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Colapso en centros públicos limita la atención de emergencias psiquiátricas en Venezuela
Especialistas exigen al Estado recuperar los centros de atención psiquiátrica para garantizar tanto la atención de emergencia como consultas externas
La Sociedad Venezolana de Psiquiatría exhortó a aumentar la disponibilidad de medicamentos psiquiátricos
Los venezolanos sacrifican sus tratamientos por falta de recursos: «Pasa con las enfermedades psiquiátricas, como depresión o esquizofrenia, se toman la medicina un día sí y otro no. Así no hay posibilidad de lograr una estabilidad”, lamenta la psicóloga Yorelis Acosta

 

En el Día Internacional de la Salud Mental, especialistas exigen al Estado venezolano recuperar los centros psiquiátricos para garantizar tanto la atención de emergencia como las consultas externas y el tratamiento a las personas con alguna enfermedad mental diagnosticada.

Franca Caterina, miembro de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría, describe que los pocos servicios de salud público activos actualmente solo ofrecen una “atención puntual” en las áreas de emergencia.

“Si un paciente está agresivo, lo inyectan o lo mandan para su casa. Lo mismo hacen con los pacientes con ideas suicidas”, lamenta, tras insistir que, en ambos casos, estas personas necesitan supervisión y seguimiento.

La falta de asistencia adecuada en los hospitales se convierte en un “factor de estrés” para los psiquiatras venezolanos, que se ven imposibilitados de manejar los casos críticos y de evitar desenlaces fatales.

“Los médicos también están yendo a terapia por la imposibilidad de poder atender correctamente a sus pacientes. En los servicios también falta personal, como enfermeras. Un paciente que se torna agitado, peligroso, ¿quién lo agarra, quién lo inyecta? Es una cadena de eventos. Hay cosas que son prioritarias, necesitas medicación para la agitación, necesitas la hospitalización para aislar el paciente de su propia autoagresión por el intento de suicidio, y eso en Venezuela, es muy difícil”, denuncia.

Agregó que la mayoría de los casos se están resolviendo a domicilio, con las dificultades que eso implica.

Nos toca esperar que quienes hacen un intento de suicidio tengan familia para que los vigilen, pero su familia tampoco puede dejar de trabajar por la situación económica. Y el psiquiatra está muy estresado, no hay nada más estresante para un psiquiatra que un paciente con alerta de suicidio que no está hospitalizado”, indica.

Tratamiento y terapias no se pueden sacrificar

Aunque las alternativas públicas son escasas en la actualidad, y la crisis económica limita la adquisición de medicamentos y la asistencia a terapias, la experta insiste en que toda persona con una patología como depresión, esquizofrenia, trastorno de pánico o, cuadro psicótico necesita tratamiento y terapia.

Caterina refiere que, en los últimos años, han aumentado los intentos de suicidio debido al agravamiento de cuadro depresivos potenciados por la condición socioeconómica.

“Las personas expresan en consulta que no les alcanza el sueldo para mantener a sus hijos, algunos tampoco pueden emigrar. Además, vino la pandemia, cerraron negocios, se pierden los trabajos, los hijos se siguen yendo y hay muchos padres y ancianos solos y abandonados”, describe.

Al panorama se suma que el costo de los medicamentos disponibles es elevado. Algunos deben importar tratamientos que no se consiguen en el país, lo que eleva su costo.

Aunado a ello, muchos ciudadanos no cuentan con recursos para pagar terapia por varios veces o solo pueden asistir a una consulta al mes. Ante tal limitación, algunos psiquiatras acceden a mantener los controles por mensajes o notas de voz.

Yorelis Acosta, psicóloga clínico y social, recalca que el sufrimiento de una persona con una enfermedad crónica y el de sus familiares es mayor cuando no pueden costear sus medicinas.

“La gente sufre muchísimo y juega con su salud, presionada por las circunstancias: se toma media pastilla, o deja de tomarla, porque no puede comprarla. Pasa con las enfermedades psiquiátricas, como depresión o esquizofrenia, se toman la medicina un día sí y otro no, o se toman un ‘tecito’. Y así no hay posibilidad de lograr una estabilidad posible, estás prácticamente jugando a una ruleta rusa”, lamenta.

En este punto, considera, el señalamiento debe ir al Estado, que es quien puede resolver la situación macro. “Están en la obligación no solo de fortalecer el sistema de salud, sino también el educativo, los servicios básicos, porque hasta tener o no electricidad nos afecta la tranquilidad y, en conclusión, nos quita la salud mental”, acotó.

En un documento publicado el pasado 18 de septiembre, la Sociedad Venezolana de Psiquiatría advirtió que en los últimos diez años, los conflictos crónicos del país se han agrandado “a un nivel que nadie pudo haber imaginado”.

Concluyeron que la salud mental de la gran mayoría de los venezolanos está afectada debido a la “magnitud de los estresores psicológicos” y su persistencia.

Ante esto, exigieron al Estado venezolano una serie de medidas como la atención primaria a la salud mental, aumentar disponibilidad de psicofármacos, psicoeducación pública, establecer políticas nacionales, programas y legislaciones, alianzas con otros sectores (profesionales, empresariales y estudiantes) mayor formación de recursos humanos en área de salud mental y respaldo y apoyo a la investigación en estas áreas.

Buscar alternativas y luchar contra los tabúes

La psiquiatra Franca Caterina recalcó la importancia de sensibilizar tanto a pacientes como a familiares en temas de educación en salud mental.

En ese sentido, puntualizó que toda persona con idea suicida debe comunicarlo y buscar ayuda.

“Díselo a tu papá, mamá, hermano, amigo, a tu compañero. No tengas miedo de decirlo. Es un tabú no hablar y no escuchar a quien tiene ese tipo de preocupaciones. Los familiares, a veces también por miedo, empiezan a decirle al que lo comunica: ‘No digas eso, no pienses eso’ y eso solo causa más sufrimiento y silencio”, advierte.

También, recomienda buscar apoyo en organizaciones como Federación de Psicólogos de Venezuela, Fundación Alzheimer, Grupo de Bipolares de Venezuela, Fundación Bipolar de Venezuela y otras que cuentan con grupos para ayudar y orientar a pacientes y familiares.

Por otra parte, y siempre que no se trate de estrictas emergencias o casos en los que se vea comprometida la vida de la persona, otra opción es informarse y educarse a través de eventos, webinars o charlas educativas que ofrezcan en especialistas certificados en salud mental –como psicólogos clínicos o psiquiatras- en redes sociales en Youtube.

“Eviten caer en manos de  los ‘coach’ o gente del intrusismo. No hay que escuchar consejos de gente que no esté capacitada para ofrecer recomendaciones sobre salud mental. Mucha gente con falta de recursos que no puede asistir a terapia puede ir a Youtube y, en un momento puntual, busca charlas de especialistas que les ofrecen algunas orientaciones”, explica Caterina.

Por último, Caterina advierte a las personas con enfermedades psiquiátricas que no deben automedicarse ante la imposibilidad de obtener una medicina prescrita para su caso en específico: “Hemos visto con preocupación que, ante la imposibilidad de comprar un tratamiento o de ir constantemente a consulta, adquieren otro a través del tráfico de récipes”, alerta.

La salud mental del venezolano depende de una burbuja