Mientras los recicladores urbanos mantienen el plástico a raya y se benefician de su venta para hacer frente a la crisis, el gobierno regional sigue postergando una ley para que los zulianos reciclen en casa sus desechos de manera consciente.
Maracaibo. Hace seis años que Johan Pacheco tiene una empresa de recolección de residuos al oeste de Maracaibo, diariamente compra hasta 600 kilos de material plástico.
Hasta 50 recicladores urbanos llegan cada día a vender botellas de refresco, mesas, sillas, tanques, tobos y bolsas. Desde muy temprano recolectan plástico que la gente desecha en avenidas, vías, cañadas y vertederos.
Nosotros les compramos ese material y con ese dinero ellos compran comida y medicinas. Aquí llegan todo tipo de personas, incluso niños que se quedaron sin papá y son el sustento de la casa junto con sus madres”, rescató Pacheco.
Explica que hay diferentes tipos de plástico. “El plástico duro lo compramos a 1,50 bolívares el kilo, el negro a 0,6 bolívares. La bolsa la pagamos a 2,50, porque es el material que más salida tiene. En cambio el Pet está en Bs. 0,50 porque no hay venta”, dijo Pacheco señalando una montaña de tres toneladas de botellas que tiene hace un mes por la baja de precios en el mercado local.
Explicó que cada vez hay menos venta a procesadoras y esto desploma los precios. Antes una tonelada de plástico duro la pagaban en 300 dólares, hoy Johan recibe 250. “Nos vemos obligados a bajarle el precio y las personas que vienen a vender tienen menos beneficio”.
Más recicladores, menos conciencia
Pacheco se ha convertido en testigo del aumento de recolectores urbanos, un trabajo que además de generar ingresos para esas familias, mantiene el plástico a raya en el ambiente, es decir, hay menos basura ante las fallas del Instituto Municipal de Aseo Urbano.
El plástico ha bajado en calles y en cañadas gracias a ellos. Son sin duda un beneficio para la ciudad porque esto genera que llegue menos plástico al lago, que es lo que importa”, dijo el comprador.
Un reciclador urbano puede ganar desde 60 hasta 100 bolívares diarios por la venta de material reciclable.
Pacheco además de comprar material enseña a los recicladores sobre tipos de plástico, tratamiento y conservación del ambiente en conjunto con la Fundación El Zulia Recicla.
Una tarea pendiente
A mitad de año el Ayuntamiento anunció que el 1° de agosto comenzaría el Plan Piloto de Reciclaje con apoyo de organizaciones ambientales. La idea era recolectar en villas y condominios los residuos para llevarlos a la planta de reciclaje de la parroquia Cristo de Aranza. A la fecha, el proyecto no ha comenzado.
El Zulia Recicla culminó la primera cohorte de promotores ambientales para promover la consolidación de centros de acopio de residuos sólidos, trabajo que continuará en enero con el apoyo de Coca Cola Femsa y la municipalidad.
Grisel Mercadante, directora de la Fundación El Zulia Recicla, dice que el trabajo en comunidades no se puede parar y menos ahora que la gente comienza a separar residuos en casa y los lleva a las jornadas mensuales de recolección que hace la fundación en cinco puntos de la ciudad.
Este año lograron recolectar cuatro toneladas de plástico y preparan para 2023 cinco comunidades más en Maracaibo y una en San Francisco, con el apoyo de voluntarios y alumnos de servicio comunitario. Esto ha convertido a Maracaibo en la ciudad de Venezuela con más jornadas de recolección mensuales.
“Los promotores ambientales que se formaron serán nuestros voceros comunitarios, esta es la mejor manera de instalar centros de acopio en la ciudad”, explicó Mercadante.
¿Cómo funciona el reciclaje?
La Fundación El Zulia Recicla acumula el material en un centro de acopio, se clasifica y se vende a empresas. Este dinero vuelve a las comunidades convertido en materiales para construcción de obras menores como pintura, bancas y comida para centros de atención infantil, entre otros. “Así garantizamos que el recurso se use para lo acordado”, aseguró Mercadante.
