La atleta campeona en Triple Salto de Los Juegos Olimpicos de Tokio 2020, Yulimar Rojas, reveló que sufrió bullying en su infancia
La atleta campeona en Triple Salto de Los Juegos Olimpicos de Tokio 2020, Yulimar Rojas, reveló que sufrió bullying en su infancia / Foto Javier Biosca / Vogue México

La atleta de 28 años, campeona mundial de atletismo y poseedora del primer lugar en la competencia de Triple Salto de los Juegos Olimpicos de Tokio 2020, Yulimar Rojas, reveló que sufrió bullying en su infancia por su físico, altura y color de piel.

Además, la Morena de Oro abrió su corazón a Vogue México al relatar su travesía en el atletismo y el duro camino que ha transitado hasta ser poseedora de múltiples títulos y reconocimientos.

Salta, se mueve, aplaude con los brazos en alto tres veces, mide la pista, habla con el público, da un paso adelante, otro para atrás, vuelve a decir unas palabras, arenga al público…

Yulimar habla fuerte, invoca a Dios, pero sobre todo se invoca a sí misma. Invoca a la muchachita humilde de un barrio llamado Pozuelos, la larguirucha de la que se burlaban los niños. La negra, la fea, la del pie grande, la de pelo malo.

¿Quién es Yulimar Rojas? ¿Quién es la hija de Yuletzy Ramirez? ¿Cómo piensa la mujer de 28 años que tiene dos padres, uno que le dio la vida y otro que la alimentó con pescado, con frutas y la llevó por primera vez al Complejo Polideportivo Simón Bolívar en la ciudad al oriente de Venezuela? ¿Qué quiere de la vida esa flaca que pone música a todo volumen cuando entrena y baila cada vez que bate un récord? ¿Qué piensa antes de saltar aquella muchachita que, aunque veía el mar desde la ventana de su humilde casa en Puerto La Cruz, nunca aprendió a nadar? En volar.

Yulimar Rojas - Vogue - Julio 2024
Yulimar Rojas, 2024 / Foto Javier Biosca / Vogue México

Para Yulimar su salto es como volar

“¿Qué pienso cuando salto? O más bien, cuando vuelo, porque es volar. Para mí se trata de ser yo misma. De liberar tensiones. Cuando salto no pienso en nada. Solo digo: ‘Voy para allá’. ‘Voy a saltar’. Me concentro en cómo ejecutar el salto, en cómo usar la técnica a mi favor, en cómo correr. En fluir. Cuando estoy en el aire, lo único que pienso es en caer más lejos. En ese segundo que estás en el aire, flotando, dices: ‘Voy bien, voy bien’… Aguanta, aguanta, aguanta,  haaaaasta que llegas a la arena. Es todo muy rápido. No piensas en nada más que el salto”.

Si el salto fuera vertical, Yulimar podría superar un edificio de cuatro o cinco pisos. Su meta en las Olimpiadas de París 2024 era batir su propio récord y alcanzar una distancia de salto de 16 metros. No lo hará.

En abril de este año anunció vía redes sociales que, debido a una lesión que sufrió durante unos entrenamientos en el Talón de Aquiles izquierdo, no podría participar en los Juegos Olímpicos de París 2024.

“Mi corazón está roto, también quiero disculparme por no poder representarlos en París”. El silencio en el que esta lesión mete la carrera de Rojas es solo superado por dos cosas: su anhelo de recuperarse (que va a tomar mínimo un año) y el vacío que deja en los JJ. OO. una de las atletas latinoamericanas más vistosas y reverenciadas de los últimos años.

Yulimar Rojas, Vogue México, Julio 2024
Yulimar Rojas, 2024 / Foto Cortesía Javier Bosca / Vogue México

» Me llamaban garza, jirafa, negra…»

¿Cómo se convirtió Yulimar Rojas en La Reina del atletismo con cuatro títulos mundiales en triple salto? En su vida todo puede leerse como el salto de una niña tímida y miedosa. El de una muchacha que vivía bajo un techo con goteras, temerosa de que la lluvia arrasara su casa, a una mujer que, gracias a sus medallas, logró un nuevo hogar para su familia.

El trayecto ha sido duro, sí. Pero la dureza no vino dada por la pobreza en la que creció. El trauma, el dolor, el miedo vino de afuera, de los otros.

“De pequeña sufrí mucho bullying. Ese fue un hecho que me persiguió toda mi adolescencia. Me decían muchas cosas. Los sobrenombres me mataban, me dejaban impotente. Me llamaban garza, jirafa, negra. Se metían mucho con mi color de piel. Como tenía el pelo ‘malo’ (afro), siempre me peinaba con un chonguito que se despeinaba y me decían negra fea.

«Yo pensaba: ‘Si se meten conmigo es porque soy distinta. En algún momento todas esas personas que se burlan de mí, van a conocer a la verdadera Yulimar’. Me creó un trauma que sólo pude superar gracias al deporte. El trauma que sentía hizo que no pudiera caminar en lugares donde había mucha gente para que no me vieran, para no pensar que me veían o que se metían conmigo. Al final agradezco a esas personas por hacerme más fuerte. Me volvieron una mujer con temple, guerrera, luchadora, capaz de sobreponerse a esos comentarios que por años me persiguieron”.

En un lugar tan difícil como la Venezuela actual, su historia es un relato poderoso porque plantea que la felicidad y el éxito son posibles incluso en las condiciones más adversas. “Siempre supe que era diferente. Que estaba llamada para hacer grandes hazañas para que muchos pudieran ver reflejada su historia en la mía”.

La difícil decisión de buscar el desarrollo en el extranjero

Yulimar Rojas, 2024, Vogue México
Yulimar Rojas, 2024 / Foto Javier Bosca / Vogue México

Fue su hermana, Yerilda, quien al día siguiente de romper el récord mundial de triple salto en 2020 en Madrid, le regaló una corona inflable. “Eres nuestra princesa”, le dijo. Y ella se paseó bailando por las calles de la ciudad española de Guadalajara, donde entrena, al son que le gusta.

Partió de Venezuela en 2015. Entonces ya había ganado todas las competencias de su país y de Sudamérica. Para desarrollar todo su potencial tuvo que tomar una decisión difícil: dejar atrás su vida.

Por Instagram contactó al entrenador cubano y ex-campeón mundial, Ivan Pedrozo, para su sorpresa, la conocía y aceptó trabajar con ella. Así comenzó el largo viaje que la convirtió en Campeona Mundial pero, sobre todo, en sí misma.

“Me fui de mi país cuando estaba cumpliendo 20 años. Le huía a la idea de partir. Postergué varias veces el viaje. Fue una decisión muy difícil. Pero, me llené de valor y aposté al futuro. Siempre pensé que tenía una misión, o tengo una misión porque ese reto sigue en pie. Dentro de mí guardo Pozuelo, mi familia, mi mamá que nunca me ha dejado, mi infancia, mis primeros pasos, ese rinconcito de Puerto la Cruz que amo tanto y cada vez que voy a Venezuela trato de rencontrarme con eso”. Pozuelo es la cuna de Yulimar Rojas, “es el eje de mis comienzos, es seguir adelante, es donde me identifico ahora mismo y es lo que más me ha motivado a seguir adelante”.

Lee la nota completa en: https://www.vogue.mx/articulo/yulimar-rojas-entrevista-2024

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