Con Michelle Dockery y Mark Wahlberg, la película transcurre en un vuelo que transporta a un testigo de una red criminal.
Caracas. Mel Gibson es un buen director. Un realizador que se ha caracterizado por producciones pomposas, de alto presupuesto, y muy especialmente por épocas claves: la América prehispánica (Apocalypto) y la Segunda Guerra Mundial (Hasta el último hombre), así como figuras de vital importancia para la historia como William Wallace (Corazón valiente) y el ápice Jesús de Nazaret (La pasión de Cristo).
Son producciones que desbordan por la grandeza que buscan y alcanzan, en cuanto a presupuesto, puesta en escena y trascendencia. Ahora bien. La más reciente película del cineasta es Amenaza en el aire, actualmente en la cartelera venezolana.
Cuenta la historia de la teniente de la policía Madolyn (Michelle Dockery), quien viaja a Alaska para capturar a Winston (Topher Grace), excómplice de un mafioso que se convierte en principal testigo. Para regresar, contratan los servicios de una avioneta pilotada por Daryl (Mark Wahlberg).

Ya en el aire, la situación se pone cada vez más tensa, pues se devela un complot que deja totalmente contra la pared a la agente policial, quien debe hacer lo posible para cumplir su misión.
La trama de Amenaza en el aire transcurre casi en su totalidad en el aire. El escenario es una pequeña avioneta que vuela sobre altas montañas.
Es una película sencilla, de claras tensiones en su desarrollo. Sabe aprovechar el espacio para generar toda una incertidumbre suficiente para mantenerse en vilo. Tiene las licencias justas que el cine de acción requiere, y unas actuaciones suficientes para la poca pretensión de la producción.
A pesar de su sencillez, se nota que hay un director de la talla de Mel Gibson detrás. Hay tomas que leen el espacio para enarbolar un discurso a favor del misterio. Comprende muy bien la intención de la situación para afianzarse como simple testigo de un vuelo en peligro.
Amenaza en el aire pasará inadvertida en la cartelera, especialmente en temporada de premios, con ya varias de las nominadas al Oscar como opción, pero es una buena elección para entregarse a un cine directo de entretenimiento desarrollado de manera quirúrgica por un realizador de obras maestras.