La temporada 2024-2025 del beisbol profesional venezolano se ha caracterizado por la poca calidad de los cuerpos de lanzadores que, con contadas excepciones, han recibido un castigo inmisericorde semana a semana.
Caracas. El pitcheo o más bien la falta de pitcheo efectivo es el mal que aqueja en la actualidad a la mayoría de los equipos en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP).
Y es que la temporada 2024-2025 se ha caracterizado por un dominio absoluto de la ofensiva sobre los lanzadores. Una situación, que, ciertamente, no es nueva en un circuito de muchas carreras, pero que en este campeonato ha sido un auténtico dolor de cabeza para los managers de la pelota criolla.
«La LVBP tiene en este momento el peor pitcheo en su historia. Hay que lidiar con demasiadas limitaciones, lesiones, ausencias e importados de muy baja calidad», señaló recientemente el comentarista deportivo Bernabé Pérez, quien ha hecho seguimiento al beisbol venezolano por décadas.
Los números respaldan abrumadoramente el comentario de Pérez. La efectividad colectiva de la LVBP antes del inicio de la última semana de la ronda eliminatoria estaba en 5.16. Eso quiere decir que, ante la escasez de brazos, un equipo que aspire a ganar necesita hacer al menos seis carreras o más por encuentro.
Ya en campañas anteriores, el rendimiento de los lanzadores ha venido en declive en Venezuela. El promedio de carreras limpias de toda la temporada 2023-2024 terminó en 4.98, aunque desde la 2019-2020 se disparó y superó con creces las 4 carreras y media por desafío.

Otras fallas en la calidad
Los jonrones son otro «termómetro» del poco pitcheo de la 2024-2025. Hasta la penúltima semana de la zafra, los bateadores habían totalizado 407 jonrones por 320 en toda la ronda regular de la campaña anterior.
Un tercer indicativo de la baja calidad de los cuerpos de lanzadores está entre las causas que enumeró Pérez: importados de baja calidad.
Entre los líderes de pitcheo hasta la penúltima semana solo destacaban dos foráneos con promedio de carreras menor de 4, el estadounidense Jimmy Endersby de Cardenales (4-0 y 2.86) y el cubano José Rodríguez de Caribes (5-1 y 3.60).
A las demás razones que explicó el analista, se le suma la inconsistencia y constantes fallos de los umpires que dictan sentencia detrás del plato. A veces los jueces no dan las esquinas o no cantan un pitcheo bueno y eso condiciona a los serpentineros.
Más allá de los porqués, el rendimiento de los brazos de la LVBP está muy por debajo del trabajo del de los escopeteros de otras ligas invernales. En República Dominicana, por ejemplo, la efectividad colectiva hasta el 16 de diciembre estaba en 3.81. Un promedio factible de igualar en décadas pasadas del beisbol venezolano, pero que hoy en día luce inalcanzable.
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