Pincelada Científica
«La Medicina como un apostolado»
«El Grito del Chivo»
Poco se conoce o se ha divulgado sobre los aportes científicos del distinguido galeno paraguanero Víctor Raúl Soto, nacido en Miraca el 10 de marzo de 1882; hijo de Nicolás Soto y Edelmira Delgado. Inició estudios en Baraived y Pueblo Nuevo; a los diez años, es enviado a Curazao al colegio Baralt, ( fundado por el jurista marabino Jesús María Portillo).
Durante cuatro años, aprendió: inglés, francés y el papiamento holandés.
El 17 de julio de 1900, culminó el Bachillerato en Filosofía con sobresalientes calificaciones en el Colegio Federal de Coro, dirigido por el destacado médico y docente Luís Ezpelosín; instituto creado por el general Páez en 1833 y activado en julio de 1834.
Soto estudió Medicina en la Ilustre Universidad Central de Venezuela; durante el quinto año logró por concurso, el Internado en el Hospital Vargas, tutelado por el destacado Dr. barquisimetano Pablo Acosta Ortiz, “el Mago del Bisturí”; de los mejores cirujanos de la época.
Es de acotar que un Busto de bronce del Dr. Acosta Ortiz se encuentra en el Salón de la Fama del Colegio Internacional de Cirujanos de Chicago.
El Director del laboratorio recién instalado en 1902, en el Hospital Vargas, era el eminente trujillano Rafael Rangel, «Padre de la Bacteriología y Bioanalisis en el país».
Al bachiller Soto le correspondió investigar sobre las diarreas y disenterías que llegaban al centro hospitalario; Rangel era su orientador.
Octubre de 1905, significó el comienzo de su proyección en la ciencia médica nacional, al descubrir junto al Dr. Manuel Dagnino, (italo marabino), el parásito productor de la Bilharzia, el «Shistosoma Manzoni», se transmite a través del agua o alimentos en mal estado.
El paciente era de las islas Canarias.
Enfermedad desarrollada principalmente en los estados Aragua, Miranda, Carabobo, Vargas y norte de Guárico.
Investigación científica, denominada “Naturaleza de la Disentería en Caracas”, dedicada a su maestro el Dr. Acosta Ortiz, que le permitió recibir el 16 de noviembre de 1906, el Título de Doctor en Ciencias Médicas y Diplomas de Honor en varias materias, de manos del Rector Magnífico, el ingeniero Jesús Muñoz Tébar. Trabajo que mereció ser publicado por sus valiosos aportes científicos.
A finales de año, Soto se trasladó a Paraguaná acompañado de Rafael Rangel y del médico zuliano Guillermo Cook Yepes; allí se dedicaron a investigar sobre una Bacteria Carbuncosa, que diezmaba a la población caprina, conocida como
“el Grito del Chivo”.
Continuaron a Maracaibo y los andes. Soto ejerció en Betijoque, población natal de Rangel.
Con el apoyo económico de sus padres, en 1907, viajó a París, a estudiar Bacteriología y Cirugía en el afamado Instituto Luís Pasteur; preparación continuada en Nueva York. Regresó en 1908, dedicado hasta 1914 a su profesión en Paraguaná y Coro.
No pudo atender las invitaciones de ejercer en Caracas con el Dr. Acosta Ortiz, por estar pendiente de la salud de su Padre.
A partir de junio de 1914, trabajó en el Servicio de Cirugía del Hospital de Coro; paralelamente atendía consultas particulares junto al eminente Dr. Antonio Smith, (epónimo del antiguo Hospital y del actual Hospital Anti Tuberculosis de Coro). Soto con instaló un sencillo laboratorio, de los primeros en la región caquetia.
No cobraba a los de pocos recursos. Docente de: Biología, Zoología y Francés en el Colegio Federal.
Motivaba a sus alumnos a realizar excursiones en la búsqueda de especies animales y vegetales, que una vez estudiadas y clasificadas, las donaban al museo del instituto.
Miembro Correspondiente de la Ilustre Academia Nacional de Medicina el 13 de noviembre de 1929.
Vice Rector y luego Rector en enero de 1932, del Colegio Federal, denominado en 1938, Liceo Cecilio Acosta.
Gracias a sus investigaciones editó: “Apuntes para la Geografía Médica del estado Falcón”, “Notas sobre la disentería en Coro” y “Fauna Médica del estado Falcón”. Poseía una extraordinaria habilidad para realizar los actos quirúrgicos con ambas manos, cualidad envidiable ( ambidestro).
Muy solicitado como obstetra; catalogado por compañeros y amigos como: “modesto y virtuoso hombre de ciencias”.
Los problemas renales le afectó la salud y la operatividad profesional.
Vivió soltero junto a sus hermanas.
Falleció nuestro ilustre biografiado en Coro de Insuficiencia Renal el 3 de mayo de 1935; estaba residenciado en la calle Zamora frente a la colonial Casa de las Ventanas de Hierro. Sus últimos meses de vida, cual ermitaño, transcurrieron con mente lúcida, dedicados a la meditación, oración y resignación; siempre con la fraternal compañía y cuidado por parte de sus familiares cercanos e inseparables colegas.
Un busto en Miraca y una Unidad Educativa en Punto Fijo, eternizan la memoria de este paisano benefactor, dedicado a las ciencias, la investigación, la docencia y a la divulgación.
Es poco el reconocimiento que bien merece este distinguido galeno en beneficio de la ciencia y de la humanidad.
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