Una sensación desalentadora, también llega a estimular un sentimiento de justicia, ocurre en las películas donde descubres que el sheriff, quien representa a la justicia, es en realidad el jefe de los bandidos.

Una situación similar se presenta en películas para niños, donde el modosito y admirado animalito felpudo del comienzo, admirado por todos, termina siendo el malvado jefe de un grupo que roba la fuente de poder de la ciudad, para someterlos a todos.

Algo similar le ha tocado al pueblo venezolano, descubrir los falsos bienhechores, quienes simulaban obrar en su bien pero cuyo cínico, no cívico, comportamiento los ha evidenciado.

Los personajes que subieron a la tarima a prometer que harían un país próspero, salud y educación plenas, hasta amenazaron freír cabezas de las cúpulas podridas para acabar la corrupción, que harían una democracia donde cabrían todos.

Esos personajes, apenas bajaron de la tarima, ya sentados en Miraflores, se desentendieron de lo ofrecido a excepción de la fritura que es lo único que les falta por hacernos y no solo a las cúpulas.

Confiscaron la fuente de poder, la soberanía, llegando a controlar hasta la bolsa con gorgojos, ofertada como seguridad alimentaria. Los medios de comunicación impresos, radio y TV, silenciados, paraliticas la democracia y la libertad de expresión.

Han geopolitizado la corrupción. Tras varios años de investigación, información de desertores de tan lucrativa industria, se ha podido comprender la magnitud del monto y el daño infringido a la nación, calculados en un billón de $ aproximadamente.

Han sido los cuerpos policiales más sofisticados, tras largas investigaciones por varios países, quienes han destejido los hilos de oro de complicados procesos de blanqueamiento de inimaginables cantidades de dinero y bienes.

En las películas era sólo el Banco de una pequeña ciudad y una pequeña banda dirigida por el sheriff. O en las películas infantiles sólo un cuchi animalito que al final es atrapado por un valiente héroe. Aquí va a ser necesario todo un país armado con su voto, para poder vivir en paz y progresar.




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