“La historia ha demostrado que los ganadores más notables suelen encontrar obstáculos desgarradores antes de triunfar. Ganaron porque se negaron a desanimarse por sus derrotas”.
B. C. Forbes.

Ante tanto acoso y persecución con que el régimen pretende impedir el desenvolvimiento de la impresionante campaña libertaria más que electoral, tan solo logran más apoyo y entusiasmo por parte de ese pueblo que se cansó de aplaudir a los violentos y a los tramposos y a burlarse de los honestos.

Entre todos los males que nos han ocurrido, son los actos contra la ley, masificados hasta el extremo, los responsables de la degradación moral. Ese es el origen y la causa de todos los graves problemas del país. Es bien sabido que una de las características sobresalientes del gobierno es la inexistencia de escrúpulos ante las restricciones legales y la desconsideración humana, en cuanto a derechos políticos de los ciudadanos. Y esta perversidad que muchos consideran “juegos políticos” tan solo son típicas estrategias totalitarias que pretende desmoralizar a un pueblo cansado, burlado y enfermo de violencia y atemorizado.

¿Acaso hay algún asidero legal serio en el encarcelamiento de tantos ciudadanos cuya única falta es apoyar comprometidamente a su candidato en esta campaña electoral?

Y ¿Cómo olvidar a los cientos de estudiantes que fueron sometidos a acusaciones infundadas, a la crueldad más brutal? Últimamente es una práctica muy recurrente, la detención, vejación y cierre de sus negocios, de muchos comerciantes y empresarios honestos a quienes se les imputan diversos delitos por el simple hecho de dar cobijo, dar servicios técnicos, o bien ofrecer su comida al candidato y sus acompañantes.

Lo verdaderamente lamentable es que sigamos en la confusión conceptual de convertir delitos en derechos, de propiciar dudas y cinismos, de miedo y de impotencia, de dejar a otros nuestras responsabilidades, al no saber exigir nuestros derechos.

En la Proclamación de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789) se destaca: …” La finalidad de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescindibles del hombre. Estos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia al opresor…”.

Y uno de sus ardientes precursores – Maximilian Robespierre dejó anotado “Los países libres son aquellos en los que son respetados los derechos del hombre y donde las leyes, por consiguiente, son justas.”

Todas las acciones coercitivas y absurdamente amparadas, aupadas y ordenadas por el régimen y sus secuaces, tan solo pretenden neutralizar, mediante la amenaza, la agresión, el ataque y cualquier otro perverso método, la realidad ineludible de tener que entregar el poder. ¿Y entonces?…

“Solo aquellos que no tienen esperanzas nos dan esperanza”, es una frase de Walter Benjamín, que vendría a representar la convicción para mantener la esperanza pensando en los que no la tienen, que podría disminuir las dudas de quienes se enredan en razonamientos desesperados por el temor que infunde un régimen temeroso, pues bien sabe que su último cuarto de hora está muy próximo.

A punta de votos, y del celoso cuido que le demos a cada uno de esos votos este 28 de julio, se iniciará una historia mejor, esa historia en la que usted, apreciado lector, tendrá la oportunidad de participar, la nueva historia del país que anhelamos y merecemos, un país sano, un país confiable, un país del siglo XXI, ese día en el cual, además de la estabilidad política, contemos con una institucionalidad que vaya más allá de la claridad y de la permanencia de sus reglas, la probidad de su sistema jurídico y el respeto irrestricto de los derechos individuales garantizados por la Constitución.

 

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