El pádel, deporte de raqueta, se ha popularizado en Venezuela. Solo en Baruta y El Hatillo, municipios del Área Metropolitana de Caracas, funcionan al menos nueve lugares para la práctica de esta disciplina. Las comunidades comenzaron a exigir mayor transparencia sobre la construcción de estos complejos, especialmente los cercanos a edificios residenciales. Expertos apuntan que la consulta pública, de cara a las nuevas obras, es un deber con los ciudadanos.
Caracas. Comienza el primer set de uno de los torneos más grandes de Latinoamérica que, por primera vez, se celebra en la capital de Venezuela. Alrededor de una cancha de 20×10 metros cuadrados se aglomera una fanaticada que grita y aplaude, animada por un espectáculo musical, luces y pantallas. Hay personalidades de la farándula y conductores de televisión, la jornada se extiende hasta pasada la medianoche.
Se disputa el puesto del campeón regional de pádel, un deporte de raqueta en auge con cada vez más canchas en distintos sectores del país y el Área Metropolitana de Caracas, incluyendo la urbanización San Luis en el municipio Baruta.
Por décadas, San Luis se caracterizó por ser una zona residencial silenciosa sobre un relieve montañoso de bosques nublados. Sin embargo, desde agosto de 2021, con la instalación de las primeras canchas de pádel, el ruido por el choque entre las paletas y las pelotas interrumpió la tranquilidad que reinaba en la comunidad.
Para octubre de 2023 hay 14 canchas que funcionan en dos centros deportivos dentro de esa urbanización.
Vecinos del sector se quejan de que en una de las instalaciones se realizan competencias con miles de asistentes, lo que se traduce en ruidos que persisten hasta altas horas de la noche, y el colapso de las calles por los vehículos de quienes acuden al juego.
Los afectados han acudido al Concejo Municipal y a la Alcaldía de Baruta para verificar el cumplimento de los permisos de las obras y de la zonificación vigente en torno a las parcelas donde se construyeron las estructuras; también denuncian la violación de varias ordenanzas locales, pero no han obtenido respuestas.
A la fecha de publicación de este reportaje, no han tenido acceso a ningún tipo de documentación pública y reclaman que no hay transparencia con el manejo de la información concerniente a los terrenos.
Situación similar viven los habitantes de otros dos sectores en Baruta y el municipio El Hatillo donde se construyen dos centros de pádel en áreas verdes, valoradas por los residentes como sitios de esparcimiento, refugios de fauna silvestre y siembra de plantaciones.
Expertos dijeron a Crónica.Uno que la construcción de complejos deportivos en zonas residenciales debe cumplir con requisitos de planificación urbana para garantizar su funcionamiento y para evitar molestias a los vecinos. Coincidieron en que aunque una consulta pública para conocer la opinión de una comunidad al momento de ejecutar un proyecto no es obligatoria, realizarlas incentiva la participación ciudadana y promueve la transparencia.
El pádel en Venezuela
El pádel es un deporte de raqueta creado en 1960 en México, que ganó popularidad entre familias pudientes de España, Argentina, Alemania y Reino Unido. En 2005 la disciplina llegó a Venezuela con la instalación de la primera cancha para funcionarios de la Embajada española en Caracas, según Luis García, director de la Federación de Pádel. Desde entonces, la práctica del juego se extiende.
De acuerdo con datos de la Federación Venezolana de Pádel (FVP), para 2022 había 73 canchas de pádel en nueve estados del país (Anzoátegui, Aragua, Carabobo, La Guaira, Lara, Miranda, Portuguesa, Zulia y Distrito Capital). De ese total, 47 estaban ubicadas en el Área Metropolitana de Caracas.
Una base de datos elaborada por Crónica.Uno, a partir de una búsqueda rápida en Internet y redes sociales, contabilizó que en la Gran Caracas funcionan al menos 15 lugares para jugar pádel, de los cuales el 60 % están en Baruta y El Hatillo.
Entre las canchas que serían construidas este 2023 estaban las del Centro Deportivo de Pádel La Alameda, también en Baruta. Según el estudio de impacto ambiental de la empresa Aguas Subterráneas Consulting C. A., fechado en octubre de 2022, el proyecto contemplaba un club deportivo con 44 puestos de estacionamiento y canchas sobre una parcela de 21.000 m², considerados por los vecinos como un bosque urbano.
