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Miriam Bravo hizo su primer curso de costura a los 12 años y desde entonces no ha parado su formación en distintos ámbitos como peluquería, cocina o fabricación de productos de limpieza. Es famosa en San Isidro, Petare, por la confección de toallas sanitarias ecológicas con la que ayuda a otras mujeres. Es un ejemplo de venezolana luchadora en el Día Internacional de la Mujer, que se conmemora este 8 de marzo.

Caracas. Miriam Bravo no tiene lujos pero eso no le borra la sonrisa. A los cuatro años de edad quedó huérfana de madre y su abuela la botó de la casa cuando era adolescente. Es viuda desde hace cuatro años, padece trombocitopenia, estuvo casi dos años en tratamiento por depresión y aún así ríe. Siempre sonríe. 

Su hogar es una casita de tablitas azules con techo de zinc, en el sector San Isidro de Petare, al borde de la carretera vieja Petare-Guarenas, en el municipio Sucre del estado Miranda. Tiene tres compartimientos: el cuarto, la cocina y el baño, separados por cortinas de tela impermeable color azul eléctrico que, como buena costurera que es, hizo para adornar. 

En la sala, donde hay una tabla convertida en mesa, no faltan las imágenes religiosas y las fotos familiares. En otra mesa está un televisor que compró, hace mucho tiempo, con un crédito que se ganó con uno de los tantos cursos que ha hecho desde su adolescencia. 

A las 7:00 a. m. deja su casa atrás y camina por todo el borde de la carretera durante más de 15 minutos, hasta llegar a su taller en el sector El Derrumbe de San Isidro. Previo dejó el desayuno listo para sus muchachos, hizo café y puso a calentar el agua para bañarse. Es su rutina de lunes a viernes y en algunas ocasiones de lunes a lunes, cuando tiene mucho trabajo.

Aunque ha pasado momentos duros no se rinde. Miriam, de 43 años, es el reflejo de muchas mujeres venezolanas, que diariamente luchan por lograr sus sueños y trabajan duro en un país que desde 2015 se encuentra en emergencia humanitaria compleja y tiene la inflación más alta del mundo con 340,5 % entre febrero de 2021 y febrero de 2022, según el Banco Central de Venezuela (BCV).

Este martes 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue proclamado desde 1977 luego de que los movimientos de las mujeres reclamaran el derecho al voto, mejores condiciones de trabajo y la igualdad entre ambos sexos.

Miriam es una gran costurera que de tan solo ver a un cliente ya sabe qué talla es. Con su trabajo ayuda a otras mujeres. Desde 2017 cose pañales ecológicos y un año después ideó toallas sanitarias ecológicas ante la escasez de estos productos. La Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (Avesa) hizo una investigación en el municipio Sucre, durante el año 2020, que demostró que nueve de cada 10 mujeres son pobres menstruales, es decir no tienen acceso a productos de higiene y salud. El Estado venezolano no brinda indicadores oficiales acerca de este tema.

Miriam Bravo
Además de las toallas sanitarias ecológicas cose pijamas, trajes de baño y ropa para dama. Foto: Luis Morillo

Apoyó a muchas madres y mujeres en su comunidad que no conseguían toallas sanitarias ni pañales. Actualmente cose sus productos ecológicos para colaborar con el Proyecto Nodriza, una organización no gubernamental que apoya a embarazadas, a madres en proceso de lactancia y a sus hijos, quienes donan estos bienes. También beneficia a otras vecinas que no tienen suficiente dinero para comprar toallas sanitas desechables, que cuestan desde un dólar, según la tasa del BCV.

Recuerdo cada lágrima que he llorado en mi vida, me siento una gran mujer. Muchas mujeres se ven en mi espejo, hasta mis hijas, y dicen: Wow, mi mamá es muy fuerte y luchadora.

Según la Encuesta Condiciones de Vida 2021 (Encovi), el ingreso de los hombres es 17,7 %  mayor al de las mujeres, que en promedio trabajan 33 horas semanalmente. La investigación destacó la desigualdad de las mujeres en las tareas del hogar, en el cuido a niños y a personas de la tercera edad, que las hace menos competitivas.

Miriam también ha formado a otras mujeres, dictó distintos talleres en sectores de Petare con el apoyo de otras organizaciones de labor social.

No ha sido una experiencia que solo he vivido yo, también la están viviendo otras mujeres que yo desconozco. Unas tías que viven en La Dolorita siempre me piden que vaya a dar talleres de pijamas para bebés. Una vecina me pide que le dé retazos y yo le digo que la enseño a hacerlos, pero ella prefiere que lo haga yo, contó entre risas. 

Sus toallas sanitarias ecológicas todavía son famosas entre sus vecinas y conocidas, a quienes les regala un paquete, en su estuche, en cualquier ocasión. 

Se siente muy satisfactorio ayudar a mujeres. En un centro comercial vi a una muchacha con unas toallas sanitarias ecológicas y ella me dijo que las compró para ayudar a recaudar fondos a un centro de nodrizas. Le dije: ¿Sabes quién inventó eso y lo confeccionó? Yo misma. La señora sabía mi nombre, me dijo que le habían hablado muy bien de mí.

El Estado no brinda condiciones a las mujeres

Miriam Bravo es madre de siete hijos. Vive con los tres menores: Adriana, de 12 años, Cristopher de 10 y Ramsés de cuatro. El más pequeño iba a llamarse Archie, como el hijo del príncipe inglés Harry, pero a último momento le cambiaron el nombre en el hospital. Es otra anécdota que cuenta entre risas.

A mí me enseñaron todos los días que hay que salir con una sonrisa en la calle porque vas a tener de todo, recordó a su profesor de cuarto grado en la escuela. Y agregó Todos me dicen: A Miriam se le podrá estar quemando la casa y ella sigue fuerte, sabe que pa’lante es pa’ allá.

Cursó hasta cuarto año de bachillerato, aunque era excelente estudiante. Admite que no llegó más lejos porque le faltó apoyo. Sin embargo, no se detuvo y ha participado en cursos de cocina, de productos de limpieza e higiene y, por supuesto, de costura.

Tenía 12 años cuando asistió al primer taller de corte y costura, acompañada por una de sus tías porque era menor de edad. Esta es la edad actual de su hija menor, Adriana, quien ya es una experta en la confección del vestuario de sus muñecas. Desde los cinco años cose a mano ropita para sus Barbies y la técnica la ha perfeccionado con la ayuda de su madre, quien usa su máquina para hacerle vestidos de gala. 

Miriam Bravo
Adriana viste a la moda a sus muñecas, confecciona trajes para ellas desde los cinco años Foto: Luis Morillo

Adriana no es la única de sus hijas atraída por la costura, su segunda hija trabaja diariamente con ella en el taller y poco a poco ha aprendido a manejar los distintos tipos de máquinas que tiene. Ya saca patrones también.

Y aunque Miriam trabaja duro no ha podido mejorar del todo sus condiciones de vida, semanalmente gana entre 30 y 40 dólares. Según la Encovi 2021 en un hogar en pobreza extrema el ingreso mensual es de 36 dólares y aunque Miriam obtiene más de este monto para mantener a sus hijos no ha podido tener una mejor calidad de vida. 

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