Rebeca Ruíz, administradora de la plaza, menciona que los árboles, supuestamente provenientes del estado Apure, tardarán entre seis y ocho meses en florecer. Sin embargo, el biólogo Carlos Peláez explica que el trasplante presenta una baja tasa de éxito debido a su vulnerabilidad a infecciones y al trauma del desarraigo.
Caracas. En la plaza de la Juventud hay 10 árboles replantados. Estaban sembrados en otro lugar y luego fueron trasplantados en este nuevo espacio público de Caracas, inaugurado el 16 de julio, a pocos días de la elección presidencial. Pero, tres meses después, los árboles siguen sin retoñar.
Esta plaza une las avenidas México y Bolívar, en el municipio Libertador. La construcción ocupa un extenso terreno, en donde predomina el color gris del concreto y el acero de los containers que forman parte del diseño “modular” de la explanada. Mientras que hay poco verde, el cual sólo se ve en las zonas donde hay grama.
Sobre la grama están los árboles, cuyos troncos y ramas tienen manchas de color negro y están totalmente secos. Los troncos están rodeados de estolones, que los sostienen.

Rebeca Ruíz, quien es parte de la administración de la plaza, cuenta que todos los días estos árboles son regados y que cada cierto tiempo viene “alguien” del Ministerio de Ecosocialismo a echarles “fertilizante”.
En terapia intensiva
“Ellos ahorita están como en terapia intensiva —dice Ruiz—, según lo que dicen ellos (las personas del Ministerio de Ecosocialismo) tardarán entre seis y ocho meses en florecer (sic)”.
Estos árboles presuntamente llegaron desde el estado Apure, según Ruiz, aunque la funcionaria no tiene total seguridad. Tampoco sabe de qué especie son estos 10 ejemplares.

Experiencias como está se repiten en otros municipios del Área Metropolitana de Caracas, como El Hatillo, donde un samán, que solía estar ubicado en el terreno donde ahora hay una mega tienda Traki, fue replantado en otra zona del municipio. Este árbol, de gran tamaño y frondosidad, no volvió a retoñar.
Carlos Peláez, quien es biólogo, explica que el trabajo de trasplantar un árbol no es sencillo, sobre todo cuando estos ya son adultos. Por eso no es algo tan común.
“Cuando se quiere trasplantar un árbol ya adulto generalmente es porque se quiere salvar de un sitio en el que seguramente va a perecer y es un árbol emblemático”, añade.
Razones de éxito bajas
Un árbol adulto carga durante su vida con afecciones y patologías. Esa es su manera de vivir.
“Ellos no tienen un sistema inmunológico que los cura. Atenúan las patologías y viven ellas”, estas son parte de las razones que explica Peláez del porqué estos traslados tienen tasas bajas de éxito.
El proceso de desarraigo para un árbol puede ser “traumático”. En medio del traslado pueden sufrir heridas, sobre todo en las raíces.
“Las raíces no son tejidos que pueden regenerarse tan fácil como las hojas o las ramas. Esas heridas, a su vez, se pueden infectar, sobre todo porque van debajo de la tierra. Y así mueren”.
explica Peláez.

Atenuar los riesgos lo más posible
Para Peláez es importante atenuar los riesgos lo que más se pueda, a la hora de replantar un árbol. Para esto es necesario que sea trasplantado en un momento en que haya humedad, pero que el suelo no esté anegado.
“Eso promueve las infecciones, pero si no hay suficiente humedad, no se estimula la raíz para crecer”.
También son necesarios los factores de crecimiento, como hormonas y el uso de fertilizante. Con respecto a las condiciones climáticas, insiste en que el sol no puede ser tan intenso, por lo que “tiene que ser en una época en que la radiación solar no sea tan elevada para proteger a las hojas que empiezan a crecer”.
“Hay que estar pendiente del árbol por si presenta síntomas de alguna enfermedad que requiera trabajo de poda”, es otro detalle importante que menciona Peláez.
La especie también juega un papel relevante, hay unas que aguantan más o se reponen a un traslado mejor que otras.
La mejor opción son los árboles jóvenes
“El árbol sale de la semilla prácticamente sin ningún tipo de patógeno. Y tiene más vitalidad sobre todo en las raíces, que es el punto más crítico a la hora de un trasplante, entonces los árboles jóvenes a los que no les dañan la raíz tienen una probabilidad de sobrevivir al trasplante mucho mayor”, finaliza Peláez.
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