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Los promotores del proyecto y el alcalde de Baruta, Darwin González, argumentaron que los terrenos eran propiedad privada y contaban con los permisos necesarios. Apenas en julio de 2023 los vecinos accedieron al expediente y el estudio de impacto ambiental. La comunidad protestó contra el avance de los trabajos y, finalmente, el 8 de agosto el Ministerio de Ecosocialismo (Minec) ordenó la suspensión de la obra ya que “debía ser evaluada bajo criterios técnicos especiales”.
En relación con este caso, Joaquín Benítez, director de Sustentabilidad Ambiental de la Universidad Católica Andrés Bello, dijo que más allá de la falta de transparencia, el conflicto se originó debido a la percepción de la comunidad respecto al terreno, valorado por ser una zona boscosa utilizada para el esparcimiento desde que se construyó la urbanización en los años sesenta.
“Esa parcela tiene un uso asignado para el desarrollo de un club deportivo, no hubo cambio de uso. Pero los vecinos valoran mucho más tener vegetación y un ambiente cuidado”.
Benítez analizó con detenimiento el estudio de impacto ambiental de La Alameda y señaló que hubo aspectos que se pasaron por alto: la afectación que originaría la ejecución del proyecto sobre el tráfico, el alcance del ruido por el peloteo y el diseño de la iluminación artificial nocturna alrededor de las pistas. “Tampoco quedó claro el impacto que tendría la deforestación de los 3000 m² de bosque con relación al drenaje de las aguas”, expresó.
Investigaciones del Instituto Nacional de Salud Mental en los Estados Unidos, revelan que la contaminación lumínica generada por la luz artificial exterior (farolas, luces Led y anuncios luminosos) influye en el comportamiento de las personas, altera los patrones de sueño y puede deteriorar la salud mental. Otros estudios similares también arrojan que las señales luminosas procedentes de hogares, negocios y estadios afectan a las aves, insectos y plantas al alterar sus ciclos de reproducción, alimentación y movilidad.
Vecinos de San Luis se oponen ante falta de transparencia
En agosto de 2021, cuando se instaló la primera cancha de pádel en San Luis, los residentes no imaginaron que en poco más de dos años se construirían otras 13, cuatro en el Belisario camp de la calle San Luis, un terreno municipal donde funcionaba el antiguo Club de Corpoelec y otras 10 en el Centro Deportivo San Luis, sobre una parcela ubicada en la avenida principal. En este último complejo se celebró, entre el 4 y 13 de agosto, el Padelfest, el torneo más importante de Latinoamérica que albergó 1440 jugadores y más de 2000 espectadores, según afirmó a los medios el gerente general del Circuito Pádel Venezuela, Daniel Da Silva.
Marisa*, vecina de San Luis desde hace 20 años, contó que durante la semana de competencia el acceso a la zona fue caótico por la cantidad de carros que obstaculizaron el tránsito, además de “la bulla causada por la música a todo volumen”, los gritos de los asistentes y los fuegos artificiales hasta altas horas de la noche. “En San Luis viven adultos mayores, esta no era zona comercial. Ahora pretenden hacer festivales masivos, pero esta zona no es apta para grandes volúmenes de gente, eso no se puede permitir”, opinó.
Las personas agrupadas en la Asociación de Vecinos de San Luis (Asosanluis_V) se han movilizado hasta la Alcaldía de Baruta y el Concejo Municipal para solicitar los permisos de ambas parcelas y verificar el cumplimento de la zonificación, pero no han podido ver esos documentos. También consignaron ante la Comisión de Control Urbanístico varias cartas para solicitar la regulación de los horarios de las canchas en cumplimiento a la ordenanza de contaminación por ruido, pero no hay avances.
El 31 de agosto pasado Crónica.Uno asistió a un derecho de palabra que la Cámara Municipal cedió a los vecinos. Durante la reunión el presidente del Concejo, Luis Aguilar, reconoció que las canchas de pádel ubicadas en la calle San Luis no cumplían con los permisos ni con la zonificación.
“Hemos hecho exhortos más de 10 veces denunciando que estas canchas fueron construidas sin permisos. Hemos elaborado ordenanzas de ruidos molestos y otra de construcciones ilegales, pero es la alcaldía quien debe hacerlas cumplir”, expresó.
