El próximo 25 de abril se llevará a cabo una cumbre internacional en Colombia con un único objetivo: lograr que la oposición y el gobierno de Nicolás Maduro retomen el diálogo, que desde el 2021 está paralizado.
Caracas. Desde noviembre de 2021 el proceso de diálogo que se desarrollaba en México, entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición, se encuentra detenido. Acabar con esta paralización sería el principal objetivo de una cumbre de países que se llevará a cabo el próximo 25 de abril en Colombia y que contará con la presencia de varios Estados interesados en que las fuerzas políticas vuelvan a conversar entre ellas.
Dicha cumbre no tendrá la presencia del gobierno de Nicolás Maduro ni de la oposición, algo que ya alertó el canciller colombiano Álvaro Leyva en declaraciones recogidas por la agencia Associated Press.
“No participaría (la oposición), son etapas diferentes. Aún más, a la primera convocatoria asistirían países distintos a Venezuela, que están preocupados por la situación. Venezuela no concurriría”, reseñó la agencia de noticias.
Sin embargo, la misión de lograr que el chavismo y la oposición vuelvan a un proceso de diálogo parece más complicada por las expectativas que el oficialismo tendría, en relación con su situación actual como fuerza gobernante de Venezuela.
De acuerdo con el politólogo Ricardo Sucre Heredia, “el gobierno (de Maduro) todavía mantiene como su meta el ser reconocido como un gobierno con una gestión, aceptado internacionalmente con el menor número de reparos posibles, dicho de otra forma, ser visto como un gobierno que gobierna”.
Según comentó Sucre, más allá del levantamiento de las sanciones, este reconocimiento sería lo más importante para el oficialismo, una especie de “cheque en blanco” que el politólogo duda que se pueda lograr.
El Gobierno quisiera que de alguna manera los países digan ‘sabemos que eres así, tienes una ideología y una forma de gobierno, está bien, nosotros la respetamos’, quisieran una especie de cheque en blanco en su manera de ser, en su sistema autoritario”, comentó.
El problema que tendría la administración de Maduro es que ante la ausencia de aliados incondicionales en la región como Néstor Kirchner, Fernando Lugo o Evo Morales, lo único que encuentra son gobiernos progresistas que si bien concuerdan ideológicamente con ellos, no lo hacen sin criticar ciertas acciones.
“Vamos a decir que las izquierdas que están gobernando no son izquierdas insurreccionales, que es la izquierda venezolana que sí está al mando en el país y que no cree en equilibrio de poderes, no cree en derechos liberales, en nada de eso porque son cosas burguesas”, dijo Sucre.
El politólogo resumió en dos factores los motivos por los que el gobierno de Maduro no quisiera retomar el diálogo: el primero es que no se plantea otra alternativa a la continuidad en el poder; y la ausencia de un liderazgo real en la oposición.
El Gobierno no ve en la oposición un grupo o un líder fuerte, que haga que lo que se acuerde en un diálogo como el de México se va a cumplir. Saben que si mañana Gerardo Blyde anuncia un acuerdo y no le gusta a tal grupo, pues entonces van a caer encima de Blyde y hasta ahí llegó él”, comentó.
Restará esperar a que se lleve a cabo la cumbre del 25 de abril para determinar si, en efecto, hay incentivos suficientes para que el Gobierno y la oposición vuelvan a retomar un proceso de diálogo que tenga resultados y que no termine como los procesos de Barbados, República Dominicana o, más recientemente, México.
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