Habitantes de San Francisco comen mangos para burlar el hambre

El aumento progresivo de los precios de los alimentos, la falta de trabajo y el limitado o nulo poder adquisitivo obliga a los vecinos del municipio San Francisco a buscar alternativas para atacar el hambre durante la cuarentena

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Niños y adultos caminan para buscar mangos y paliar el hambre en medio de la cuarentena. (Foto: Cortesía Francisco Rincón)
Niños y adultos caminan para buscar mangos y paliar el hambre en medio de la cuarentena. (Foto: Cortesía Francisco Rincón)

Maracaibo.- Antes de las 7:30 de la mañana ya hay personas deambulando por las calles del municipio San Francisco con bolsas y una varilla o cabilla en las manos. Entre ellos hay niños y adultos. Buscan mangos y se aferran a ellos como salvavidas ante el hambre que padecen.

Carlos es uno de ellos. Tiene seis años, pero en la calle se mueve “como pez en el agua". Lo acompañan sus primos y a veces su padre. Contó el viernes 24 de abril, cómo hace para tumbar mangos y llevarlos a su casa.

“Le tiramos piedras y caen. Si los dueños de las matas nos dejan nos montamos y agarramos más. Algo tenemos que comer. No nos vamos a morir de hambre por gusto", dice.

Al igual que Carlos, otras personas caminan buscando mangos durante el día para intentar sobrevivir en medio de la cuarentena con un salario mínimo mensual, con los bonos que el gobierno de Nicolás Maduro entrega a través del Carnet de la Patria, pero que igual no les alcanzan para comprar dos kilos de harina.

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Una vecina, que pidió no publicar su nombre, comentó a los miembros de la Asociación Civil Mediosur, organización aliada de El Pitazo, que en su hogar llevan al menos tres noches cenando mangos, porque no tienen otra opción. “Mi esposo se va con uno de los niños y un amigo a buscar. Se llevan dos morrales y los traen full. Nos sentamos en la acera y comemos. Nos gustan mucho y le damos gracias a Dios por tener algo que comer. Pero sabemos que esto es muy injusto y más para los niños. No sabemos hasta cuándo vamos a estar así".

Para tener algo de comida en el estómago y evitar que les arda “de tanto aguantar hambre", se comen entre 5 y 15 mangos cada uno.

Con información de Francisco Rincón.

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