La candidata opositora por el partido Cambiemos quiere ganar la alcaldía del municipio El Hatillo, con un plan de gobierno que fomenta el bienestar de las mujeresy que también considera a las poblaciones rurales.
Caracas. Carlyana Arriechi, una internacionalista de 27 años de edad, quiere ser alcaldesa de El Hatillo, uno de los municipios que compone el Área Metropolitana de Caracas. Para lograrlo se propone “capitalizar el descontento” de los electores y ofrecerles una propuesta que los involucra directamente y les permite participación activa en las decisiones.
“No me he caracterizado por otra narrativa que no sea esta misma en la que sigo y seguiré que es el voto como fuerza y herramienta. Desde esta candidatura, hemos hecho el esfuerzo para, tanto en la zona rural, como en la zona urbana, capitalizar todo ese descontento que hay y llevarles nuestra propuesta que además la vamos a construir con ellos. Vamos a construir con los vecinos”.
Arriechi, diputada suplente del Parlamento Nacional y militante del partido Cambiemos, cuenta también con el apoyo de Avanzada Progresista, Arepa, Fuerza Vecinal y otras dos organizaciones políticas. Además de enfrentar al chavismo tiene que competir con otros tres aspirantes opositores, pues en el municipio no se logró una candidatura unitaria.

Pero esta limitación no la amilana. Considera que, junto con su equipo, hace el trabajo necesario para convencer a la gente de votar este 27 de julio en las elecciones municipales y erradicar el abstencionismo que otros sectores de la oposición han avalado.
“Estamos prestos para hacer todo lo humanamente posible para este domingo 27 ganar las elecciones. Estamos preparándonos, estamos capacitándonos, estamos atendiendo a nuestra gente, a nuestros vecinos. No queremos mentirle a nadie, queremos gobernar y gestionar para hacerlo”.
Algunas de sus propuestas, todas con perspectiva de género, son que en El Hatillo se resuelvan los problemas de servicios públicos, poder construir la primera maternidad del municipio y que en esta zona se cree la primera clínica veterinaria gratuita.
¿Quién es Carlyana Arriechi?
Soy internacionalista, egresada de la Universidad Central de Venezuela, tengo una maestría en Energías Renovables, o soy maestrando en Energías Renovables. El ejercicio parlamentario es el que me ha permitido desarrollar una capacidad de entendimiento frente al que piensa total y completamente distinto a mí.
El Parlamento ha sido una casa y una escuela que es muy diferente al ejercicio de gestión municipal. Yo estoy en la Comisión de Energía y Petróleo de la Asamblea Nacional. He estado ahí los últimos cuatro años.

¿En qué consiste tu plan de Gobierno en El Hatillo?
Nosotros tenemos tres pilares fundamentales en el plan de gestión. El primero es honestidad, transparencia y cero corrupción. Estamos en el siglo XXI, donde usted puede estar en otro lado del mundo a través del teléfono. Nosotros pudiésemos desarrollar una plataforma digital que explique en qué gastan la plata en la alcaldía, cómo la gastan, en quién la gastan, cuándo la gastan, en tiempo real.
Lo segundo es la participación ciudadana. Ese es el segundo pilar fundamental de esta gestión, porque nosotros no podemos hacer proyectos de envergadura o tomar decisiones que no le consultemos antes a los vecinos. Hay decisiones macro que van a impactar a toda la comunidad y en ese ejercicio de participación ciudadana nosotros confiamos para enmarcar y para trazar esas políticas públicas que se van a desarrollar, siempre con transparencia, siempre con honestidad.
El tercer pilar son los servicios básicos y tienen que ser los servicios básicos. De esos tres pilares fundamentales hay grandes obras de impacto que hay que trazar y no son ideadas desde la promesa y el discurso. Son propuestas que están estudiadas, que tienen que ser clarificadas, que son necesarias y que la gente, cuando salimos a la calle y le entregamos nuestro papelito, nos reafirma.

Hay temas presupuestarios, por supuesto, que vamos a tener que estar en la capacidad de entendernos con la alianza privada, de defendernos con otros actores para realizarlo. Lo segundo que tenemos es el problema del agua. Aquí hay que crear un bloque articulado para resolver el problema del agua. Identificar la causa, que es succión y bombeo. Eso lo vamos a hacer en conjunto con universidades venezolanas.
Lo tercero, nosotros tenemos un grave problema, es que los hatillanos no nacemos en El Hatillo. Aquí no hay una maternidad, ni pública ni privada. Nos tenemos que ir a municipios del Área Metropolitana de Caracas, porque no tenemos una infraestructura segura, solidaria y bien fundada para que nuestras mujeres puedan parir acá. Además, tenemos un problema de fluctuación eléctrica. Especialmente en el municipio, por su altura, por su distribución.
Lo último, nosotros hemos luchado por un país donde el maltrato animal no sea una falta y sea considerado un delito. La legislación no puede ir sola, tiene que ir acompañada de un conjunto de políticas públicas y nosotros esperamos ser el primer municipio de Venezuela que tenga un hospital veterinario público para atender a todas las especies sin distinción.

