¿Cómo vamos a resolver nuestros problemas los venezolanos?; ¿cómo saldremos de esta crisis?; ¿qué vamos a hacer con nuestro petróleo, nuestro Estado y nuestra infraestructura?; ¿de dónde vamos a obtener el dinero fresco para rehabilitar nuestra economía?; y más importante aún, ¿cuál será la hoja de ruta para resolver el cansón y eterno conflicto político venezolano?
Quien logre mostrar en la agenda pública esperanzas realistas que saquen a la gente de su cotidianidad y las 3D (despolitización, desmotivación y desmovilización) tendrá gran parte del terreno ganado. El camino hacia el futuro no está lleno de flores, las “espinas” son más comunes.
No obstante, una inmensa mayoría de venezolanos está a la espera de recibir propuestas de futuro que encarnen sus deseos más profundos de esperanza, “rotos” por la irresponsabilidad de un liderazgo más identificado con sus intereses que con los intereses de la nación. La campaña electoral debe estar asociada con el futuro para poder romper la inercia de las 3D y convertirlas en la energía pujante de la repolitización, motivación y movilización masiva.
***
Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
Del mismo autor: Venezuela: se busca un referente
Avanzado el siglo XXI, de luces e inteligencia artificial, hay países donde todavía se castiga con pena de muerte a las personas homosexuales.
El oasis de la activación económica se ha visto enturbiado este año producto de los limitados ingresos nacionales.
Cada hora que pasa un niño, niña o adolescente es abusado sexualmente, según las estadísticas oficiales.
En unos cuatros meses, nuestro país tendrá la oportunidad de elegir un/a candidato/a presidencial que represente una alternativa democrática que sea capaz de detener el largo ciclo de estancamiento, dolor, enfrentamiento, odio y sufrimiento nacional. Hay varios/as candidatos/as con diferentes propuestas que, dicho sea de paso, honestamente creo que están acompañadas por las mejores intenciones […]
2023, 2024 y 2025 serán años con una enorme impronta electoral en Venezuela. Y aunque actualmente sigue existiendo una importante desconexión entre la gente y la política, en un porcentaje sin precedentes en nuestra historia, esa brecha debe ser recuperada para potenciar los cambios necesarios que requiere el país de cara a las próximas décadas.
En tal sentido, las diferentes opciones candidateables y las alianzas partidistas y multipartidistas deben incorporar en sus narrativas, temas concretos, que realmente sean del interés público para afianzar un proceso de repolitización de la sociedad.
La desconexión actual de los venezolanos con la política obedece fundamentalmente a una razón: las temáticas promovidas en la agenda pública por los actores políticos no son del interés general de la población. Algunas de ellas han estado vinculadas a un pasado heroico que se siente muy lejano en el tiempo. Estas abusivas reiteraciones han causado cansancio y hastío en la opinión pública y, por ende, ninguna apelación al pasado está emocionando y movilizando a la gente hacia la participación política. El pasado ya no enamora como antes, más bien aburre y, en muchos casos, genera rechazo por las manipulaciones sesgadas en las interpretaciones que se han utilizado.
El presente es aún más complejo. La gente se resiente de una crisis bárbara que se estrella contra su cotidianidad mientras escucha argumentos sobre la “multipolaridad”, “el nuevo orden mundial”, “una nueva civilización está naciendo por el oriente”, o las “sanciones” como responsables exclusivas de la crisis. Esto ha provocado una mayor desafección con el liderazgo y la búsqueda de alternativas de solución.
Nos queda el futuro. ¿Cómo vamos a resolver nuestros problemas los venezolanos?; ¿cómo saldremos de esta crisis?; ¿qué vamos a hacer con nuestro petróleo, nuestro Estado y nuestra infraestructura?; ¿de dónde vamos a obtener el dinero fresco para rehabilitar nuestra economía?; y más importante aún, ¿cuál será la hoja de ruta para resolver el cansón y eterno conflicto político venezolano?
Quien logre mostrar en la agenda pública esperanzas realistas que saquen a la gente de su cotidianidad y las 3D (despolitización, desmotivación y desmovilización) tendrá gran parte del terreno ganado. El camino hacia el futuro no está lleno de flores, las “espinas” son más comunes.
No obstante, una inmensa mayoría de venezolanos está a la espera de recibir propuestas de futuro que encarnen sus deseos más profundos de esperanza, “rotos” por la irresponsabilidad de un liderazgo más identificado con sus intereses que con los intereses de la nación. La campaña electoral debe estar asociada con el futuro para poder romper la inercia de las 3D y convertirlas en la energía pujante de la repolitización, motivación y movilización masiva.
***
Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
Del mismo autor: Venezuela: se busca un referente