Un vocero de Asosanluis_V, explicó que aunque las canchas de la avenida principal son propiedad privada tienen asignada una zonificación para la construcción de una clínica, no de un complejo deportivo. “Por ese terreno pasan dos manantiales y hubo un hundimiento”. En el caso del Club Belisario Camp lo que les preocupa es que la construcción se ejecuta en la ladera de la parte alta donde hace años ocurrió un deslizamiento tras fuertes lluvias. Temen que un alud de tierra se precipite sobre las residencias de la calle El Comercio.
En paralelo, dentro del mismo municipio, está latente un desacuerdo entre los vecinos de la urbanización Santa Paula. A finales de julio, cuando les informaron que en el polideportivo Hermán “Chiquitín” Ettedgui levantarían The Court Pádel Center —un complejo con siete canchas de pádel, gimnasio, spa, cafetín, bodegón y bar—, algunos estuvieron a favor de la recuperación del sitio y otros en desacuerdo con la privatización del espacio, por la falta de detalles sobre la ejecución del proyecto patrocinado por el Banco Plaza.
El 24 de septiembre pasado una investigación de Armando.info reveló los pormenores de la construcción de ese centro: la Alcaldía de Baruta entregó a la constructora Ludus Sport más 10.000 m², del total de 33.500 que ocupa el polideportivo, mediante un comodato de 15 años. El reportaje expone el entramado de relaciones detrás de la transacción, entre quienes se incluye a David Uzcátegui, dirigente de Fuerza Vecinal, el alcalde de Baruta Darwin González, Juan Carlos Posner (ex director general de la Alcaldía de Baruta) y Armando de Armas Caraballo (socio de Ludus sport).
Una ciudad abandonada y sin planificación
El arquitecto y profesor del Instituto de Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela, Marco Negrón, explicó que a diferencia de una vivienda, un complejo deportivo demanda mayor volumen de tráfico y servicios como agua y electricidad, por lo que es imprescindible acatar las ordenanzas y justificar técnicamente cualquier modificación que necesite hacerse. En caso de requerirse algún cambio de uso o de ordenanzas es obligatoria una consulta pública para conocer la opinión de la asociación de vecinos, aun cuando esta no sea vinculante.
“El Concejo Municipal es el responsable de que los usos urbanos del suelo se adecúen a las ordenanzas originales. La propiedad privada está regulada por la ley y sí incurre en una ilegalidad no se debe pasar por alto”, indicó.
El cumplimento de estas normas debe ir acompañado por un plan local de desarrollo urbano, un documento público que debe estar expuesto durante 60 días para que la gente lo discuta. De acuerdo con el artículo 61 de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal “cada municipio, según sus peculiaridades, tendrá un plan local de desarrollo urbano mediante el cual se regulará el uso y aprovechamiento del suelo según las directrices contenidas en el Plan Nacional de Ordenación Urbanística…”.
Negrón señaló que aunque todos los municipios del Área Metropolitana han contratado planes de desarrollo local con el apoyo de institutos y universidades todos permanecen engavetados desde 1987, cuando entró en vigencia la Ley Orgánica de Ordenación Urbanística.
Para el especialista, la falta de plan de desarrollo local se evidencia día a día en el colapso de los servicios, el aumento de la contaminación, el desorden y la congestión vial.
“Una ciudad sin plan de desarrollo es una ciudad abandonada por las autoridades, donde impera el caos”, expresó.
Pulmones vegetales en riesgo
La urbanización Los Naranjos Rural es una zona montañosa de difícil acceso en el área más apartada de El Hatillo. El camino de tierra es enrevesado y posee una vegetación espesa, abundan los árboles de aguacate, mango y guanábana. En lo alto de una colina, un elemento rompe con la uniformidad del paisaje. Se trata de dos canchas rodeadas por montículos de tierra.
Jacinto*, vecino del sector, cuenta que se comenzaron a construir a principios de este año. “Un día llegó la empresa que lleva el proyecto e irrumpieron en el conuco de un señor que ha sido el dueño por 60 años. Le metieron unas máquinas y le tumbaron varios árboles”. Dos pistas de pádel y una vía pavimentada ya están culminadas sobre lo que fueron extensas hectáreas de terreno deforestadas.