¿Cuál es tu relación con El Hatillo?
Yo nací en Zaraza, estado Guárico, y me vine hace muchos años a estudiar acá, como muchos jóvenes de este país. Vivo acá. Mis proyectos, mi futuro, están acá. No hay otra casa, no hay otra vida y quisiera que el norte aspiracional de los jóvenes venezolanos fuese vivir en El Hatillo, que a lo que aspiren los jóvenes que están construyendo su familia, que están haciendo su carrera, sea vivir acá en El Hatillo.
¿Por qué crees que no han logrado una alianza opositora para la candidatura de El Hatillo?
Ahí pasan muchas cosas: lo primero es que hay gente, o sectores que intentan minimizar y validar una propuesta que tiene como punto de partida el diálogo y la conciliación, porque ellos distan de ese pensamiento.
Pero cuando tú distas de ese pensamiento, tienes que demostrar con resultados que tu pensamiento es el correcto. Cuando nosotros salimos a la calle y vemos la receptividad de la gente, vemos la desconexión latente y profunda del que necesita, del que padece, del que siente, tú te das cuenta, entonces que ese pensamiento no es tan acertado.
No tengo que ser yo quien diga que es equivocado, pero no es tan acertado lo que ellos pregonan o lo que ellos dicen. Hay que hacer un ejercicio de motivación indiscutiblemente. Pero ese ejercicio de motivación a mí se me hace más fácil, porque yo llevo años construyendo una ruta de acumulación de fuerzas, una ruta electoral, ese ha sido mi discurso.

¿Y cómo te ha recibido la gente, sobre todo la gente que no quiere votar?
Hemos tenido receptividad en las zonas rurales y los números te lo indican. Hay una participación importante y esa participación también responde a unos elementos estructurales. Es decir, ahí votan más porque ahí padecen y sienten más.
Entonces, desde el privilegio tal vez es muy suave, por no decir fácil, pero tal vez es muy suave decir no: yo no voy a votar porque no me importa, porque todo está bien. Pero cuando tu gente en la zona rural tiene problemas de vialidad, de educación, de seguridad, económicos, pues a la gente le duele, siente y quiere ir a votar.
Hay otros sectores que atienden un poco más el llamado abstencionista, que es válido. El voto es un derecho y en nuestro país ojalá fuese un deber, pero no tenemos esa connotación.
Nos ha tocado gente que mira, no quiero ir a votar, pero ahí está el compromiso de uno y ahí están las ganas de uno. Uno, llevar una propuesta que realmente conecte, de estar permanentemente en la calle para hacerle entender que si no votamos corremos el riesgo de que lo ganen quienes tienen 25 años gobernando y no han solventado problemas.

¿Ha sido tu juventud un obstáculo en este camino político, o más bien una ventaja?
Pues, no te sabría contestar a ciencia cierta. Así como habrá gente que crea fervientemente en la juventud y en el poder de comunicar que tenemos y en el poder de fuerza y de energía que podamos tener de querer hacer las cosas bien, porque uno no está contaminado de la cotidianidad de la vida, que a veces te hace un poco más duro; hay algunas personas que dirán, bueno, pero eres todavía muy chama.
Revisaría esto si tal vez hubiese improvisado, pero no. Ya tengo cuatro años en el ejercicio público, tengo un partido que me ha demostrado y me ha formado para gobernar, para gestionar, es decir, hay un compromiso de formación.
Y tu género, ¿ser mujer ha representado algún obstáculo?
Ser mujer no ha sido no limitante, pero sí ha sido objeto de misoginia y de invisibilización. Yo soy profesional, como tú lo sabes, estoy haciendo una maestría, tengo un cargo de elección popular, es decir, tengo una investidura, pero aún así para algún contrincante soy una muchacha y ahí está presente un componente de misoginia y de machismo.


En nuestro marco de políticas públicas tiene que haber perspectiva de género. Tiene que haber perspectiva de género en la seguridad ciudadana y en la formación de los policías. Tiene que haber perspectiva de género en las infraestructuras que usted vaya a construir, de género y de inclusión para personas con discapacidad, para todos los sectores de la sociedad que requieran algún tipo de atención especial.
¿Le temes al fraude electoral luego de las denuncias en las elecciones del 28 de julio de 2024?
No, porque creo en la institucionalidad del Consejo Nacional Electoral. Tengo grandes y profundas críticas, no hay difusión de la convocatoria electoral, hay opacidad total.
Ahora, lo denunciamos y nos quedamos en la casa y no vamos a la elección ni a la contienda electoral porque el Gobierno quiere hacerlo. No lo vamos a hacer así, vamos a seguir y a continuar, a buscar todos los mecanismos y las rutas necesarias para construir una fórmula que nos permita unas mínimas condiciones para ir a la elección.
Le tengo miedo a otras cosas, por ejemplo al daño que le han hecho los extremos y el lenguaje hiriente a la institución del voto como herramienta de cambio. A eso le tengo más miedo porque son fracturas que calan en el tiempo. Pero hay que hacer el trabajo.

¿Cómo esperas que te recuerde la gente hatillana luego de una eventual gestión?
Con cariño, con honestidad. Que me recuerden siendo honesta, que me recuerden y nunca digan que fui alguien que prometió y no cumplió, sino que siempre dije la verdad, que siempre fui honesta, que fui transparente, que fuí certera.
Una persona más desprendida te dirá que no le importa que piensa la gente, pero en este momento si me importa cómo seré recordada y quiero que sea con honestidad.
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