Las filas para echar combustible en Caracas distan mucho de las de otras regiones del país, aunque no tapan las denuncias de corrupción, la reducción del subsidio (al pasar bombas subsidiadas a vender a precio internacional) y las trabas cada vez más notorias y evidentes para obtener el beneficio.
Caracas. La última vez que Gustavo Parada intentó echar gasolina a su carro en Turmero, estado Aragua, hizo una fila que se prolongó por tres días hasta que, finalmente, le dijeron que ya no había más combustible. Esa vez, hace cinco meses, decidió que empezaría a ir a Caracas para utilizar su cupo subsidiado.
En la capital del país las colas para echar combustible subsidiado todavía están a la orden del día, aunque con menos intensidad que en otras entidades. Gustavo viaja cada 15 días a Caracas, con su novia, a llenar lo más que pueda su tanque; en Turmero, asegura, las bombas que venden combustible a precio internacional pueden tener filas más engorrosas que las subsidiadas en Caracas.
Hay que quedarse de un día para otro en la cola para echar la gasolina subsidiada y no te garantizan que llegues. Las ultimas dos o tres veces hicimos la cola y no llegamos”, dice Gustavo.
Las filas de decenas de carros en varios puntos de Caracas, si bien avanzan más “rápido” (de 30 minutos a una hora y media), lo hacen en medio de denuncias de supuestos cobros ilegales por parte de funcionarios y presuntos grupos de choque, que custodian las bombas para dejar pasar a quien esté dispuesto a pagar.
Esta bomba no es que sea la más full de carros, sino que tiene un trafico de influencias tremendo. Aquí empiezan a darle prioridad a los que pagan 10 dolares por 30 litros. Te paras a unos metros de la gasolinera y vas a ver carros con placas a las que no les corresponde surtir”, dice Johany Batista, usuario de una de las estaciones de servicio de la avenida Sucre, al oeste de la ciudad.
“La cola no avanza porque se van coleando, hay muchos que pagan y pasan”, asegura Adrián Mantilla, quien cuando le toca llenar el tanque por el terminal del número de su placa, da vueltas por toda la parroquia Sucre o zonas cercanas para buscar las bombas que tenga menos colas y alboroto.
Pero conforme pasan los meses con el sistema actual de distribución de combustible, vigente desde 2020, las opciones para utilizar el subsidio se reducen. En la primera semana de junio, al menos cuatro bombas que vendían gasolina subsidiada pasaron a vender a su precio regular de $0,50 por litro.
Las gasolineras que cambiaron de modalidad fueron la Continental (avenida Sucre), La Estrella (San Bernardino), El Triángulo (avenida Nueva Granada, antes del terminal de La Bandera) y la bomba de El Cementerio.
Luis Silva, taxista que goza del subsidio de combustible para transportistas (60 litros diarios), le echaba gasolina a su carro en La Estrella y, por el cambio, desde el fin de semana tuvo que cambiarse a la estación de servicio Atlas, a pocos metros de la estación Gato Negro del Metro.
Desde que, en 2020, el gobierno de Nicolás Maduro implementó el esquema mixto de combustible, poco a poco también han aumentado las trabas para que los usuarios accedan al subsidio, entre ellas los cambios de modalidad en las gasolineras, la exigencia de verificar los vehículos en el sistema Patria y hasta el uso exclusivo del Biopago.
Para algunos usuarios, esos mismos obstáculos que han impuesto, directa o indirectamente, las autoridades son las principales causas por las que, al menos en Caracas, las colas para echar gasolina avanzan con mayor rapidez.
Mi hija y un hermano dejaron de echar gasolina subsidiada porque no hubo forma de que en (el portal) Patria verificaran sus carros. También hay personas a las que no les pasa la huella por el Biopago, sobre todo adultos mayores”, asegura Carmen González, jubilada que reside en El Valle.
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