La familia de Josnars Baduel teme por su integridad física porque no han podido verlo desde el 26 de enero: Su hermana, Andreína Baduel, desconoce su estado de salud y aunque acudió a la Defensoría del Pueblo y el Ministerio Público no recibe respuesta.
Caracas. “Sigan haciendo videítos, sigan denunciando, que se va a poner peor”, le dice un funcionario con el rostro cubierto a Andreína Baduel, quien desde hace ocho semanas tiene prohibición de visita para ver a su hermano Josnars Baduel, quien paga una condena de 30 años en el Internado Judicial El Rodeo I, estado Miranda.
La respuesta desafiante le hace presumir que más que un castigo para su hermano es para ella, quien en compañía de familiares de otros presos por razones políticas y activistas se da a la tarea de denunciar los maltratos a los cuales someten a los privados de libertad en Venezuela.
Al denunciar la situación de Baduel, hijo del ex ministro de Defensa de Hugo Chávez, Raúl Isaias Baduel, en el Ministerio Público y la Defensoría del Pueblo le plasman el sello de “recibido” con promesas de respuestas en lapsos de 15 días.
“A la Defensoría fui el 11 de febrero y al Ministerio Público el 13. Después de un mes, seguimos sin recibir respuesta”,
sostiene Andreína, quien este lunes, 24 de marzo, cumple 57 días sin ver a su hermano.

Una condición que se agrava
Mientras tanto, uno de los mayores temores de la familia de Josnars Baduel, es que se agrave su estado de salud, a raíz de torturas que recibió cuando estuvo detenido en el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), en El Helicoide.
“Mi hermano necesita reconstrucción de ligamento, reconstrucción de uno de sus hombros, al igual que rodillas. Tiene hernias que le produjeron las golpizas”, describe Andreina Baduel.
Añade que entre las secuelas, está el dolor constante en los testículos, asegura que a causa de las torturas con electricidad, y una afección pulmonar crónica por las asfixias.

La familia Baduel recalca que dichas patologías se agravan por las condiciones de la celda en la que está Josnars.
“Está en una celda de 2×2, con cama. De cemento. Hacen sus necesidades en una letrina que está en ese mismo espacio. Su salud ha empeorado por esa insalubridad. Por eso siempre tiene infección de oído, diarreas, hongos en la piel o infección pulmonar”, dice.
Lo mínimo
En cuanto al agua, solo le suministran por dos minutos al día a Josnars, período de tiempo en el que debe bañarse con el uniforme puesto.
Artículos de uso personal y medicinas es lo único que Josnars Baduel tiene permitido recibir. A diferencia de otros presos de El Rodeo I, a quienes en su paquetería les aceptan alimentos, él solo puede comer lo que le dan en el centro de reclusión.
Desde su detención, los familiares de Baduel calculan que el hombre, de 36 años de edad, ha bajado cerca de 15 kilogramos de peso.
Presión internacional
La familia Baduel llevó el caso de Josnars, privado de libertad desde el 4 de mayo de 2020, a distintas instancias internacionales para ejercer presión y tener fe de su vida.
Por el aislamiento al que es sometido, temen por su vida. “No sabemos si ha sido torturado, si necesita atención médica, o si sigue con vida”,
dice su hermana.
La Misión de Determinación de Hechos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para Venezuela informó ante el Consejo de Derechos Humanos de Ginebra, el pasado 18 de marzo, que el gobierno de Nicolás Maduro ejecuta una dura represión contra personas percibidas como opositoras políticas o que expresen disidencia o critica a las autoridades.
La Misión de la ONU denunció que este tipo de acciones son considerados como crímenes de lesa humanidad.