Estrés postelecciones en Venezuela
Foto: EFE/ Bienvenido Velasco

A raíz del confuso resultado de las recientes elecciones presidenciales en Venezuela, el país está sumido en un caos: Las actas oficiales no aparecen.  Dos candidatos dicen haber ganado y cada seguidor asegura que su candidato ganó. El país y el mundo está confuso con esos resultados.

El único resultado seguro, casi dos semanas después de las elecciones presidenciales  en Venezuela, es que el país perdió. Está sumido en un caos, una parálisis económica, un ambiente de represión, de profundización y extensión del conflicto político. La incertidumbre ha aumentado en la gente y han surgido sentimientos de frustración, miedo, impotencia o satisfacción, fortaleza, prepotencia, según el bando en que se ubique cada quien. En ambos, rabia, mucho estrés.

La reacción de la gente ante resultados inciertos

La confusión ante los resultados de las elecciones en Venezuela está afectando la salud mental de sus pobladores y de quienes están fuera del país. Hay mucha angustia, miedo, por la situación cotidiana del país y lo que pueda pasar. Por lo general, en estado de angustia, los pensamientos sobre el futuro suelen ser negativos, catastróficos y aumentan la ansiedad.

Un ambiente de represión en las calles y en las cabezas de la gente, los bulos o noticias manipuladas, que confunden, en las redes y los medios. Los discursos encendidos de los líderes de las partes enfrentadas. Todo eso genera tensión, es nocivo para la psique. Una voz de la oposición en Venezuela dice: salgan a la calle a defender al candidato ganador y una voz del gobierno dice: si salen a protestar nuestro triunfo serás apresado, herido o muerto.  Al conflicto político social se suma el conflicto personal.

La gente joven, la adolescente suele ser la más arriesgada y la que paga en carne propia por protestar.  Así ha sido siempre, en cualquier parte, ante cualquier conflicto social. Las familias temen por lo que les suceda a sus jóvenes. Algunas estimulan a que salgan a protestar a pesar de los riesgos, otras tratan de evitarlo. Ambas pasan sustos. Algunas tienen miedo. Por las redes  y conversas se capta un desasosiego generalizado.

Ante el estrés generalizado

Lo deseable en una etapa postelecciones es que el organismo electoral publique las actas, que haya aceptación de las partes, que aparezca el diálogo como instrumento de acuerdos y que el país, su gente, logre la necesaria la calma para retomar las rutinas.

En Venezuela, actualmente, eso parece difícil: los dos polos están atrincherados en sus razones. Entre ellos, la gente del común, alterada. Por ello, tanto en quienes están en el país como los venezolanos en el exterior, pueden aparecer síntomas de alteración de su estado de ánimo: insomnio o mucho sueño, pesadillas, desgano alimenticio, del deseo sexual, falta de ánimo, en general, irritabilidad.

Hay riesgo de somatizaciones: dolores de cabeza, problemas respiratorios, diarreas o estreñimiento, malestar general, fatiga. Hay que estar atento y tomar medidas. La pausa siempre ayuda. Si es posible, despegarse un rato, hasta donde cada quien pueda, del conflicto.

Redes que ayudan o perjudican

El uso frecuente de las redes sociales pasó a ser una necesidad generalizada. Ellas son muy útiles para informarse pero también dañinas si se genera una compulsión, una necesidad imperiosa de estar pendiente de ellas, a toda hora, en cualquier lugar, alterando la vida cotidiana, la comunicación presencial y más si están llenas de noticias que producen rabia, miedo, desasosiego.

Hay una conclusión generalizada en los especialistas en salud: hay que ser comedido en el uso de las redes sociales, mientras menos, mejor.  Estar permanente buscando información puede generar más angustia. Sobre todo si parte de esa información es angustiosa en sí misma. Las redes virtuales pueden no solo sumar sino que pueden potenciar la angustia que la realidad produce. Más cuando circulan bulos, noticias falsas, con el afán de alarmar, confundir.

Recursos que nos quedan

Lo deseable sería que la dirigencia del país, la del gobierno y la de la oposición, priorice a la gente y no las ansias de poder. Que se publiquen las actas, que se inicie el diálogo, se  llegue a acuerdos y el país retome la normalidad posible.

Por lo general, eso depende de las dirigencias, no de la gente del común, pero nos quedan algunos recursos personales a tener en cuenta: En situaciones de pérdida -de quien sea- hay que reivindicar la aceptación, la esperanza, potenciar la paciencia, la tolerancia, el respeto al contrario, a quien disiente. No hacerlo es ir en contra de nosotros mismos, contra Venezuela.  No son tiempos para bravuconadas, vengan de quién vengan.

Algo que ayuda en los tiempos aciagos como los que vive Venezuela y también para cuando sean mejores, son los gestos de afecto: las gentilezas, el buen trato con nosotros mismos y con quienes nos importan, estén cerca o lejos. Tengámoslo muy presente. Más cuando no sabemos cuándo, ni cómo terminará este proceso electoral.

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

Del mismo autor: Elecciones en Venezuela: ¡Qué susto!

Leoncio Barrios, psicólogo y analista social. Escribidor de crónicas, memorias, mini ensayos, historias de sufrimiento e infantiles. Cinéfilo y bailarín aficionado. Reside en Caracas.