Vecinos de Maracay y la ONG Sembramos Todos buscan rescatar el título de “Ciudad Jardín” con la siembra y adopción de árboles. La organización descarta reforestar el Parque Henri Pittier hasta que existan medidas efectivas contra los incendios forestales. Pese al abandono oficial y al vandalismo, iniciativas ciudadanas mantienen viva la esperanza de reverdecer la capital aragüeña.
Maracay. El título de “Ciudad Jardín” que alguna vez distinguió a Maracay se ha apagado con el paso de los años. Sin embargo, la organización Sembramos Todos y un grupo de vecinos decididos se han propuesto devolverle vida a la urbe con la siembra y el cuidado de árboles en distintos sectores, en un esfuerzo por rescatar la esencia verde que marcó la identidad de la capital aragüeña.
“Semillas para la Ciudad Jardín” y “Adopta un arbolito” son los dos proyectos que lidera este movimiento ecológico desde hace más de un año.
El primero promueve la plantación de araguaneyes, taparas, tamarindos y camorucos, mientras que la segunda iniciativa busca que los vecinos se encarguen de cuidar estos árboles durante su crecimiento.
“Lo ideal es que los cuiden en un tiempo no menor a tres años, para que el árbol se consolide”, explica Enrique García, director de Sembramos Todos.
La calle Junín, la avenida Las Delicias y los sectores Andrés Bello y San Jacinto son algunas de las zonas donde ya se encuentran ejemplares sembrados y adoptados por la sociedad civil.
García tiene bajo su cuidado 198 árboles ubicados al norte de Maracay, aunque cuenta con voluntarios que lo apoyan en el riego semanal.
“Sabemos que hay personas de la comunidad que se encargan de regar en verano y de supervisar en invierno el estado de los árboles”, precisa el director de Sembramos Todos.

Respuesta ciudadana
Ambos proyectos surgieron como respuesta a los intentos fallidos de la organización por reforestar el Parque Nacional Henri Pittier, principal pulmón vegetal de Maracay.
Según Sembramos Todos, resulta inviable sembrar árboles en las actuales condiciones, ya que los incendios forestales destruyen los avances logrados en años anteriores.
“No tiene sentido plantar 3000 árboles en el Henri Pittier si año siguiente perdemos 2500 por los incendios. Hasta que no haya una política coherente y efectiva de prevención de incendios forestales no vamos a plantar árboles en el Parque Nacional”.
destaca Enrique García.
Son muchas las personas que se han sumado a esta labor sin esperar nada a cambio. El proceso les enseñó a varios de los participantes la importancia de proteger la biodiversidad, un concepto que antes les era ajeno
“Mi experiencia comenzó este año y ha sido algo enriquecedor. Aún hay mucha gente que no comprende la importancia de cuidar nuestro ambiente. Gracias a estas iniciativas hay personas que se educan”, recalca Kevin Camacaro, voluntario de la ONG.
Este joven de 30 años no tiene adoptado un árbol, pero colabora con el riego de los ejemplares sembrados en la calle Junín y en la avenida General Páez durante la temporada de sequía.

Abandonados por la alcaldía
Con 36 araguaneyes bajo su protección, Daniela Bustamante se ha convertido en una defensora silenciosa del paisaje urbano. Maracayera de corazón, recorre cada semana el norte del municipio con ocho litros de agua, decidida a mantener con vida lo que otros dejaron atrás.
La alcaldía de Girardot sembró estos árboles. Tras apenas un mes de seguimiento, Daniela decidió asumir el cuidado de estas especies ante el abandono municipal.
“Es gratificante tener un palito seco y que en pleno verano empiece a florecer. La razón de mi labor es que Maracay sea un lugar bonito para todos».dice Daniela.
Por ahora no planea adoptar árboles en otros sectores, pues aún queda por arborizar la zona donde están sus 36 araguaneyes.
“Esa parte de Las Delicias está muy deteriorada, no tiene casi árboles grandes y se está perdiendo su esencia”.
La Catedral Nuestra Señora de la Asunción, en San Jacinto, también se unió a esta labor de arborizar a Maracay. Con el apoyo de vecinos, plantaron cinco apamates de dos metros en los alrededores de la iglesia.
Se espera que en los próximos meses se siembren al menos 200 araguaneyes en los alrededores de la catedral.

Vandalismo
A pesar que estos proyectos buscan arborizar al municipio Girardot para el bienestar y confort de los maracayeros, Sembramos Todos denuncia que han ocurrido actos vandálicos en algunas zonas con árboles sembrados y adoptados.
La colocación de afiches publicitarios sin autorización, el hurto de especies vegetales y la aparición de grafitis en troncos de árboles plantados por la comunidad son algunas de las irregularidades señaladas por el grupo ambientalista.
Más de 500 árboles están bajo el cuidado de Sembramos Todos y de los voluntarios que participan en los proyectos “Semillas para la Ciudad Jardín” y “Adopta un arbolito”. Sin embargo, los actos vandálicos han afectado cerca del 10% de estos ejemplares, lo que pone en riesgo el esfuerzo comunitario por reverdecer la ciudad.
Maracay defendió por décadas su título como la “Ciudad Jardín de Venezuela”, que no solo respondía a su amplia vegetación urbana, sino también a la influencia del Parque Nacional Henri Pittier, uno de los ecosistemas más diversos del país.
La pérdida de esa esencia verde no es solo estética: simboliza el deterioro ambiental y urbano de una ciudad que, pese a todo, busca renacer desde la acción ciudadana.
El esfuerzo de Sembramos Todos, de Daniela y de tantos voluntarios anónimos cierra con una paradoja: mientras algunos destruyen, otros siembran. En ese contraste se juega el destino de la Ciudad Jardín. Si logra florecer de nuevo, no será solo por la naturaleza, sino por la voluntad de quienes se niegan a dejar morir sus raíces.
Lea también:
Vecinos cuestionan métodos de poda que mutilaron árboles centenarios en Valencia