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Foto: María Arellano

La tradición de las carruchas en Mérida es una de las más icónicas en la entidad. Desde el comienzo de las misas de aguinaldo los merideños trancan las avenidas principales de la ciudad para divertirse con sus trineos hechos de madera.

Mérida. Las carreras de carretas o carruchas de Mérida, es un evento que combina ingenio, comunidad y diversión. Desde hace varios años han sido más que simples vehículos de madera; representan la creatividad y entretenimiento para el merideño.

En esta temporada decembrina, las calles de Mérida se llenan de emoción mientras niños y adultos se preparan para montarse en una de las carruchas más grandes, la de la familia Sánchez, la naranja mecánica.

Los merideños dedican semanas a la construcción y decoración de sus carruchas, cada una con diseños únicos que reflejan la imaginación de sus creadores, tal como desde 1985 sucede con la naranja mecánica.

“Mi familia y vecinos cada año nos reunimos para agregarle un vagón más a la naranja mecánica, lo que comenzó como un tiempo de esparcimiento y diversión se convirtió en una tradición heredada de generación en generación de mi familia”, comentó Javier Sánchez miembro de la carrucha naranja mecánica.

La Avenida Las Américas y Universidad proporcionan el escenario perfecto para el disfrute de esta actividad. Además, es una oportunidad para que los participantes demuestren su destreza y creatividad, utilizando materiales reciclados y técnicas ingeniosas con madera, rolineras, luces y cuerdas para deslizarse.

Innovación y creatividad

Desde el comienzo de las misas de aguinaldo, cada 15 de diciembre las carruchas en Mérida traen consigo una ola de innovación y creatividad. 

Los participantes, desde niños hasta adultos, se esmeran en diseñar y construir carruchas que no solo sean funcionales, sino también artísticas. La madera, las ruedas y otros materiales reciclados se transforman en verdaderas obras de arte sobre ruedas. 

Tal es el caso de la naranja mecánica, Javier Sánchez contó sobre esta tradición navideña en su familia que ha evolucionado a lo largo de los años. 

“Pasó de ser una carrucha de madera y rolineras, a tener un motor, un volante y mejores ruedas, esto ha sido un esfuerzo familiar junto a nuestros amigos y vecinos más allegados, en nuestra carrucha caben alrededor de unas 180 personas en 12 vagones”, explicó.

Ludwika Sánchez, sobrina de Javier y también miembro de la naranja mecánica, destacó que desde pequeña ella ha construido carruchas con su familia y cada diciembre no puede faltar a las noches “carrucheras” de la Avenida las Américas. 

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La Naranja Mecánica evolucionó de una carrucha de madera a tener un motor y volante. Foto: María Arellano

“Aunque una vez casi me caigo y me raspo la rodilla estando pequeña no dejé de montar y construir mi propia carreta con madera y rolineras, cuando crecí me hice miembro de la naranja mecánica y ahora llevo las redes sociales de esta actividad familiar que se ha vuelto viral”, contó.

Tradición merideña

Carlos Sánchez, piloto de la naranja mecánica, explicó que en cada vagón tienen un freno para controlar mejor la velocidad de la carrucha. 

“En cada vagón caben hasta 10 personas, y bajamos a una velocidad máxima de 70 kilómetros por hora, recorriendo en dos minutos el trayecto desde el Centro Comercial Canta Claro hasta el Mercado Principal, cada año sumamos más vagones”, dijo. 

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Rubén Zambrano, ciudadano merideño, destacó que las carruchas son un símbolo de tradición merideña decembrina, pero que también representan un gran riesgo para quienes se montan allí. 

“Considero que si es una actividad de disfrute familiar, pero no es segura, en muchos casos esas carruchas hechas a mano suelen tener fallos, se desprende una rolinera, el piloto pierde el control y choca. He visto varias personas raspadas por caerse a una velocidad considerable de la carrucha”, expresó. 

Manifestó que también pueden correr riesgo de partirse un hueso por las altas velocidades que toman estos vehículos hechos a mano con materiales reciclables. 

“La tradición es bonita, invitó a las personas a disfrutar siempre y cuando sean precavidas, así podemos evitar accidentes que a la larga representan una suspensión completa de esta actividad”, dijo.

Javier Sánchez manifestó que la naranja mecánica funciona todos los años en Mérida, se renueva y se reinventa para el disfrute de todas las personas desde los más pequeños hasta los más grandes.

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