Cuando los dirigentes e instituciones de gobierno pierden credibilidad ante la población se originan amenazas al sistema democrático. Los conflictos políticos se acrecientan cuando desde el poder se reacciona de manera contraproducente a la diversidad sobre la cual se asienta la pluralidad humana.
La filósofa alemana nacionalizada norteamericana, Hannah Arendt, explicó esta situación al referirla en su libro ¿Qué es la política?, cuando escribió que: “La política organiza al conjunto de hombres absolutamente diferentes considerando su igualdad relativa y haciendo abstracción de su diversidad relativa. Pero es en la diversidad absoluta (de pueblos, naciones o razas) en la que cada hombre alcanza su máximo ejercicio de la política”.
Los procesos electorales son concebidos para canalizar esas diferencias y constituyen oportunidades para afirmar la razón de cada compromiso asumido en nombre de una ideología política.
Sin embargo, la historia política vuelve a dar cuenta de que “el hombre se tropieza con la misma piedra” porque, nuevamente, los programas electorales no son vistos con la seriedad que implica su contenido. No son considerados como compromisos ineludibles para impulsar la oferta política anunciada.
Por eso, las elecciones actúan (casi siempre) como indicadores de coyuntura cuya interpretación resulta muchas veces en una enorme impotencia. Sobre todo porque en el momento de la votación surgen razones que no sólo evaporan las ilusiones políticas del votante sino que provocan serias dudas y desconfianza hacia lo político-electoral.
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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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Sin embargo, la historia política vuelve a dar cuenta de que “el hombre se tropieza con la misma piedra” porque, nuevamente, los programas electorales no son vistos con la seriedad que implica su contenido. No son considerados como compromisos ineludibles para impulsar la oferta política anunciada.
Por eso, las elecciones actúan (casi siempre) como indicadores de coyuntura cuya interpretación resulta muchas veces en una enorme impotencia. Sobre todo porque en el momento de la votación surgen razones que no sólo evaporan las ilusiones políticas del votante sino que provocan serias dudas y desconfianza hacia lo político-electoral.
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