Las Naciones Unidas (UN, por sus siglas en inglés) declaró el 20 de mayo como el Día Mundial de las Abejas para concientizar la importancia de estas polinizadoras en el ecosistema y la amenaza que enfrentan las abejas para su supervivencia.
Las abejas, al igual que las mariposas, murciélagos y colibríes, son animales polinizadores, ellos transportan el polen de una flor a otra en un proceso que garantiza la reproducción de las plantas.
Estos animales realizan aportes a la agricultura, entre estos se encuentran el polen, la cera, la jalea real, propóleo y la miel. A su vez, las abejas son una herramienta importante en el control de plagas. Tienen un aproximado de 105 días de vida, más que el promedio de los demás insectos.
Cada colmena es un mundo, en cada uno existen la abeja reina -que puede aparearse con hasta 15 machos-, las abejas obreras y los zánganos. Según National Geographic, en cada colmena existen entre 30 mil a 80 mil abejas obreras, estas son más pequeñas que las abejas reinas y no pueden reproducirse. Las abejas obreras, en pocas ocasiones, ponen huevos no fecundados donde nacen zánganos.
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Anatomía de las abejas y la apicultura
Cada parte del cuerpo de estas polinizadoras tienen un objetivo específico y está evolucionado para dicho propósito.
Sus antenas funcionan como órganos olfativos, sus ojos poseen muchos detectores de luz además de una mandíbula fuerte que ayuda en la construcción de sus hogares, las colmenas. La glosa es una lengua cuyos vellos facilitan adherir el néctar y atraerlo a la boca.
Según la revista Apicultura Sin Fronteras, cada colmena de un apicultor promedio en Venezuela puede obtener 40 kg de miel al año. La apicultura es una actividad socioeconómica de importancia ecológica, por esto, estas polinizadoras están protegidas por la ley en todo el mundo.
El particular método de comunicación de las abejas
Karl Von Frisch descubrió que las abejas se comunican de una manera distinta. Entre los polinizadores existe el baile de las abejas, una danza que consta del movimiento del abdomen de un lado a otro mientras caminan.
El lenguaje humano se basa, en gran medida, en los ruidos. No obstante, las abejas emplean zumbidos, temblores, giros e inclinaciones, meneos, golpes, estridulaciones, caricias, sacudidas, agarres, silbidos y antenas, entre muchos más movimientos. El lenguaje es espacial y poseen el sistema de comunicación considerado más complejo por los científicos.
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Las amenazas que acechan
Las abejas enfrentan amenazas que dificultan su supervivencia. La pérdida y el deterioro de sus hábitats, los plaguicidas, los parásitos y enfermedades, el clima y la práctica agrícola intensa, han influido en la disminución de las poblaciones de los polinizadores en todo el planeta.
Sin estos animales, se reduciría de manera significativa la polinización, el rendimiento en la agricultura se vería afectado y no existiría la biodiversidad. Según el especialista de la Universidad Autónoma de Chihuahua (México) el mundo quedaría sin vida en un lapso de 5 años en caso de la extinción de las mismas.
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