En el mercado del muelle pesquero de La Guaira, los negocios esperan por los temporadistas para aumentar sus ventas durante el asueto decembrino y comienzos de enero.
La Guaira. Las mesas y las sillas plásticas no están del todo ocupadas, pero los concesionarios del mercado municipal del muelle pesquero en La Guaira, conocido como “el mosquero”, se aferran a la esperanza de levantar sus ventas en los días de Navidad y Año Nuevo.
Con 10 locales para degustar platillos de pescado y mariscos, además de empanadas, arepas, jugos y papelón con limón, sus concesionarios saben que no es la primera ni será la última vez que deban plantarle cara a las adversidades económicas.
“Mi papá me decía que estos vaivenes son así y que siempre hay que echar adelante”, comentó Eduardo Montenegro, quien atiende el negocio familiar desde 1995.
Este mercado de pescado fresco y gastronomía marina fue fundado en el año 1969, en el primer gobierno del presidente Rafael Caldera, con el fin de abastecer de estos productos a la población de Caracas y La Guaira.
El fósforo de las bendiciones
En el otro extremo a la estantería de Montenegro, está el restaurante El Techo de la Ballena, donde Agustín Gomes ofrece pescados fritos, tostones, empanadas de cazón, arepas de atún y otros encargos especiales como las empanadas “operadas”.
Las últimas suelen tener demanda entre los temporadistas caraqueños por su sabor a cazón y otros mariscos incorporados en el cocido de la masa: vinagreta de pulpo, calamar y camarón.
En la cuenta de Instagram @eltechode_laballena se detalla la degustación de esa especialidad por parte de personajes de renombre local, entre ellos el director general del Bloque Histórico Varguense, Giovanni Domínguez Laya, quien defiende el patrimonio cultural y turístico de la entidad federal.
“Esa empanada es muy solicitada, la gente se enamora de la variedad de sabores y hay quienes se las llevan para comerlas en la playa. Creo que no va a ser diferente en Navidad y Año Nuevo”,
dijo Agustín Gomes, hijo de José Gomes y Gorette de Freitas, dueños del restaurante desde 1984.
“Hay que trabajar duro y ofrecer el mejor servicio a los clientes. Tenemos muchos de Caracas que, aunque las cosas estén apretadas, no nos abandonan”, agregó.
En cifras
En El Techo de la Ballena, como en la mayoría de los concesionarios, un plato de roncador con aguacate, ensalada juliana (repollo y zanahoria rallada con mayonesa), yuca y tostones cuesta, en promedio, ocho dólares, o al cambio del día en bolívares.

Una sopa de pescado tradicional vale siete dólares, mientras que si se desea un pabellón oriental, pargo frito, coctel de camarones o una parrilla de mariscos los precios oscilan entre 10 y 15 dólares.
“Hay que apostar a estos días de diciembre y comienzo de enero, para ser felices con muchas bendiciones”,
comentó Osmel Manzo, quien trabaja como mesonero en el lugar desde el año 2020.
Al avanzar el tiempo de final de año, los vientos alisios se acentúan en la vertiente norte de “el mosquero”. Allí sus pequeños comerciantes aguardan por el repunte en las ventas, bajo la fórmula de siempre: la visita de cientos de comensales, que nuevamente tendrán a las playas del Litoral Central como su destino vacacional.
“Uno no puede perder la fe en que será posible ver una marea de gente en estos días”, insistió Montenegro. Mientras tanto, arengaba a la clientela con sus habituales “a la orden” y “venga por aquí para que pruebe una buena fosforera”.
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