Los trabajadores han hecho propuestas al gobierno para que les salden la deuda, pero no se las han aceptado. Acuden al recinto universitario solo para cumplir horario y firmar la asistencia.
Maracay. Los obreros de la Universidad Central de Venezuela, campus Maracay, están de brazos caídos. Indican que la administración de Nicolás Maduro no les ha cancelado lo correspondiente a los uniformes desde hace siete años, deuda que esperaban que se saldara el año pasado.
Más de 800 trabajadores jubilados y activos de la UCV propusieron que les cancelaran 300 dólares por año del pago de los uniformes, pero el gobierno lo rechazó. La deuda tampoco se pagó por “nóminas adulteradas”.
“No se pagó supuestamente en diciembre porque hubo universidades que mandaron la data adulterada. Dieron plazo hasta el 31 de enero para que se pasen las datas certificadas sin personas fallecidas”, aseveró Rogelio Castro, secretario general del Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad Central de Venezuela (Sutraucv).
La falta de soluciones por parte de las autoridades gubernamentales ha generado que el sector se mantenga en asamblea permanente. Los obreros acuden al campus Maracay solo para cumplir horario y firmar la asistencia.
Castro indica que el gobierno debe fijar un cronograma de pago para los años restantes y establecer una fecha para la entrega del uniforme de este 2025. Si se llega a marzo también se consideraría como deuda.
“Nos mantendremos en la lucha hasta ver el pago efectivo en nuestras cuentas nóminas”, enfatiza.
El personal obrero lleva cerca de cinco años sin recibir las retenciones sindicales y los aportes de las cajas de ahorro. El dinero se encuentra en el Banco de Venezuela.

Salario irrisorio
Otra de las solicitudes de los obreros del campus Maracay es el aumento del salario. Para José Gregorio Aular, obrero de la universidad desde hace 27 años, su ingreso quincenal solo le alcanza para darle pasaje a una de sus cuatro hijas.
“Mi primera quincena es de Bs. 235 y a finales de mes es de Bs. 350. Eso realmente me sirve para el pasaje de mi hija y cobrar algunos misceláneos para la casa”, expresa Aular, quien es supervisor de servicio grado siete.
Julio César Hurtado trabaja en el recinto universitario desde hace 20 años. Su salario es de apenas Bs. 270, lo que le sirve para comprar un kilo de queso y harina de maíz precocida.
“No me alcanza para cubrir casi nada. Hago maromas en la calle, porque si me pongo a esperar por el salario de la UCV no se podría vivir”, dice.
El personal obrero de la UCV Maracay recibe el llamado bono de guerra económica que otorga el gobierno a los trabajadores públicos. Sin embargo, este ingreso no es acumulativo para las vacaciones, aguinaldos y prestaciones sociales. El monto de este bono mensual se aproxima a los $90 al cambio oficial del Banco Central de Venezuela (BCV).

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