Clases a medias, paralización de cinco y estudiantes poco formados: el año escolar en Delta Amacuro
Foto: Tane Tanae

📧 ¿Quieres suscribirte a todos nuestros newsletters?

A Tucupita, capital del estado Delta Amacuro en el extremo oriental de Venezuela, llegó el jueves 27 de julio la ruta live del bachiller, la celebración que promueve el gobierno de Nicolás Maduro como cierre del año escolar para los estudiantes que irán a las universidades.

Música, algarabía, un despliegue importante de seguridad y estudiantes por doquier se dejaron ver en el gimnasio cubierto de la capital deltana, donde habita la mayoría de las 189.792 personas que tenía esta región en el año 2021, según datos de la Encuesta de Condiciones de Vida de la Universidad Católica Andrés Bello (Encovi).

Pero al contrario de la marcada jornada festiva, la región- como muchas otras en el resto del país- tenía muy poco que festejar en este año lectivo 2022-2023 que concluyó el mes pasado.

Deserción escolar

Desde el sindicato Fenatev-Sinditeda calcularon que la paralización de actividades escolares, por los reclamos salariales de los docentes, fue de 85% a 90% entre los meses de enero y mayo, cuando no hubo clases en la región.

Jesús González, que preside esta organización en la zona, dijo a Efecto Cocuyo que aunque hubo presiones gubernamentales, promesas de ayudas médicas y entrega de bolsas de comida, la mayoría de los docentes de Tucupita se paralizaron.

En Delta Amacuro hay 266 escuelas y 7 mil docentes activos, además de 4 mil obreros y 3 mil trabajadores administrativos, según cálculos de Sinditeda.

Desde el año 2022 con la aprobación del instructivo de la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre), la conocida resolución 2792, los maestros y maestras en el territorio nacional se fueron a la calle para demandar su derogación y reivindicaciones justas: el contrato colectivo, los beneficios de alimentación, vacacionales y el seguro HCM, que desde la reconversión monetaria de 2018 desaparecieron progresivamente.

“La resolución 2792 lleva a los docentes y al resto de los trabajadores venezolanos a la mendicidad. Nosotros creemos que la situación del pueblo deltano y de Tucupita, los educadores estamos en una situación crítica”, dijo González.

Los docentes protestaron en Tucupita y paralizaron las clases entre enero y mayo de 2023. Foto: Radio Fe y Alegría

A las condiciones de vida y los salarios, que rondan los 10-15 dólares al mes, el gremialista suma las fallas de infraestructura de los planteles.  En el liceo Ernesto Luis Pérez, destaca, la edificación carece de techo en la mayor parte de la planta física.

Cuestiona la ruta del bachiller porque al gobierno solo le interesa estar de “fiesta, rumba y bonche”, mientras que no resuelve las demandas de los docentes ni del resto de los trabajadores de la administración pública.

Para las mamás la realidad de la formación de sus hijos fue cuesta arriba este año. Sin clases entre enero y mayo, les tocó asumir la formación en casa o pagar tareas dirigidas.

Clases particulares

Cruzdelys Yánez, madre de un niño de 11 y otro de 7 años, debió pagar 10 dólares al mes en clases particulares para su hijo más pequeño. Ya en preescolar vivió casi dos años con formación a distancia y virtual, en una ciudad donde falla constantemente el Internet y solo se ofrece desde la operadora estatal Cantv y su servicio ABA, pero sin la posibilidad de conexión a fibra óptica, que se ha popularizado en el resto de los estados venezolanos.

“Mi hijo de siete años presentó problemas de lectura y escritura durante el año escolar. Cuando se retomaron las clases iba tres veces a la semana a la escuela (lunes, martes y miércoles), pero no era un horario completo. Solo estaba de 7:30 a 10:30 de la mañana y cuando mucho hasta las 11:30 de la mañana”.

Debió apoyarse en una “escuelita” para mejorar el proceso académico del niño, con lo que fortaleció la escritura y comenzó a leer de forma más fluida.

Los sindicatos calculan que la matrícula escolar en Delta Amacuro en la etapa de educación básica es de hasta 8 mil estudiantes, pero en 2022-2023 hubo una deserción cercana al 30 %; es decir, que tres de cada 10 alumnos no volvieron a las aulas después de cinco meses de paralización.

Formación deficiente

Quienes están en Tucupita también se quejan de la falta de atención para sus hijos, entre la paralización de actividades y una vuelta a clases a medias entre mayo y julio de este 2023.

“Espero que la educación mejore por el beneficio y el aprendizaje de todos los niños, no solo el mío sino el del resto de los deltanos. La deficiencia que tiene mi hijo la he visto en otros compañeros”, lamentó Yánez a Efecto Cocuyo.

Otra mamá, Joanmirse Chacón, con dos hijos adolescentes, tuvo menos dificultades que Cruzdelys, pero también cuestiona el tipo de formación que se ofrece en Venezuela.

“Fue un año escolar patético, porque no solo fue la falta de clases, sino que estando en el liceo a mis hijos no le prestaban la atención debida. Gracias a Dios tuvieron una primaria sólida y son independientes para las tareas escolares. Este año solo mandaban tareas para el hogar; en las materias prácticas sólo daban teoría y asignaciones particulares”, contó.

Pero no todos los estudiantes atravesaron esta formación a medias. En el caso de Eddy Villarroel, sus hijos en maternal y tercer grado comenzaron las clases en el mes de febrero, porque la institución no paralizó actividades por tanto tiempo.

Sin embargo, las clases fueron tres días a la semana. “Su formación fue completa. En casa con abuelos docentes se complementaba el estudio. Para el año escolar venidero espero docentes mejor formados que quieran impartir conocimientos, formación de calidad y no de cantidad”, expresó.

Amenazan con nuevo paro en octubre

Jesús González, de Sinditeda, dijo que la lucha docente continuará y mientras los bachilleres celebraron un fin de año accidentado, la realidad del magisterio es la misma, con un aumento de la precariedad a medida que se devalúa el bolívar frente al dólar estadounidense y un gobierno que no responde a sus demandas.

Ante esto, tres de ocho de las organizaciones sindicales que hacen vida en Delta Amacuro (Fenatev-Sinditeda, el Colegio de Profesores y Sineda) anuncian que para el venidero año escolar mantendrán la movilización y amenazan con no iniciar las clases en octubre próximo mientras continúen ganando un salario de hambre, aunque la gestión de Maduro pretenda celebrar en medio de una de las más graves crisis educativa que ha experimentado Venezuela en su historia.

Periodista venezolano. Escribo sobre el país de hoy con la esperanza de mover conciencias que promuevan cambios. Activista social y defensor de derechos humanos.