La cárcava de Los Alacranes es un gran foso que comenzó a repararse en 2022. Para entonces, debían reunibicar a 18 familias. Sin embargo, los trabajos se paralizaron y muchas personas aún corren peligro.
Ciudad Guayana. Una cárcava el sector Los Alacranes de San Félix sigue ganando terreno y pone en riesgo a decenas de familias. La Gobernación de Bolívar llegó a decir que la reparación de ese gran foso avanzó en al menos un 70 %, pero luego los trabajos se paralizaron.
Los arreglos comenzaron en junio de 2022. Meses antes, quedaban tres viviendas en el terreno que se derrumbó por las lluvias. Las familias pudieron desalojar antes de la tragedia.
Sin embargo, a los meses de iniciar la obra, se paralizaron los trabajos. No sólo se perdió el avance de la reparación, sino que se agravó el peligro de antes.
Milagros Villa, reside del sector, es una de las personas que está en riesgo por la socavación que crece y crece.
“Viene el Gobierno y la medio parapetea, medio la arreglan y la dejan así. Dicen que los insumos que mandan de arriba no alcanzan para esta situación y dejan el trabajo a medias y se van”, denunció.
La cárcava se aprovecha como guarida de los delincuentes, ya que el terreno no cuenta con iluminación. Villa relató que ante la gravedad de la cárcava, tuvo que cambiar la ubicación de la puerta de su vivienda, para evitar hurtos y robos.
Reubicación incumplida
Mientras sigue a la espera de que la Gobernación retome los trabajos, ninguna autoridad ha ofrecido reubicación de las viviendas en esa zona de riesgo.
En junio de 2022, la secretaria de Ambiente de la Gobernación de Bolívar, Marbelis Rodríguez, prometió reubicar a al menos 18 familias. Además, precisó que la inversión de la reparación de la cárcava estaba por el orden de los 3 millones de dólares, y que el proyecto duraría entre tres y cuatro meses.
Betty Arias, quien reside en la zona desde hace 43 años, recordó que es la cuarta vez que se abre la cárcava.
De hecho, en la gestión de la entonces alcaldesa Pastora Medina, alrededor de 20 casas tuvieron que desalojarse por el derrumbe del terreno. Tras las reparaciones de ese momento, se prohibió la construcción de nuevas viviendas en el lugar. Sin embargo, años más tarde fue invadido.
“Cuando llueve no duermo porque se escucha cuando se caen pedazos de la cárcava. No sé qué más van a esperar, ¿que se nos caigan las casas?”, expresó Arias.
Roger Morillo señaló que aunque en un primer momento les hablaron de reubicación, eso quedó sin materializarse.
“Pararon la reubicación porque para ellos era muy costoso. Entonces dijeron que iban a arreglar la cuestión, pero queremos que arreglen la cárcava de una vez por todas”, exigió.
Inversión no cuantificada
El último estudio oficial de la Alcaldía de Caroní data de 2013. Para entonces se hablaba de 64 cárcavas en Ciudad Guayana. El ingeniero Simón Yegres, de la organización Gente para Servir Caroní, señala que se estima que actualmente hay más de 70 cárcavas.
Recordó que en 2024 se reformó la ordenanza de Edificaciones y Construcciones en el municipio Caroní, la cual guarda relación con el tema. Sin embargo, no se consideró una solución.
“O sea, justamente la ordenanza que va a regular los terrenos, las exigencias, los estudios y las condiciones y variables en las cuales se va a desarrollar las construcciones de la ciudad, tenía que considerar ese elemento que lamentablemente es un elemento urbano acá entre nosotros”, señaló Yegres.
Explicó que ante las condiciones geológicas y de estabilidad de los terrenos, es necesario que se hagan estudios de mayor profundidad, para evitar que continúe el problema.
Yegres sostiene que parte de la solución es crear un organismo exclusivo para la atención de las cárcavas en Ciudad Guayana. Asimismo, la inversión de una cantidad de recursos que, admite, aún no se cuantifica en vista de la dimensión del problema.
Entre 2013 y 2014, el Consejo Legislativo del Estado Bolívar aprobó créditos adicionales para otras dos: Cañón del Diablo y La Victoria, ambas en San Félix. Solamente la primera tuvo una reparación en un 50 %. Sólo una fue reparada totalmente en 2014, la conocida como Churún Merú, en Puerto Ordaz.
La mayoría de las cárcavas se ubican en zonas cercanas a viviendas. Algunas ya se han derrumbado.
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