La devoción de Nelida Moreno por el primer santo laico venezolano José Gregorio es un legado transmitido por su madre. Gerardino Barracchini, vicepostulador de la causa del beato, explicó que la canonización se logró por una dispensa del milagro por parte del papa Francisco, basado en su fama de santidad y milagros.
Caracas. “Mi fe por José Gregorio Hernández es lo que me ha mantenido viva en estos cinco años”, reconoció Aura Isabel Colmenares, devota del Médico de los Pobres.
Aura es testigo de su intercesión en múltiples ocasiones, pero fue en el 2020 cuando su fe se puso a prueba después de estar hospitalizada por más de siete meses.
En febrero de ese año la diagnosticaron con una fístula intestinal. Y a Aura la operaron en el Hospital Clínico Universitario. El médico que la atendió le advirtió sobre la alta probabilidad de una colostomía.
Para ella esta realidad se traduciría en un cambio radical en su vida. Pero, en lugar de tener miedo, Aura se aferró a la devoción que por años le tuvo a José Gregorio Hernández, gracias a la fe que sus padres le inculcaron desde pequeña.

“Le pedí con toda mi alma que me ayudara, que no permitiera que me hicieran la colostomía. Todas las noches rezaba para pedirle que intercediera por mí”,
relató Aura, con la voz aún cargada de emoción.
La canonización de José Gregorio Hernández se aprobó el 25 de febrero, por el papa Francisco, quien se encuentra hospitalizado a causa de una neumonía bilateral.
El Medico de los Pobres se convirtió en el primer santo laico venezolano.
Ese mismo día, Aura asistió a la misa de gracia del beato José Gregorio Hernández en la iglesia Nuestra Señora de Candelaria. Esta vez, se puso nuevamente en las manos del santo para buscar su protección.

Prueba de fe
El día de la operación, mientras estaba en la sala 17 del hospital El Clínico, Aura vio la silueta clara de José Gregorio Hernández en una esquina de la pared.
“En ese momento, supe que todo iba a salir bien”, afirmó.
La operación, que se consideraba compleja, transcurrió sin complicaciones. Aura no necesitó la colostomía y se recuperó rápidamente.
La mujer, de 56 años de edad, le atribuye su sanación a la intervención divina de José Gregorio.

Sin embargo, dos años después de su cirugía, Aura sufrió una peritonitis debido al rechazo de la operación. Esta complicación la mantuvo hospitalizada por dos meses, un período de intenso dolor y angustia. A pesar de las dificultades nunca perdió su fe.
“Aunque quedé con una colostomía y sonda, nunca me he sentido sola y sin esperanza porque él me acompaña en cada momento”.
Siempre ha sido santo
María Teresa Borjas, otra devota y coordinadora del centinela por José Gregorio Hernández, agradeció al Vaticano que por fin haya tomado en cuenta la petición que desde hace años hacen los venezolanos: que José Gregorio sea reconocido como santo.
“Es reconocer su bondad y santidad de todos los venezolanos que piden con fe. Yo he sido testigo de cómo personas enfermas entran a la iglesia a pedirle y meses después regresan sanados”,
cuenta.
Gerardino Barracchini, vicepostulador de la causa del beato José Gregorio Hernández, explicó (en una entrevista para Unión Radio) que la canonización se logró por una dispensa del milagro por parte del papa Francisco, basado en su fama de santidad y milagros dentro y fuera de Venezuela.

“Aunque se conocían más de 2000 milagros atribuidos a José Gregorio Hernández, esta vez se utilizó el Instituto Jurídico Canonización Equipolente que permitió canonizar a alguien reconocido por la fama de santidad sin necesidad de comprobar un segundo milagro”, detalló en la entrevista transmitida la mañana del miércoles, 26 de febrero.
Barracchini indicó que la devoción de los venezolanos por más de 100 años hacia el beato hizo que se legitimara su canonización.
“El último expediente fue de 800 páginas, pero lo que tuvo peso fue la fe durante este tiempo porque equivale a los 400 años en la historia europea”.
Mi creencia es por mi madre
La devoción de Nelida Moreno por José Gregorio es un legado transmitido por su madre. Ella recuerda que su mamá le pedía al Médico de los Pobres cada vez que uno de sus hijos se enfermaba cuando eran pequeños.
Sin embargo su fe se consolidó 15 años atrás, cuando su hijo menor enfrentó una grave neumonía que lo llevó a cuidados intensivos. En medio de la desesperación, una mujer se acercó a Nelida y le entregó una estampita de José Gregorio.
“Me dijo que le pidiera por la salud de mi hijo. Me aferré a él con todas mis fuerzas”, recordó.

Al día siguiente un pediatra de guardia le dijo a Nelida que haría todo lo posible por salvar a su hijo. A las 2:00 p. m. el niño mostró una notable mejoría y por la noche había superado la crisis.
Ella buscó al médico para agradecerle, pero el personal del hospital le informó que nadie con esa descripción trabajaba allí.
“Supe que fue José Gregorio quien envió a ese médico. Él salvó a mi hijo”,
afirmó Nelida con lágrimas en su rostro y su piel erizada.
Desde entonces Nelida acude todos los domingos desde San Agustín hasta la iglesia ubicada en la Candelaria para agradecer a José Gregorio. Además inculca la fe en su nieto, para perpetuar la tradición familiar.