Euclides Artesano Maracaibo
Foto: Crónica.Uno

Las emblemáticas miniaturas de El Saladillo, creaciones del maestro artesano Euclides Andrea, cobran vida mediante madera reciclada y un meticuloso trabajo de pintura en tonos vibrantes. Estas piezas, testimonio de la memoria arquitectónica del barrio marabino, serán exhibidas en la galería del Grupo Mampara, ubicada en la calle Carabobo.

Maracaibo. La demolición del barrio El Saladillo en la década de 1970 transformó para siempre el rostro de Maracaibo, capital del estado Zulia, epicentro petrolero de Venezuela. Este emblemático sector, corazón de la cultura marabina, se desvaneció junto con su característico paisaje: casas de vivos colores, techos de tejas rojas y estrechas callejuelas que tejían la identidad de una época dorada.

De aquella arquitectura única en la actualidad solo queda la calle Carabobo, como centro histórico, y con ella una ínfima cantidad de casas coloniales de la época de las que sólo sus fachadas han sido reestructuradas, por lo que es una necesidad mantener viva la memoria colectiva y la identidad de Maracaibo, estado Zulia.

Euclides Andrea, de 69 años, es un reconocido artesano y maestro de la madera que ha sabido ganarse un lugar en Maracaibo

Euclides tiene más de una década adoptado por Maracaibo por eso quiere con su arte devolverle un poco de amor a la ciudad que lo ha cobijado. Foto: Crónica.Uno

Quedó huérfano cuando tenía 12 años tras perder a su madre, ambos vivían en Calabozo, estado Guárico, pero la inquietud de buscar a sus seis hermanos, regados por Venezuela, antes de perder el recuerdo que tenía de ellos en su mente, lo llevó a viajar por todo el país.

Esta travesía no solo lo hizo reencontrarse con sus parientes, sino que en cada lugar de Venezuela, incluso, en otros países como Colombia, Brasil y las islas de Cuba y Trinidad, le dejaron un amplio conocimiento en las diferentes aristas del arte, desde la pintura y la escultura, hasta la orfebrería, tejido con piedras y el que más ama, la carpintería.

“Me convertí en caminante”, asegura con voz suave y rasposa. “En mis viajes lo que más me gustaba era observar a las personas que hacían arte con las manos, observando aprendí a hacer de todo. Todas las expresiones del arte son lindas, pero la que más me gusta es la madera, crear con ella y trabajar con las uñas, lo mío es un alambre, un cuchillo y que salga lo que salga”, cuenta Euclides.

Se adoptó maracucho

De esos seis hermanos, uno vive en Maracaibo y en su búsqueda cruzó el puente sobre el lago en el 2006. En su estadía conoció a Freddy, uno de los artesanos más reconocidos de la Plaza Baralt y que con el paso del tiempo unió su arte para así comenzar a fabricar casitas de Maracaibo con retazos de madera que reciclaban en las calles del centro.

“Recuerdo que no quería trabajar con artesanía y cuando Freddy me insistía le decía que ya eso no valía la pena, que la artesanía no tenía valor porque nadie le ponía cuidado, pero un día le mostré cómo hacer las casitas, luego él se fue a Caracas con un poco de mercancía y la vendió todas, de allá vino ilusionado y ya para la feria de la Chinita de 2024 cada uno hizo sus casitas”, recuerda Euclides.  

No solo Freddy, su amigo y hermano de vida como él lo describe, quedó perplejo al ver la habilidad de Euclides en la construcción de casitas coloniales, sino el público, que comenzó a admirar su arte, pero hace menos de un mes, la vida lo sorprendió con la muerte de Freddy.

“Perder a mi amigo me ha dolido mucho, ya no quiero trabajar ahí solo, entonces cerré el patio y pasé la mesita para la entrada de la capilla, ahí pasó el día haciendo casitas, ahora en honor a él, a Freddy Espina, el último artesano de los años 80 de Maracaibo”, dijo con pesar el artesano sentado en su taller en la Capilla Terciaria de Maracaibo que tienen a su cuidado hace más de una década, una edificación de más de 400 años.

Desecho convertido en arte

Euclides ve en cada rincón de Maracaibo una oportunidad económica y una muestra de ello es recoger la madera que otros botan para hacer sus casitas.

