Génesis Monzones con sus hijas. (Foto cortesía).

Las madres en general desean pasar el mayor tiempo con sus hijos, sobre todo si están pequeños. Pero esto se hace bastante difícil a las integrantes de cuerpos de seguridad del Estado. La opción que han tomado, y  que les ha dado resultado, es sustituir la cantidad, por la calidad de tiempo que comparten.

Siguen siendo madres abnegadas, protectoras de sus hijos, pero saben que tienen una responsabilidad que cumplir y lo hacen. Adicionalmente asumen retos para su formación académica, para que sus hijos también se sientan orgullosos de ellas, por la profesionalización que obtienen.

Este Día de las Madres El Carabobeño conversó con dos funcionarias policiales y una efectiva bomberil. También con una educadora, quienes contaron lo difícil que ha sido criar a sus hijos, sin su presencia permanente en el hogar. Afortunadamente sus madres a la vez, las han ayudado en el proceso.

FUNCIONARIA DE LA PNB

Génesis Monzones ingresó a la Policía Nacional Bolivariana hace cinco años. Está adscrita al comando de Santa Cruz, en el estado Aragua, pero reside en el municipio Carlos Arvelo de Carabobo. Cumplir con guardias de 48 por 48 le impide ver a sus dos niñas todos los días.

Ella vive en Güigüe y su madre se encarga de cuidarles a las niñas mientras trabaja, por lo cual le está muy agradecida, porque sabe que están protegidas.

“Uno trabaja por su bienestar pero lamentablemente se pierden lo más que desean, que estar con su mamá”.

Génesis confiesa que para compensar el poco tiempo que tiene disponible para sus hijas, cuando está con ellas comparte todas sus actividades y las ayuda con las tareas.

Afortunadamente cuando las niñas van presentar un proyecto, o tienen un acto especial en el colegio, en el comando le dan permiso para que asista, porque saben de la importancia de la presencia de las madres en ese tipo de actividades.

A pesar de su corta edad, las niñas saben que su madre corre riesgo durante su labor policial, por eso siempre están pendientes. Durante una actuación, la funcionaria fue alcanzada por una bala en una pierna. Para no inquietar a sus hijas, tuvo que decirles que la herida era producto de la caída de una moto.

Desde ese tiempo, cada vez que sale de la casa, las pequeñas le piden que no se monte en ese tipo de vehículo.

Igdalia Espinoza con sus hijos y uno de sus nietos. (Foto cortesía).

FUNCIONARIA DE LA POLICÍA MUNICIPAL DE VALENCIA

26 años ya cumplió Igdalia Espinoza en la Policía Municipal de Valencia, donde tiene el cargo de primer comisario.

“El rol que cumplo como policía, madre, compañera, esposa y ante todo una trabajadora ideal, es sinónimo de transformar el mundo real en uno imaginario, capaz de darle el realce a lo más insignificante y construir un palacio dentro de un mar de lágrimas”.

Igdalia tiene dos hijas, las cuales llevó a la adultez mientras ejercía sus funciones como funcionaria policial. Asegura que no fue nada fácil para ella, sobre todo cuando estaban pequeñas y ella tenía que ausentarse por largo tiempo.

Su tío, y posteriormente su mamá, la ayudaron a cuidar las niñas, mientras ella trabajaba. Quiso ser policía porque su padre y sus tíos lo fueron, pero sus hijas no sintieron inclinación por esta actividad.

Ver a sus hijas crecer la motivó a seguir formándose académicamente, por lo que se graduó de abogada y realizó estudios de cuarto nivel. Si tenía que ir a la playa con las niñas, lo hacía, pero mientras se bañaban ella estaba en la orilla repasando libros por trabajos pendientes para entregar, y así transcurrió el tiempo.

“Creo que le he dado un buen ejemplo a mis hijas y a mis nietos”.

Comentó que por sus múltiples responsabilidades, le es imposible compartir mayor tiempo con sus hijas, pero cuando lo hace lo disfruta al máximo. Seguro que este Día de las Madres lo pasarán con sus hijos y nietos, porque se lo dieron libre, al igual que al resto de las funcionarias.

Ingrid Sánchez con su hijo Richard, también bombero. (Foto cortesía).

FUNCIONARIA DE CUERPO DE BOMBEROS DE PUERTO CABELLO

Ingrid Sánchez, madre de dos hijos, cumplió 18 años de servicio en el Cuerpo de Bomberos de Puerto Cabello, donde tiene la jerarquía de teniente.

Al principio una persona que la ayudaba y su esposo, se encargaron del cuidado de los niños, mientras ella trabajaba. Lo más que le preocupaba era no verlos el tiempo que quería, por eso no dudó en incluirlos en las brigadas infantiles de bomberitos.

Esa tranquilidad que sentía al tenerlos cerca, le permitió estudiar derecho y sacar una licenciatura en seguridad contra incendios en la UNES.

Al principio los hijos de Ingrid se sentían inquietos cada vez que tenía que salir a apagar algún incendio o atender algún siniestro. Le pedían que se cuidara, pero con el tiempo el temor fue disminuyendo.

Su vocación de ser bombero se la transmitió a su hijo mayor, Richard Méndez, ya forma parte de la institución y tiene el rango de sargento primero.

La docente Adriana Terán compartiendo con sus hijos. (Foto cortesía).

UNA EDUCADORA

Adriana Terán tiene 18 años de servicio en el Ministerio de Educación. Aunque no forma parte de un organismo de seguridad del Estado, al igual que el resto de las madres trabajadoras, ha pasado por la necesidad de dejar con sus abuelos a sus hijos, para poder cumplir con sus funciones.

Desde el principio se las ingenió para compartir más tiempo con sus hijos. Primero inscribió al varón en el colegio donde trabaja, en el área de educación inicial, y años más tarde a la hembra.

Recuerda con nostalgia que a los dos los parió en una clínica, porque el seguro del ministerio lo cubría. Pero cuando salieron de primaria, no pudo pagar por mucho tiempo el colegio privado que tenía cerca de su casa, porque comenzaron a desmejorar los beneficios que recibían los educadores.

A pesar de dar clases tres veces a la semana, el dinero no le alcanza para mucho, pues solo en  pago de transporte se le va buena parte de sus ingresos. Con 250 bolívares al mes, más los bonos, no puede darle a sus hijos lo que quisiera, por eso dedica parte de su tiempo a realizar manualidades, ya que recibe por ello mejor remuneración.

Ante esta situación, sus hijos le han comentado que no quieren estudiar educación y ella los entiende.

Le satisface que todos los días de las madres, sus hijos la han pasado con ella.

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