La credibilidad es la confianza que nace del carácter y la competencia de una persona u organización
S. Cove
En los actuales momentos, la humanidad se encuentra atravesando un mundo de continuos cambios e incertidumbre, prevaleciendo los escenarios VICA en todas las estructuras organizacionales (públicas, oficiales, gubernamentales, privadas, familiares, iglesia, políticas, etc.).
El acrónimo de esta expresión (VICA) se refiere a las siguientes variables de los entornos mundiales. V = Volátiles; I = Inciertos; C = Complejos, y A = Ambiguos.
Ninguna nación ha escapado de esta crítica realidad social. Unas más que otras; pero están inmersas en estos desajustes socio-económico-político.
Por supuesto, Venezuela no escapa a esta realidad. Pero hay que agregarle un componente muy complejo y difícil de gestionar como lo es el proceso eleccionario presidencial del 28 de julio próximo. Es una realidad muy diferente a los procesos eleccionarios de la época democrática (1958 – 1998), donde había un Consejo Supremo Electoral (cuya denominación cambió a Consejo Nacional Electoral como resultado de una pregunta interpuesta desde Valencia cuestionando la validez del vocablo “Supremo”, pues… sus decisiones podían estar sujetas a revisión por la Corte Suprema de Justicia /ahora: Tribunal Supremo de Justicia), pues tal pregunta hizo percibir que el Consejo no era “supremo”).
Tal Consejo estaba integrado por venezolan@s de mucha credibilidad. Eran personas que irradiaban mucha confianza. De 1998 hasta la fecha, en dicho importante organismo de poder gubernamental han habido muchos cambios hacia peor. Lo que ha traído como consecuencia una gran desconfianza en ese ente electoral. Y, debido a ello: los índices de abstención han sido muy altos.
En las elecciones de 1958, el porcentaje de abstención fue 6,59. En 1998, el índice fue de 36,55%. En el 2008, la abstención fue de 31,6%; 32,22% fue la abstención en el 2013. El desencanto y la falta de confianza en Venezuela se reflejaron en las elecciones presidenciales del 2018: abstención del 52%. Este año, Venezuela se encamina hacia un nuevo proceso electoral donde existe una alta motivación a participar en favor al cambio, hacia un país libre y democrático.
En los últimos nueve meses, se ha percibido un nuevo estilo de liderazgo político (NELP) nunca antes visto en el país. Un liderazgo inclusivo y colaborativo que incorpora elementos tan importantes en la gestión pública como son: bienestar, equidad y pertenencia.
Como liderazgo político inclusivo se entiende al estilo que fomenta la participación y la diversidad en todos los entornos. Su objetivo es valorar a todas las personas por igual, independientemente de sus diferencias en cuanto a raza, género, orientación sexual, edad, discapacidad, cultura y demás tendencias. Este tipo de liderazgo enseña cómo puede transformar positivamente cualquier entorno y qué pasos se deben seguir para adoptar y ejecutar esta práctica de liderazgo.
Este tipo de liderazgo garantiza aceptar y fomentar la diversidad de pensamiento, de ideologías, credos, convicciones. Otra faceta que se ha podido apreciar en este NELP es la participación equitativa de las personas de acuerdo a sus mejores competencias, tanto humanas, así como profesionales y más.
Uno de los principales desafíos está en los sesgos que se pueden producir inconscientemente, involuntariamente: los cambios continuos en los mejores valores y principios en la sociedad en general. Este tipo de liderazgo mejora la reputación de las organizaciones y, por supuesto, en las naciones donde se implante, coadyuva en la concepción y adopción de decisiones ágiles y asertivas, documentándose de los valores clave relacionados con la diversidad
Las tácticas estratégicas basadas en este liderazgo deben primar el saber escuchar (y los nuevos líderes políticos venezolanos en sus últimas intervenciones públicas lo han puesto de manifiesto), deben estar convencidos que las políticas de inclusión son necesarias: indispensables. Otras de las características de este tipo de liderazgo es la responsabilidad social hacia planificar el cambio necesario tendente a mejorar todas las variables del contexto socio-económico-político de la Venezuela actual y, como fue mencionado anteriormente la participación equitativa de las personas más idóneas que garanticen el logro de la meta formulada: el gran cambio.
Otra de las transformaciones que ha manifestado este NELP en Venezuela en los últimos nueve meses, es el liderazgo colaborativo. Entendiéndose como tal que todo el mundo se siente involucrado y comprometido en el éxito de la gestión. Los miembros del equipo, que de otro modo se habrían sentido infravalorados, ahora sienten que forman parte de un proceso colaborativo y, como resultado, todo el mundo se beneficia.
Los líderes colaborativos crean un entorno de confianza en el que las personas coparticipan en la dirección de la actividad a desarrollar y se animan a trabajar de manera creativa. Como resultado, los miembros del equipo se sienten más comprometidos con su actuación permanente.
El liderazgo colaborativo requiere algo más que fomentar la comunicación entre los diversos equipos dentro de las actividades a cumplir. Se necesita tiempo y esfuerzo para crear un entorno de colaboración.
Con la ejecución y puesta en marcha de estos dos tipos de liderazgo (inclusivo y colaborativo) ofrecidos por los nuevos actores políticos del contexto venezolano se producen, entre otros, los siguientes resultados sociales positivos:
1.- Bienestar. Es el estado que se alcanza cuando la persona se siente y desenvuelve bien en la vida. Uno de los modelos conceptuales más influyentes a la hora de explicar el bienestar se conoce con el nombre de PERMA (por sus siglas en inglés). Es un modelo de conducta psicológica que nace de las teorías del psicólogo y escritor estadounidense, Martin Seligman.
¿Qué mide el PERMA?
El PERNA-Profiler es una escala que mide los cinco pilares del bienestar propuestos en la teoría PERMA: “emociones positivas, compromiso, relaciones, significado, logros”, unido a tres variables de contraste (las emociones negativas, la soledad, y la percepción de salud).
En repetitivas ocasiones, este NELP ha reafirmado el uso del principio de equidad en su gestión. El cual se interpreta de la siguiente manera: la equidad es el principio ético normativo asociado a la idea de justicia. Bajo este concepto se trata de cubrir las necesidades e intereses de personas que son diferentes, especialmente de aquéllas que están en desventaja.
El término equidad alude a una cuestión de justicia: es la distribución justa de los recursos y del poder social en la sociedad. Se refiere a la justicia en el tratamiento de hombres y mujeres, según sus necesidades respectivas.
En el último cuarto de siglo, este importante principio social ha sido vilipendiado en Venezuela. En este NELP el concepto de pertenencia significa un sentimiento de identidad que la persona genera con la comunidad con la que interactúa para alcanzar metas en común. Estrategia de suma importancia para lograr el compromiso de cambio estructural en el país.
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