Autoritarismo hegemónico o transición democrática: únicos escenarios postelectorales según Benigno Alarcón
Director del CEPYG-UCAB señala que el gobierno intensificó su avance autocrático. Foto: EFE

El director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (CEPYG-UCAB), Benigno Alarcón, señaló que, al desconocer un triunfo de la oposición en las pasadas elecciones presidenciales del 28 de julio, el gobierno de Nicolás Maduro intensificó su avance autocrático.

Para el abogado y analista político sólo hay dos escenarios posibles tras la jornada electoral en la que, sostiene, una mayoría de venezolanos votó a favor de un cambio de gobierno: el autoritarismo hegemónico o transición democrática.

“El camino de la autocratización implicaría, habiéndose negado el gobierno a reconocer el resultado electoral y sus consecuencias, la consolidación de un autoritarismo hegemónico, liderado por Maduro, que se cierra a la ruta electoral como mecanismo de ejercicio de la soberanía popular. A partir de aquí los procesos electorales carecerán de todo valor como mecanismos de legitimación política, al menos a nivel del poder nacional, como sucede en países como Rusia”, expresó.

Advirtió que al no lograr legitimidad con el 28 de julio, Maduro ha optado por asegurarse “gobernabilidad” a punta de represión contra los líderes políticos opositores y los ciudadanos que expresan su descontento.

Señaló que no es poca cosa que sólo el lunes 29 se contaran alrededor de 14 muertes, lo que subrayó, equivale a 10% de la represión ejercida durante los cuatro meses de protestas en 2017.

¿Y ahora qué?

Alarcón recalcó que consumado el fraude electoral el gobierno ya no podrá normalizar relaciones internacionales con países democráticos como aspiraba, apostando a un triunfo limpio que no pudo concretar por la ventaja de Edmundo González.

Esto, indicó, se traduce en que las puertas que estaban cerradas desde el punto de vista del financiamiento económico seguirán así, amén de que puedan producirse nuevas sanciones más que todo individuales contra altos funcionarios o que se vuelvan a quitar las licencias (petroleras) que habían sido otorgadas.

A lo interno, sostiene que en caso de no vislumbrarse una salida en las semanas siguientes, se corre el riesgo de que se produzcan eventos que hagan que la gente pierda la confianza en una salida pacífica, lo que implicaría una escalada hacia dinámicas distintas en las que el gobierno se haría más dependiente de la represión masiva.

“El escenario de un cierre autocrático se materializaría por la simple inercia del proceso. Por la imposibilidad de revertir la actual situación en las semanas siguientes, y por el desgaste y capitulación de las fuerzas democráticas domésticas (por el desgaste y la represión) e internacionales (por pragmatismo)”, advirtió.

Las consecuencias de ello, lamentó, será el empobrecimiento del país y el deterioro de las condiciones de vida, el allanamiento de los derechos políticos y humanos de los venezolanos y el inicio de un nuevo éxodo masivo de venezolanos.

“Una transición democrática, por el contrario, demanda romper la actual inercia desde una posición innegable de ventaja que la oposición nunca antes había tenido, el haber ganado la elección presidencial, que sin embargo no resulta suficiente, por lo que a ello hay que sumar el mantener el interés y la disposición a apoyar de la comunidad internacional, que debe traducirse en acciones concretas que, combinadas con la presión interna, sean capaces de persuadir al gobierno de que negociar una transición política es su mejor alternativa”, agregó.