Por la construcción, grandes volúmenes de tierra se acumularon a los lados de la carretera en la vía principal al sector. “Nos quejamos ante la alcaldía (de El Hatillo) y solo le pusieron una multa al supuesto propietario. Creemos que cuentan con el apoyo de las autoridades porque jamás han sido mostrados los permisos ni ningún título de propiedad”, dijo.
Crónica.Uno acudió al lugar y conversó con el arquitecto Jorge Prypchan, quien se identificó como el propietario legítimo de los terrenos donde funcionará el Club de Pádel Los Búfalos. “Aún no hemos abierto al público y aunque comencé con dos canchas pronto serán muchas más, pero estoy por tramitar los permisos ante el Departamento de Ingeniería Municipal”, expresó.
Para conocer sobre el estudio de impacto ambiental de esa obra, Crónica.Uno se dirigió al Instituto Autónomo de Gestión Ambiental de El Hatillo. Allí se indagó si el personal había recibido la notificación acerca de la construcción de ambas canchas en Los Naranjos Rural, pero dos trabajadores dijeron desconocer la existencia del proyecto. También se envió una solicitud de información al Concejo Municipal, pero hasta el cierre de esta publicación no se obtuvo respuesta.
Durante esa visita, en plena avenida principal de Las Cumbres de La Lagunita, se observaron los vestigios de La Laguna de Patos, un emblemático estanque que por décadas funcionó como criadero de peces y aves. Actualmente, no hay animales y sus caminerías están tragadas por la maleza. En torno a sus ruinas unos trabajadores realizan movimientos de tierra a pleno sol.
Los vecinos comentan que los espacios de ese terreno municipal se convertirían en otro complejo deportivo de pádel. Pero es poca la información que la alcaldía ha suministrado al respecto. Crónica.Uno acudió al sitio y habló con uno de los obreros, quien explicó que estaban canalizando las tomas de agua para iniciar las labores de construcción. Se negó a suministrar detalles del proyecto y la constructora. “Tuvimos inconvenientes y quejas de vecinos de la parte alta, pero ya nos ocupamos de reconducir las aguas. De resto no podemos decir algo más. No estamos autorizados”.
Zulma Bolívar, urbanista y experta en gestión del desarrollo local y planificación, detalló que el dueño legítimo de una parcela, sea estatal o privada, puede erigir un complejo deportivo siempre y cuando por ley ese terreno tenga asignado un uso sociodeportivo. Además, debe consignar ante la alcaldía el título de propiedad y una constancia de variables urbanas en la que se evalúan aspectos como: el uso, la altura, el porcentaje de construcción y el número máximo de personas por hectárea que puede concurrir sobre ese terreno, entre otros aspectos.
“Todo esto debe incluir un estudio de impacto ambiental y sociocultural que debe estar aprobado por el Minec”, dijo.
Crónica.Uno acudió a la Unidad Territorial Ecosocialista Utec Capital donde se supone existe un registro de los estudios de impacto ambiental aprobados por el Minec. Una funcionaria que se identificó como coordinadora del área dijo que la información no está disponible para la consulta pública. “Debes pedir la autorización del ministro”.
Las Normas de Evaluación Ambiental sobre Actividades Susceptibles de Degradar el Ambiente emanadas del decreto 1.257, establecen en el artículo 26 que “los promotores de los proyectos sujetos a la elaboración de un estudio de impacto ambiental publicarán en un diario de circulación local, una notificación informando sobre el comienzo de la realización del estudio”.
En relación con el auge del pádel en las áreas residenciales, el ingeniero Joaquín Benítez destacó que aunque la consulta pública no es obligatoria y está a discreción del Minec, es una buena práctica informar a las comunidades sobre la realización de los estudios antes de ejecutar cualquier actividad susceptible de alterar el ambiente.
“Dada la percepción y valoración que tienen los ciudadanos de sus vecindarios, es obligatorio que haya consulta pública. No hacerlo, aunque no sea ilegal, es atropellar y violentar los derechos de las comunidades”, aseguró.
* Los nombres de los entrevistados se modificaron por temor a represalias.
Créditos
Texto e investigación: Betania Franquis
Fotografías: Manuel Díaz y Tairy Gamboa
Edición de video: Gleybert Asencio
Infografías: Amadeo Pereiro
Edición: Natasha Rangel
Coordinación editorial: María Victoria Fermín K
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