Carlos Alcaraz
El español se convirtió en el sexto jugador en la historia que conquista el mismo año el Roland Garros y Wimbledon. FOTO: EFE/TOLGA AKMEN

Carlos Alcaraz es de nuevo campeón de Wimbledon, después de derrotar a la leyenda Novak Djokovic, con mucha facilidad: 6-2, 6-2 y 7-6 (7/4).

El español sólo se puso nervioso cuando con 5-4 y 40-0 en el tercer set tuvo tres pelotas de partido y pudo la tensión. Después, lo logró en el tiebreak. Y antes, dominó como casi nadie lo había hecho al mejor tenista de la historia.

Fue una exhibición de tenis. Con 21 años, el murciano ya tiene cuatro Grand Slams (ha ganado las cuatro finales que ha jugado). Es el sexto jugador en la historia que conquista el mismo año Roland Garros y Wimbledon. Los otros cinco, mitos: Rod Laver, Bjorn Borg, Rafa Nadal, Roger Federer y Novak Djokovic.

El primer juego de la final de este domingo se alargó 14 minutos. «Se va a solapar con la final de la Eurocopa», pensaban muchos, mientras Alcaraz, como si tuviera prisa por animar a su España, planeaba un desenlace distinto.

Alcaraz comenzó disfrutando de Djokovic en Wimbledon

Alcaraz necesitó de un cuarto de hora y cinco bolas de ‘break’ para doblar por primera vez la mano del serbio, pero a partir de ahí no frenó. Era como si Djokovic tocase el violín y Alcaraz disfrutara bailando con él.

El español era un espectáculo de dejadas, contradejadas, contraataques y dominio. Djokovic tocaba la pelota muy limpia y era capaz de dirigirla, pero Alcaraz siempre la devolvía fuerte y mejor.

Y lo más sorprendente es la calma con la que lo hacía. Con medio partido, 6-2 y 1-0 a favor, el murciano se paseaba por su lado de la pista jugueteando con la pelota y pensando cuál sería el siguiente truco con el que desesperaría al campeón de 24 Grand Slams, el hombre que quería el récord de ocho Wimbledon de Roger Federer y que se topó con Alcaraz defendiendo el legado de su ídolo.

Djokovic, mientras se le escapaban los juegos como en la final de Roland Garros 2020 contra Nadal, requería de un estímulo externo para despertar, un grito desde la grada, un enfado al que agarrarse, pero solo podía pagar su rabia contra la red y contra lo que él pensaba que era mala suerte y en realidad era el impoluto juego del español.

Con 6-2 y 6-2, miraba al cielo, extenuado, y pidiendo una ayuda divina con la que escapar una vez más. El tenista más «Houdini» de todos ya sabía lo que era levantar dos sets en contra en una final de Grand Slam, pero fue en 2021, en Roland Garros y contra el endeble Stefanos Tsitsipas.

Esta vez enfrente estaba un campeón de Grand Slam, número uno y dominador del presente y futuro de este deporte. Aun así, Djokovic rozó la reacción. En el sexto juego del tercer set, dispuso de su primera bola de rotura desde el primer parcial y Alcaraz, que la salvó con un servicio casi ganador, desactivó cuatro iguales en su momento de más apuro.

Los gritos no le afectaron al Español

Los gritos de «¡Nole, Nole!» no tardaron en ser desplazados por los de «¡Carlos, Carlos!» y ni siquiera los sarcásticos «Come on England» desestabilizaron a un Alcaraz lanzado hacia el triunfo, hasta que llegó al abismo que supone sacar para Wimbledon contra Djokovic.

A Alcaraz, que ya le pasó el fantasma de Roger Federer en esta pista en 2019, le tembló el pulso como también le ocurrió a Andy Murray en 2013. Se puso 40-0 con su saque, tres puntos de partido. En un festival de golpes a la red y errores, y un inoportuno cántico de un aficionado de «Campeones, campeones», Alcaraz perdió los cinco puntos siguientes.

Se metió en un jardín del que pocos salen, en el que muchos se hunden. Habiendo acostumbrado a sus seguidores a dosis de sufrimiento durante todo el torneo, la final no fue excepción.

Alcaraz
Carlos Alcaraz reaccionando al buen juego durante la final contra Novak Djokovic en el Campeonato de Wimbledon.
FOTO: EFE /ADAM VAUGHAN

El tercer set, que de haberse perdido hubiera supuesto una brecha importantísima, se fue hasta el ‘tie break’ y ahí Alcaraz demostró que, pese a los nervios, sigue siendo el mejor.

Con 5-4 arriba en el desempate, a dos puntos de la victoria, Alcaraz rompió a Djokovic con una dejada primero y no dejó que los nervios le atenazaran con el quinto punto de partido. El resto al segundo saque se quedó en la red y Alcaraz tiró la raqueta y se giró hacia su banquillo.

Carlos Alcaraz fue el mejor y ni siquiera Djokovic en Wimbledon pudó discutirlo.

 

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