La mediación que los presidentes de Brasil y Colombia, Luiz Inácio Lula Da Silva y Gustavo Petro, han intentado cumplir en Venezuela sigue en punto muerto. Lo último que hubo de esto fueron los planteamientos que ambos mandatarios pronunciaron, como camino de salida a la crisis electoral existente: que se repitan las elecciones presidenciales, o bien que el oficialismo y la oposición conformen una suerte de gobierno de coalición.
Según el análisis externo, la presión internacional no ha sido suficiente para que el chavismo reconozca las dudas frente a los resultados del pasado 28 de julio. En ese contexto, estos dos países del vecindario, más México, han intentado ser mediadores.
No obstante, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador es quien más ha apoyado a Maduro, mientras que Petro y Lula han sido los mandatarios que han ofrecido alternativas para la transición, entre ellas las de repetir los comicios. La oposición venezolana y varios países del continente, incluyendo Estados Unidos, se han opuesto.
Maduro hace daño a Lula y Petro
El periodista español Juan Pablo Calvas, conocido analista internacional, sostiene que el afán de Lula y Petro en conseguir que Maduro presente de una vez por todas las actas electorales de la votación del mes pasado es, a su juicio, un intento por contrarrestar el “inmenso daño” que el líder chavista le hace a un sector político al que le ha costado conquistar espacios en Latinoamérica.
“Lamentablemente, el paso de las semanas y la negativa de Maduro y compañía en reconocer su debacle van en contravía de los deseos de Lula y Petro. Pobres ellos, que creyeron en tan lamentable personaje. Porque la actitud de Maduro les hará daño a ambos; Maduro está trapeando el piso con sus ideales”, indicó en su reciente columna publicada en el diario El País, de España.
Calvas asevera que cada día que pasa Maduro sin ayudar a resolver la crisis electoral en Venezuela demuestra que la izquierda que él abandera para Latinoamérica se parece más a aquella que configuró Stalin.
“Antes que esa que muchos países europeos presentan como modelo de democracia social. Con cada segundo que Petro y Lula dejan pasar aceptando en silencio un robo, es como callar ante un atraco hecho en plena calle. Un atraco a la ciudadanía”, opinó.
AMLO en la dulce espera
La semana pasada, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) aseguró que, por el momento, no dialogará más con los presidentes Lula da Silva y Gustavo Petro sobre la crisis en Venezuela, hasta que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) se pronuncie sobre el caso.
Esa actitud se distancia de las propuestas de los mandatarios colombiano y brasileño, de repetir elecciones o el gobierno de coalición.
A eso, Maduro reaccionó el jueves 15 de agosto, cuando le dijo indirectamente a Lula que no se inmiscuyera en los asuntos venezolanos.
“El expresidente Bolsonaro, de extrema derecha, aliado de la extrema derecha fascista de Venezuela, también gritó fraude y no aceptó la derrota y fue el Tribunal de Brasil quien decidió. Y nadie salió desde Venezuela a pedir nada. (…) Es un asunto de Brasil. Luego, el 8 de enero, sorprendiendo con un intento de golpe de Estado, asalto a los poderes públicos y lo que se hizo desde Vénguela fue condenar la violencia del fascismo. No, jamás, nosotros no practicamos la diplomacia de micrófono”, dijo Maduro.
El caso de Colombia, con Gustavo Petro, es distinto. Así lo dejó ver Maduro en las últimas horas con su pronunciamiento que podría calificarse como “pasivo/agresivo”:
“En el caso de Colombia hemos venido reconstruyendo con mucha dedicación las relaciones. Creo que van bien las relaciones con el presidente Petro. Nosotros en privado hablamos muchos temas siempre. Nos llamamos por teléfono y hablamos muchos temas también, señaló.