“Yo reciclo madera, me paso todo el día en mi taller haciendo cosas, pero si salgo a comprar algo y me consigo un pedazo de madera, lo encaramo en mi bicicleta y me lo llevo para la casa, porque con un pedacito de madera hago muchas cosas”, dijo mientras mostraba una gárgola miniatura.

Dice que está acostumbrado a estar solo y aprovecha el silencio para concentrarse en su arte. “Uso la soledad para reflexionar, es una soledad sana, que me ayuda a construir, es una soledad para la creación. De pronto yo soy físicamente pobre, pero intelectualmente soy millonario”, asegura entre risas./flor-del-desierto-la-planta-que-alegra-los-dias-de-graciela/

Euclides
Con el más mínimo trozo de madera, Euclides hace arte, por eso aprovecha cada milímetro de la que consigue en le centro de Maracaibo como desecho. Foto: Crónica.Uno

Las casitas de Euclides

Euclides comenzó a hacer miniaturas arquitectónicas de cartón en la década de los 80 tras su paso por Coro, Ciudad Bolívar, Guayana, entre otras ciudades, pero dice que de las de Maracaibo tienen un colorido especial.

Animado por el reciente entusiasmo que ha notado en los jóvenes por la artesanía y la historia de Maracaibo representada arquitectónicamente por las casitas emblemáticas de El Saladillo, Euclides construye con paciencia una casa y media por día, piezas únicas que son ensambladas a mano y con total minuciosidad.

Euclides
Euclides atesora el silencio y la soledad que le permite crear, dice que el trabajo primero se hace en la mente y después con las manos. Foto: Crónica.Uno

No usa clavos, solo una pega especialmente fuerte para unir ventanas, puertas y detalles como las gárgolas. Luego viene la pintura de colores vivos, pero el brillo es especial.

“Una vez pintadas las pongo al sol y cuando siento que la madera está tibia, ya están listas, ese es el horno mío, el sol de Maracaibo, por eso mis casitas tienen ese brillo tan bonito”, asegura orgulloso.

Dependiendo del tamaño, el precio de las casitas va desde los 10, 15 hasta los 30 dólares si son de dos plantas. También hace barcos y aviones. “Este arte es para rescatar la historia de Maracaibo, de El Saladillo, para que nadie lo olvide”, recalca.

Exposición

Ilya Izaguirre, actor y director del Grupo Mampara de Maracaibo, en la calle Carabobo del centro histórico de la ciudad, reveló que Euclides tiene la exposición de sus obras en homenaje a Freddy Espina, en la sala de exposiciones Hildebrando Rossi, del grupo teatral.

El artesano trabaja en la entrada de la Capilla Terciaria de Maracaibo que cuida hace mas de 15 años, con la única compañía de sus gatos y gallinas. Foto: Crónica.Uno

“Euclides tendrá su exposición abierta al público hasta el 14 de marzo en el Grupo Mampara, pero se vienen otras cosas, queremos dejar su arte para siempre aquí porque sus casitas fortalecen el turismo regionalista y esto está motivándonos a hacer una tienda de arte y que Euclides, se convierta en embajador y referencia de la cultura marabina”, dijo Izaguirre.

Una vida sencilla y agradecida

El artesano asegura que ha vivido feliz en Maracaibo porque para él la amargura nunca hace falta. “Tengo que agradecerle a Maracaibo muchas cosas, pero lo principal y más importante es haberme aceptado aquí porque aunque soy un poco tímido, me han tratado bien, me respetan, por eso me quedé”.

Cada mañana le pide a Dios vida y salud, quiere llegar a los 120 años para poder transmitir su conocimiento. “Quiero ver a quien enseño o quién me enseña más, porque yo todavía no he aprendido nada. Me gustaría que quedara alguien aprendido con lo poco que sé”, adelantó.

Se acuesta temprano, porque la crisis eléctrica en la región lo dejó sin nevera, televisor, ventilador, radio y recientemente, sin pantalla del celular, pero dice que se entretiene con su trabajo, siete gatos y 32 gallinas, que son las encargadas de levantarlo cada mañana.

Euclides
A Euclides se le llenan los ojos de tristeza cada vez que recuerda a su amigo Freddy Espina, por eso ahora le dedica su arte y su pasión. Foto: Crónica.Uno

“Yo trabajo por amor, no por dinero y me siento feliz cuando veo a una persona que ama, por eso amo el arte, porque el arte es amor”, finalizó el artesano. 

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