En Venezuela no hay estudios para dimensionar los efectos de la pornografía en los jóvenes, pero expertos señalan que el contenido para adultos, basado en violencia, ocasiona estragos a edades cada vez más tempranas.

Caracas. “Los niños, niñas y adolescentes no buscan la pornografía, más bien la pornografía los encuentra a ellos”, puntualizó Mercedes Muñoz, directora de Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (Avesa).

La  psicoterapeuta alertó que la divulgación masiva de contenido para adultos en internet, basado en violencia sexual y cosificación hacia la mujer, causa estragos en la mente de los jóvenes venezolanos a edades cada vez más tempranas.

Instó a padres, madres y maestros a impartir educación desde el hogar y la escuela para combatir la desinformación y contribuir al desarrollo de una sexualidad integral y relaciones interpersonales saludables.

“Recibo casos de niños de hasta 11 años que dejan de jugar, salir a pasear o compartir con sus amigos por quedarse aislados viendo pornografía. Se excitan y entran en un círculo vicioso”.

Fotografía: Crónica Uno

Para Muñoz no hay punto medio en lo relacionado al consumo de contenido para adultos. Mirar pornografía a corta edad es perjudicial porque normaliza la violencia ejercida hacia las mujeres, desensibiliza y fomenta estándares machistas y patriarcales alejados de la sexualidad consensuada y respetuosa, explicó.

“Lo que se muestra en estos videos en relación a los genitales masculinos y femeninos, su color, forma, tamaño o el ejercicio de la sexualidad es un montaje, un maquillaje”.

La psicopedagoga enfatizó que las secuelas se trasladan hacia la vida adulta y se manifiestan a través de las disfunciones sexuales y la perpetuación de la violencia como un medio para hallar placer o relacionarse.

Ni estudios ni cifras 

En Venezuela no hay estudios del tema ni datos para dimensionar los efectos de la pornografía en las generaciones más jóvenes. Tampoco hay datos comprobados que demuestren que el contenido para adultos podría ser detonante de patrones agresivos, abusivos o degradantes.

No obstante, en los últimos tiempos incrementó la participación de menores de edad en actos de violencia, crueldad y abuso sexual cometido hacia sus pares o personas en estado de indefensión.

Avesa “Hay  niños y adolescentes que dejan de salir a divertirse por quedarse viendo porno en el teléfono”
Foto: Manuel Díaz

Tal fue el caso de un adolescente de 13 años que agredió sexualmente a cuatro compañeros de clase, en un colegio del estado Aragua, en febrero. Al respecto Muñoz puntualizó que la violencia ejercida en el plano sexual no es inherente a la naturaleza de ningún niño, niña y adolescente.

“Todo eso lo están aprendiendo con lo que ven y está ocurriendo en el contexto del internet y las redes sociales”.

Impacto creciente

La Organización Mundial de la Salud considera que el consumo excesivo de pornografía tanto en jóvenes como en adultos tiene los siguientes efectos: 

Impacto en la salud mentalImpacto en el cerebroImpacto en la conducta
Depresión y ansiedadAlteraciones de la química cerebralConductas sexuales de riesgo o problemáticas
Aislamiento socialCambios estructurales en el cerebroAgresividad sexual
RetraimientoReducción en el volumen de áreas cerebralesCosificación de la mujer
Disminución de la productividadDesensibilización ante estímulos antinaturales Expectativas poco realistas de la sexualidad, el cuerpo o las relaciones de pareja

En el país tampoco hay cifras para calcular en números el impacto de la pornografía en los jóvenes. Sin embargo, un estudio de la ONG Save The Children reveló, en 2020, que 7 de cada 10 adolescentes acceden a la pornografía por primera vez a partir de los 12 años.

Los datos arrojaron que 93,9 %  consume este tipo de contenido gratuito a través del teléfono móvil. Y que 98,5 % del material se basa en la violencia y la desigualdad.

La investigación, que contó con la participación de 1753 adolescentes, entre 13 y 17 años de edad, también arrojó otros datos.

Sexualidad distorsionada 

54 % de los jóvenes consultados respondió que la pornografía le aportaba ideas para sus  experiencias sexuales, mientras que 47,4 % restante aseguró que creó alguna de las escenas en la intimidad.

En relación a este punto la organización alertó que algunas de estas prácticas no siempre son consensuadas. 12,2 % de los chicos que imitan escenas pornográficas hacen sin el consentimiento explícito de la pareja. 

Avesa “Hay  niños y adolescentes que dejan de salir a divertirse por quedarse viendo porno en el teléfono”
Foto: referencial

La adicción al contenido sexual explícito tiene su origen en el cerebro donde el consumo de porno produce cambios estructurales a largo plazo. Un artículo de la BBC reseña en palabras del psiquiatra Norman Doidge que las  escenas mostradas en el porno, como ocurre con las sustancias adictivas, desencadenan hiper estimulantes que producen una secreción antinatural de altos niveles de dopamina

La evidencia científica sugiere que este tipo de estímulos deteriora el sistema de recompensa de la dopamina y lo incapacita para responder ante fuentes de placer naturales. Eso explica porqué los consumidores asiduos a este tipo de material buscan contenido con temáticas cada vez más fuertes o agresivas.

Educar para proteger

En la legislación venezolana se penaliza la explotación de la industria o el comercio de la pornografía para su divulgación en general, pero no se castiga la tenencia de material pornográfico.

Tampoco hay un marco regulatorio para moderar el contenido que niños, niñas y adolescentes ven en internet. Este tipo de material está disponible en redes sociales, motores de búsqueda o páginas especializadas. 

Avesa “Hay  niños y adolescentes que dejan de salir a divertirse por quedarse viendo porno en el teléfono”
Fotografía: Tairy Gamboa

Por eso Muñoz destacó que la clave para contrarrestar los efectos del contenido para adultos en la población joven e infantil radica en la educación sexual temprana. A su juicio, los niños, niñas y adolescentes carentes de información son los más propensos a tomar la pornografía como único marco de referencia de la sexualidad. 

También ocurre en hogares donde algún miembro de la familia es consumidor asiduo de pornografía, lo que expone a los más jóvenes a este tipo de estímulos en detrimento de su salud sexual, emocional y afectiva.

“Explicar en detalle las funciones de los órganos sexuales, las relaciones afectivas y la sexualidad desde el preescolar hasta la universidad sienta la bases de una sexualidad sana. La información es la mejor manera de restarle poder  a la pornografía”, recalcó.

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