Esto representa un incentivo para las comunidades, que además de ayudar a disminuir los niveles de contaminación por plástico, que afectan el lago de Maracaibo, reciben educación ambiental.
Plástico sin salida
Hace cuatro meses que El Zulia Recicla no ha podido vender material por la paralización del mercado. Mercadante adelantó: “Nosotros no queremos venderle a Colombia, así que si las empresas no nos van a comprar tenemos que comenzar a fabricar, por eso evaluamos la posibilidad de tener máquinas propias, artesanales y que generen un beneficio directo para las comunidades”.
Desde mitad de año las recuperadoras locales dejaron de recibir material Pet y recientemente dejaron de comprar polietileno. “Por un lado dicen que la demanda en el país está cubierta, por otro, que hay una venta de material a Colombia porque es mejor pagado, pero son especulaciones porque nadie da razón”, dijo Mercadante.
Mientras las organizaciones ambientalistas de Valencia, Caracas y Guatire trabajan con el mercado venezolano, en el Zulia se hace cuesta arriba.
¿Qué es el Pet?
El Polietileno de Tereftalato es un plástico utilizado en envases y botellas de gaseosa, agua y aceite, entre otros. Es 100 % reciclable.
Falta de voluntad política
La recolección de desechos en Maracaibo y San Francisco funcionó los primeros cuatro meses de gestión, luego las fallas volvieron a ensuciar la ciudad, aun cuando desde el 1° de agosto entró en vigencia la ordenanza para el pago de servicio de aseo urbano.
El alcalde de Maracaibo sabe que la basura es un problema y, como el resto de los gobernantes, esta es su bandera política. En abril anunció que se había “superado la crisis sanitaria” con la recolección de más de 100.000 toneladas de desechos desde diciembre. Luego dijo que cada fin de semana sacaban 900 toneladas de basura de las orillas del lago. Este operativo duró hasta octubre.
Mercadante refirió que la alcaldía y la gobernación deben aprovechar el tejido social que se está construyendo. “Nosotros le entregamos la ordenanza al alcalde, un manual que explica cómo normar el reciclaje, parece que la gente no fuera capaz de entender el proceso cuando no es así. Hay que comenzar con el Plan de Gestión de Residuos con ordenanza en mano”, dijo.
La cara amable del reciclaje en el Zulia
María Luisa Soto Lundvik aprendió de su paso como misionera por la India que todo es útil. Con apenas 22 años en el año 1972 comenzó a reciclar y aprendió a sacarle provecho a ese material que hoy se traduce en espacios dignos para la educación, alimentación y cobijo de 2000 niños, niñas y adolescentes en el estado Zulia.
La Ciudad de los Muchachos es su orgullo. Una edificación de primera cerca del río Limón en la Guajira venezolana, además de un multihogar de acogida para niños y niñas en la isla de Zapara y otra en la isla de San Carlos del Zulia. Todo construido con el dinero que genera del reciclaje en el estado.
Pionera en la materia, contó que la única exigencia que tienen los niños de los comedores es llevar una botella, una tapita o algo de plástico para pagar, de buena manera, su alimentación.
Todo lo que hemos logrado es gracias al reciclaje. Una vez recolectado el material, lo vendemos y con ese dinero vamos pagando créditos que nos dan y hacemos construcciones de primera para los niños, que son lo más importante”, dijo.
Benposta Zulia, organización sin fines de lucro, tiene como objetivo formar a las mujeres y hombres del mañana. “Este país tiene que educar y no convertir a los niños en mendigos”, dijo.
La Sueca, como es conocida cariñosamente, se declara enamorada de su oficio. Cierra el año con 1900 intervenciones quirúrgicas pagadas con dinero del reciclaje que comercializa en Maracaibo, dice que se niega a venderlo en Colombia.
“Este es el mejor país del mundo, lo que pasa es que los que nos han gobernado son unos ladrones. Aquí no hay niño pobre, no hay niño rico, hay niños robados. Si un niño no tiene casa, escuela ni pan, es porque el gobierno de turno le ha robado su herencia”, sentenció.
Participa en la conversación