La capital del estado Falcón arriba a 498 años este 26 de julio. Un grupo de ciudadanos se propuso arborizar la ciudad de Coro para sus 500 años, contribuir a bajar los niveles de carbono y contrarrestar la tala.

Falcón. Las olas de calor en la semiárida Coro preocupan a sus ciudadanos por la ausencia de árboles en las principales zonas y avenidas. Profesionales y ciudadanos se propusieron arborizarla para transformar el microclima local.

María Miquilena y Francys Medina, ambas ingenieros agrónomos, lideran el proyecto 500 Árboles para Coro que lleva adelante la Fundación Amigos Cecilianos  (Fundac). Ambas coinciden en que no solo se debe hablar del calentamiento global, que es una realidad inocultable.

Se preguntan “por qué no comenzamos por cambiar los microclimas de nuestras ciudades y disminuir el impacto de las islas de calor”, y así contribuir a mermar todo lo que tiene que ver con el cambio climático.

Coro, denominada así por los indios caquetíos para denotar los vientos que caracterizan a la ciudad, arriba a 498 años este 26 de julio. En la localidad las ráfagas de viento alcanzan desde 17 hasta 20 kilómetros por hora, durante casi todos los meses al año. A excepción de octubre que desciende a 13 kilómetros por hora.

Dos centros de germinación reservan más de 300 plantas que esperan sean adoptadas para luego ser transplantadas en su lugar definitivo.  Foto Crónica.Uno

Respuesta ciudadana

El proyecto 500 Árboles para Coro establece un hito ambiental en la manera de reforestar una ciudad, donde en los últimos cuatro años se sostienen diatribas por denuncias de tala en diversos puntos. La voluntad ciudadana impuso.

En 2021 la tala de más de 20 samanes margariteños en el Paseo Indio Manaure de Coro generó protestas ambientales, mientras que las autoridades justificaron la acción por riesgos y afectaciones a la infraestructura debido a la remodelación.

En la plaza Indio Manaure se talaron más de 20 árboles de samán margariteño y las especies sustitutas ya se secaron, y están olvidadas dentro del mismo paseo. Foto Crónica.Uno

Posteriormente, en 2024, una nueva tala de árboles se llevó a cabo durante la modernización de la avenida Manaure, al remozar un tramo de 1,4 kilómetros. A pesar de este hecho se reportó la reforestación con 44 flamboyanes y 124 trinitarias para embellecer la avenida, según un video publicado en las redes sociales del alcalde del municipio Miranda, Henry Hernández.

Fundac plantó 115 árboles en dos años con la ayuda de personas que se responsabilizan, firman un acta de adopción y se comprometen a su cuidado durante un determinado tiempo. La fundación también hizo campañas de sensibilización y educación a través de charlas en escuelas y comunidades.

Con esta iniciativa verde la ciudad casi llega a medio milenio de historia con la naturaleza, sin dejar de lado el adobe y la arcilla que la caracteriza y que le valió ser el primer patrimonio mundial declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) el 9 de diciembre de 1993, y que representa un ejemplo de ciudad histórica con raíces coloniales españolas y holandesas.

De la historia colonial de las casas de barro queda poco y en deterioro cada día, según explicó en un conversatorio, al cual invitaron a Crónica Uno, José Delgado experto en la materia.

Entre las 115 especies sembradas está la la del baobab, de África. En la entidad se cuentan siete. Este es el individuo más jóven adoptado por una comunidad. | Foto Crónica.Uno

Sembrar árboles cambia el microclima

Para el 2030 las emisiones de gases de efecto invernadero deben reducirse a la mitad para limitar el calentamiento global a 1.5°C por encima de los niveles preindustriales. 

La siembra de árboles, explican María y Francys, nos ayudaría a reducir la sensación térmica de la ciudad, es decir, a cambiar el microclima o el clima de un área pequeña que difiere del entorno circundante debido a factores como la topografía, la vegetación, la exposición solar, y la presencia de estructuras.

María además de ingeniero agrónomo es profesora de Biología a nivel media y diversificada. Comenta que en 2005, luego de observar a un grupo de jóvenes que esperaban dentro de una zona arbórea para ingresar a clases, se le ocurrió sacar el termómetro ambiental y colocarlos sobre el pavimento.

“Me sorprendí (…) el termómetro marcaba 52°C cuando la temperatura promedio de Coro es de 34°C y la temperatura natural del cuerpo humano es de 37°C, por encima de eso se considera fiebre”.

Cuando realizó la misma operación en una zona con vegetación con Samán  y Acacia el descenso en 10°C de la temperatura era notoria y significativa para el cuerpo humano.

El microclima se compone de todo lo que lo rodea , incluyendo factores como la topografía , la vegetación , la exposición solar y la presencia de estructuras . Foto cortesía Fundac 

Y eso fue lo que experimentó Arelis Vargas cuando tuvo que caminar por la avenida Manaure de Coro, acción que cada vez le resulta más difícil por la falta de sombra de un árbol que le permita disminuir la sensación calórica que la agobia. La plaza Linares fue la mejor opción para tomar el tan anhelado respiro.

“Siento como el cuerpo se está enfriando. Tuve que caminar como 200 metros bajo el sol para poder llegar aquí a descansar y tomar fuerzas para agarrar transporte y me lleve a casa”.

Arelis reside en el sector La Velita, en la zona oeste de Coro, aunque su recorrido es relativamente corto, de aproximadamente dos kilómetros, transitarlo en transporte público puede llegar a durar 45 minutos.

Arelis busca el refugio de los árboles para soportar la ola de calor que azota la ciudad en horas picos. | Foto Crónica.Uno

Centros de germinación y refugios

Para Fundac es muy importante que las plantas a sembrar se  encuentren completamente sanas, es por ello que vigilan de cerca todos los procesos bajo la supervisión de los expertos, para hacer realidad el anhelo de regalarle a Santa Ana de Coro 500 árboles en sus 500 años.

Cuentan actualmente con dos centros de germinación y ocho refugios, que es el lugar a donde va la planta para que la cuiden hasta su siembra definitiva.

Además tienen un equipo multidisciplinario que les asesora a la hora de escoger semillas de las diferentes especies que previamente recolectaron, clasificaron y conservaron para posteriormente llevarlas a los germinadores. Allí son codificadas y clasificadas para continuar con el proceso de plantación.

La meta es sembrar el árbol 500 en diciembre de 2026. Pero esperan para ser trasplantada más de 300 unidades de árboles de las diversas especies como: araguaney, araguán, vera, samán, caro caro, no me olvides, uva de playa, Pseudobombax, diversidad de árboles frutales, caoba, barba de caballo, apamates, samán margariteño, rabo de ratón, caña fístula, entre otros.

Entre los árboles plantados se encuentran especies de baobab, árbol nativo de África, conocido por su gran tamaño y forma distintiva, a menudo descrito como en forma de botella o invertido. Su nombre científico es Adansonia digitata. Lo trajeron a Venezuela León y Catalina Croizat.

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